Virginia Goodman se enfrenta en 'Contratiempo' al último caso de su carrera como preparadora de testigos, la mejor que te puedes encontrar en una sala de juicio. Pero con Adrián Doria no lo tendrá nada fácil, un empresario de altas miras que a pesar de estar con el agua al cuello no aparca su egocentrismo ni a tiros, y pretende pagar su libertad a golpe de talonario, contratando a los mejores y comprando a todo aquel que se cruce en su camino.
Mario Casas y Ana Wagener se ponen al frente de la interpretación del último largometraje de Oriol Paulo, el director de 'El cuerpo', con unos personajes acostumbrados a sobrevivir mintiendo y poniendo en solfa lo que el otro dice. ¿Qué estarían dispuestos a hacer los actores para librarse de la cárcel? ¿Cuál es ese malo de película por el que matarían para ponerse en su piel? Los protagonistas de 'Contratiempo' responden a estas y otras preguntas.
"Los personajes están a la contra", explica Mario Casas sobre un tándem de protagonistas que hace las veces de piedra en el camino a la par que intentan buscar juntos una estrategia para salvar a Doria de la cárcel. "Por eso nos ha costado mucho trabajo de campo, porque son personajes que al final quieren librarse uno de una cosa y otro de otra". A ello se le añade la complicación de unos giros de guión que buscan desmontar continuamente la historia. "Esta película crea espectadores activos", añade Wagener.
Sumergida en la realidad
De chanchullos judiciales, personas poderosas con poca ética y mentiras se nutre 'Contratiempo', imagen que no hace falta que nos vayamos muy lejos para encontrar. La realidad muchas veces supera a la ficción y en esta película Oriol Paulo también ha mostrado "la parte corrupta que da el poder y el dinero", tal y como detalla Ana Wagener: "«Virginias» Goodman y «Adrianes» Dorias existen en nuestra sociedad y delante de nuestras narices".