En una carrera de premios española dominada por películas como 'As bestas', 'Alcarràs' o 'Cinco lobitos', otra joya del panorama nacional como es 'Mantícora' encuentra su pertinente recompensa en forma de cuatro nominaciones a los premios Goya: Mejor dirección, mejor guion, mejor actor y mejor actriz revelación. La maestría de Carlos Vermut a la hora de escribir y dirigir es de sobra conocida por todos, por lo que quizá resuenan más las gélidas y formidables interpretaciones de Nacho Sánchez ('Diecisiete') y Zoe Stein, que debuta en cine. Ambos han querido charlar acerca de la forma de trabajar de Vermut, el impacto de la industria de los videojuegos en la sociedad actual y lo peliagudo del tema que atañe a la película en una entrevista con eCartelera.
eCartelera: Habéis tenido un recorrido festivalero bastante movidito. Estuvisteis por Toronto, Londres, Sitges... ¿Cómo habéis vivido este proceso y cómo os sentís ahora que llega por fin a los cines de España?
Nacho Sánchez: Yo tengo un montón de ganas de que se estrene, de poder compartirlo. Yo estoy más acostumbrado al teatro y ahí, cada vez que sales a hacer una pieza, hay una relación con el público, ya sea durante la propia pieza o después. Sabes en qué tecla está tocando cada proyecto. Y, sobre todo, puedes hablarlo, por lo que creo que la comunicación con el espectador es también una de las cosas más bonitas de todo esto. En cine siento que es distinto todo esto. Por eso tengo ganas de que se estrene, porque quiero hablar con la gente de la película, porque da para pensar y para romper algún prejuicio (o afianzarlos más).
Zoe Stein: Ha sido un proceso muy bonito. Para mí era muy especial ver que la película llega a la gente, con las críticas tan positivas que ha recibido. Yo ya sabía que estaría contenta y feliz con el proyecto, pero es muy bonito ver que a la gente también le está gustando. Presentar 'Mantícora' en Londres fue muy bonito porque había vivido allí, y Sitges fue muy familiar. Aún siento que falta algo en el sentido de que no se ha estrenado en España. Mi familia y amigos no la han visto aún y yo ya la he visto cinco veces (ríe).
eC: Viendo el resto de la filmografía de Carlos Vermut, se intuye por detrás una dirección de actores y actrices muy específica. ¿Cómo es trabajar con él?
NS: Carlos es súper milimétrico, va al detalle. Es una combinación difícil la que quiere Carlos, porque siempre quiere mucha naturalidad, que nada suene a texto escrito, que no se vea ninguna costura del diálogo, pero a la vez es hiper preciso en los movimientos, en las posiciones, en la propia ropa. Tiene una imagen muy clara de la película en su cabeza, y es la que quiere ver cuando la está rodando. Adaptarte a eso hay días que te cuesta más, días que sí entras mejor, pero bueno, es un aprendizaje la verdad. Trabajas con gente diferente a ti, tú no estás en su cabeza metido y tienes que hacer un esfuerzo por ponerte ahí. Es verdad que Carlos, al ser tan preciso, quizá es más complicado pero luego ves el resultado y parece que está hecho sin ningún esfuerzo, de manera muy sencilla, y conseguir eso tiene mucho mérito. Conseguir naturalidad es complicado aunque ya estamos muy acostumbrados a verlo, pero conseguirla así, tan estética y precisa, como enmarcada en un envoltorio que no es el de la propia naturalidad, genera un contraste que es muy bonito. Es una virtud que tiene Carlos, y eso no es tan fácil de hacer.
ZS: Obviamente, también tienes que dejarte fluir. Busca cosas muy específicas, parece que todo es natural, pero el guion es complicado. Como actor no es sencillo, se dicen muchas cosas que no están escritas, que se dicen por debajo. Las pausas están muy marcadas, como cuándo tienes que respirar para que quede bien. El trabajo de interpretación me parecía brillante y es algo que se agradece un montón. Yo llevo haciendo teatro desde pequeña, entonces, si tienes una gozada así con un guion, mola mucho. Parece que los silencios y las cosas que no se dicen no es nada, y es mucho. Lo es todo. Yo, por ejemplo, soy mucho de hacer sin pensar, y Carlos me decía; "Sí, tú no hagas nada, estate ahí" (ríe).
eC: Nacho, Julián es un personaje hipercomplejo. Creo que la película se apiada de él a pesar de lo monstruoso que es y, sobre todo, me encanta cómo lo habéis trabajado con los silencios, las miradas y los gestos. Imagino que no fue fácil acercarte a un personaje así.
NS: Julián es el personaje con el que más tiempo estoy en pantalla de todos los que he hecho, y seguramente de los que menos hable (ríe). Eso me gustaba mucho. A mí me encanta trabajar el silencio y como se escucha. A Julián le trabajé mucho desde ahí, el cómo escucha, qué deja ver y qué no. Había muchísimas secuencias que eran en silencio, que no tenían diálogos, pero las trabajaba igualmente. Me parece súper interesante. A veces hay que contar las cosas con menos palabra. Tenemos mucha palabra alrededor y todo lo que podamos contar sin palabras cobra una dimensión un poquito más grande, porque deja más cosas abiertas, hace que tu cabeza funcione más, que te preguntes muchas más cosas. Creo que el silencio te deja más activo. Es un personaje (y una película) que me gusta mucho por eso.
eC: Zoe, en tu caso, Diana ha sido uno de tus primeros personajes coprotagonistas. ¿Cómo has enfocado un personaje con tanto peso?
ZS: Es el primer proyecto donde soy un personaje principal en una película. Sí que había hecho personajes algo fuertes, con peso en la trama, en televisión, pero obviamente esto era un reto. Era cine por primera vez, y encima trabajar con Carlos Vermut. Era una sensación fuerte. Tiene una manera de dirigir muy particular, y creo que es muy buen director de actores. Eso hace que no sea tan heavy. Me parece que es más fácil tener un personaje y sentirte sola o mal acompañada (como actriz), porque sabes que todo el peso lo tienes tú, a que la historia esté bien planteada porque tiene un buen guion. Y encima tienes un director que ha escrito el guion y que conoce muy bien la historia de cada personaje. Encima si te comunicas muy bien con él pues ya fluyes del todo.
eC: Hay una sensacional secuencia en un bar hablando de videojuegos sobre la impunidad total. Hay una falta de consecuencias que no encuentras en la vida real. ¿Cómo veis esta línea tan difusa entre realidad y ficción?
NS: Consumir ficción es algo muy personal y privado. Videojuegos, cine, teatro. Son experiencias que, pese a ser colectivas, son puramente individuales porque están pasando dentro de ti y eso es algo que nadie puede reglar. ¿Dónde están los límites de eso? Es muy complicado. Mucho de eso tiene que ver con la fantasía, con que se despiertan coas dentro de ti. La ficción es una parcela donde tú proyectas cosas tuyas que necesitas proyectar, pueden ser fantasías como en este caso la de Julián, que es terrorífica y sabe que nunca la podrá llevar a cabo. Me parece muy interesante el debate que se crea cuando hay un sitio que ya no es tanto dentro de tu cabeza, sino que es un sitio intermedio entre la realidad o algo tangible y tu cabeza, como es la realidad virtual. Todavía no sabemos hacia dónde irá todo este tema, pero me parece bien que las fantasías se puedan desarrollar mientras sea en un sitio donde no molestes a nadie. Lo videojuegos han movido un poco la línea del cine o el teatro haciéndolo más tangible, y me parece interesante el límite.
ZS: Yo soy muy poco fan de los videojuegos y siempre he tenido mucho dilema moral viendo, por ejemplo, el 'Call of duty'. Me parece horroroso. La violencia gratuita a mí me cuesta, y me cuesta entender por qué la gente busca eso. Habría que cuestionarse por qué hay tantos niños que juegan a matar. Aquí entran cosas de educación y cultura, es un debate más profundo. Me parece problemático que muestre unos valores que no me guste cómo los trate. No es tanto qué tema trates sino cómo lo trates. Muchas veces hay una hipersexualización de las mujeres, por ejemplo. La gente se lo traga todo y luego creas un tipo de sociedad con los productos que vemos y la cultura que se representa. Si miramos solo cosas que representan a un tipo de personas, es un mal síntoma.
eC: 'Mantícora' trata un tema tabú en la sociedad que no vamos a desvelar aquí. ¿Os sentisteis raros al grabar una película sobre esto?
ZS: Es un tema muy difícil de tratar, y creo que 'Mantícora' lo hace desde el respeto. No tiene nada de cruel, tiene algo muy sensible. Hay temas como el dolor, la soledad y el amor. Se habla de la humanidad dentro de la monstruosidad. Si aceptamos esa monstruosidad... es lo que hay. Por ejemplo, Gaspar Noé lleva a límite todo esto, como 'Irreversible'. Me parece una pasada como realizador. Que yo luego esté de acuerdo o no con ciertas cosas que ha llevado a cabo, eso es otro tema.
eC: El mapa mental de ambos personajes está super bien definido en la relación. ¿Cómo habéis trabajado esta historia de amor tan retorcida?
ZS: Nacho estaba muy conectado con el personaje, se lo había preparado y tenía muy claro a qué iba. Fue como conectar algún tipo de energía. Puedes no tener conexión con un actor o actriz, pero a veces te entiendes trabajando, y yo creo que fluimos. Delante de cámara nos entendíamos muy bien. En cuanto a la temática, durante el rodaje, a Vermut también le interesaba mucho no ir pensando todo el rato en todo. Rodar lo siguiente y dejar lo demás atrás. Sí que había momentos de hablarlo y de decir "estamos haciendo una película obre esto", pero muchas veces es mejor olvidarte y rodar. Tratarlo sin juzgar. Estás haciendo un personaje y en ese momento tienes que trabajarlo sin juzgar. Diana tiene su parte retorcida también. Y a ti como espectador te choca el comprender el dolor de alguien tan retorcido, que nos produce rechazo en la sociedad. Pero esto es el cine también, que haya historias que provoquen.
eC: La película muestra también esa cara de la cancelación o de condenar esos deseos, a pesar de desarrollarlos en una realidad virtual. ¿Crees que este tema tan peliagudo irá cambiando con el tiempo?
NS: La realidad virtual ya no es el videojuego que estás tú solo en tu casa con la tele, empiezas a interaccionar con otra gente. Nuestro cuerpo ya tiene más extensiones, y ya nuestra identidad no es solo nuestro cuerpo. ¿Hasta qué punto un móvil ya no es nuestro cuerpo? ¿Hasta qué punto esa parte ya no somos nosotros? Parece que la realidad virtual es todo digital y tiene total impunidad, pero es como si la realidad se estuviese vertiendo ahí también. Hay muchas partes de la realidad que se está depositando solo en lo virtual. Hay que entenderlo como algo mas abierto: esa realidad virtual ya forma parte de la realidad física. Y por eso creo que hay que reglarla, no quizá de la misma manera pero al menos poner atención ahí. Todo este mundo del Metaverso me parece muy interesante, pero en vez de apostar por algo verdaderamente innovador que pueda tener beneficios en la vida física, entras y lo primero que ves es que te puedes comprar zapatillas, tener todas las marcas, comprar arte digital... El mismo modelo económico es lo primero que entra ahí. Ahora mismo solo es comercio, y me da un poco de pena. Vamos a conquistar el espacio para seguir poniendo centros comerciales.