Entrevistar a Nacho Vigalondo es una experiencia curiosamente parecida a ver una de sus películas: siempre acaba dándote algo que no le has pedido y no sabías que necesitabas.
El director de 'Los cronocrímenes' quizá no es el cineasta más prolífico de nuestro país, pero sí es el cinéfilo con las reflexiones más interesantes. Por eso es tan buena noticia que ahora lo tengamos en la televisión por partida doble: presentando un late show diario en Canal Orange, 'Los Felices Veinte', y con la segunda temporada de 'Vigalondo Midnight Madness'.
El segundo programa es un ciclo de cine que el cántabro presenta pero en el que esta vez no ha tenido control alguno: sus invitados, gente de la talla de Damon Lindelof, Mark Millar o Isa Calderón y Lucía Lijtmaer (presentadoras del mejor podcast español del momento, Deforme Semanal), son los que eligen las películas y aprovechan para mantener conversaciones cinéfilas con él en este programa que se estrena en TCM el 4 de diciembre. Una excusa como cualquier otra para entrevistarle.
Siempre me ha dado la sensación de que eres, además de director de cine, un showman. Y ahora coincide que presentas dos programas.
Y la otra cosa que he hecho este año es mi papel en 'Veneno' de los Javis. Mi identidad como director de cine está un poco diluida.
Entonces, ¿has abrazado esa faceta de showman?
¿Si la he abrazado? ¿Qué puede significar eso? Yo me resistí mucho a la propuesta de Orange TV, ¿eh? Ellos lo saben. Porque no soy una persona que necesariamente tenga una relación cordial con su propia imagen y con su propia voz. A veces me resulta violento enfrentarme a mí mismo. Creo que hubiera dicho que sí sin pensar a un programa semanal, pero un programa diario me parecía una salvajada... pero es una salvajada de la que estoy disfrutando muchísimo, y que con la compañía de Aníbal [Gómez] y Gakian me resulta un placer absoluto. Vuelvo a casa con una sonrisa tonta.
¿Es eso abrazar la identidad de showman? Yo creo que es aceptar lo que te van dando; respondería sí a tu pregunta si hubiera deseado un formato de televisión en el que yo fuera el showman, el tipo en el centro de la pista, pero no es así. Son cosas que me han propuesto y que he aceptado finalmente con mucho gusto.
Damon Lindelof y Mark Millar son algunos de los invitados de esta temporada porque los conoces personalmente, y decías en la presentación del programa que cuando tienes un pie en Hollywood no es difícil conocer a otros creadores. ¿Cuál es el encuentro que has tenido en Hollywood que recuerdes con más cariño?
Hablando de Damon Lindelof, yo fui muy fanático de 'Perdidos' en su momento. Cuando me encontré con Terry O'Quinn en una cafetería y me dejó sacarme una foto con él me dio un vuelco en el corazón. Mira que nunca soy de pedir sacarme fotos con nadie, pero Terry O'Quinn, Mr. Locke... me resultó imposible. Me comporté como un fanboy.
También has dicho que no te importaría si te retiraras y lo último que hubieras hecho fuera tu papel en 'Veneno'. ¿Por qué ha sido tan especial para ti?
Muy sencillo, Juan Antonio Canta es alguien que me ha interesado toda la vida y alguien en quien he pensado mucho, le tenía presente en vida y su muerte también la tuve muy presente en su momento. No desde una cercanía especial sino como fan, sin más. Recuerdo escuchar incluso el grupo que tenía antes de ser Juan Antonio Canta, Pabellón Psiquiátrico. Era una de esas personas que forman parte de un telón de fondo en tu vida, sobre todo cuando eres adolescente, cuando das todo por hecho y no crees que algo pueda cambiar de forma tan salvaje.
Cuando Juan Antonio se fue como se fue me vino un sentimiento de extrañeza. Casi parece más normal que muera Kurt Cobain o Amy Winehouse, que son figuras enormes y trágicas; uno casi ve dramáticamente coherente la muerte de una persona como esa y no la muerte de una persona más pequeña, un referente más pequeño al que le presupones cierta inmortalidad.
¿Los Javis sabían todo esto cuando te dieron el papel?
No tenían ni idea. Me dijeron que tenían un papel para mí en 'Veneno' y yo esperaba hacer de "Proxeneta #5" o "Putero #14", algún personaje detestable. Y estaba encantado de hacer cualquier cosa que me pidieran, pero luego cuando abro el libreto y veo que se trata de Juan Antonio Canta... me volví loco.
Decías en una entrevista este año que quizá no vuelvas a hacer una película que se estrene en cines. ¿Qué quiere decir eso?
No, no, dije que no me supondría una tragedia que eso sucediera. Esa posibilidad no me da tanto miedo ni me produce el rechazo que hace años me produciría.
Entonces, ¿estás cocinando algo, como dicen los periodistas con estilo?
Sí, ahora mismo la vida de un cineasta como yo es tener varios proyectos flotando a diferentes alturas. A mí siempre me gusta imaginar un montón de platos chinos girando en el aire y estás rezando para que no se te rompan los cuatro. Desde que se anuncia una película hasta que se acaba igual pasan tres años, vale, pero desde que la película existe como proyecto hasta que se anuncia pueden ser cuatro meses o 15 años, ahí ya no hay reglas. El proyecto que sí tengo anunciado es, atención, el cortometraje en formato IMAX que se proyecta en el pabellón de España de la Expo de Dubai, ¿cómo te quedas? Eso lo voy a tener que rodar a comienzo del año que viene.
Lo último que has dirigido, creo, son episodios para 'El vecino' y 'Justo antes de Cristo', ¿cuánta libertad creativa tienes en una serie?
Creo que no es buena idea que tengas mucha libertad creativa. En la que tuve cierta libertad, o mejor dicho responsabilidad, fue en el piloto de 'El vecino' porque yo también desarrollé la serie en cierta manera: trabajé en el casting, en la dirección de arte, en la foto, digamos que ayudé un poco a marcar el lenguaje para esa serie. Y lo mismo en 'Into the Dark' de Blumhouse, en la que cada capítulo es un cortometraje de terror; ahí sí que tenía una responsabilidad parecida, inventar qué lenguaje tiene esta película y qué aspecto tiene.
Pero en 'Justo antes de Cristo' mi labor era la de dirigir en continuidad con los directores anteriores, que es distinta pero también muy gozosa. Saberte útil como director sabiendo desaparecer pero sin embargo tampoco sacrificando la necesidad o el compromiso de ser expresivo con los materiales que tienes entre manos es un puzzle interesante. Porque dices "¿Cómo puedo dirigir esta secuencia de tal manera que, por un lado no contradiga el lenguaje de la serie, pero por el otro tampoco me resulte aburrido ni neutro?". Yo creo que ahí también hay algo interesante que resolver.
¿Has cancelado a algún director de cine al que admiraras? ¿Has tenido que separar obra de artista?
Esta discusión no tiene una resolución clara porque creo que es una decisión personal. Si tú crees que has de separar la obra del artista, nadie te va a convencer de lo contrario, y al revés: si tú crees que no deberías volver a ver películas de tal sujeto, ¿qué sentido tiene que yo te convenza de lo contrario? Son decisiones válidas, respeto las dos.
Como cineasta lo que podría añadir es que en una película, aunque sea tu propio guion, aunque sea un proyecto que tiene tu nombre delante, tu responsabilidad es una pieza más dentro de un colectivo. Entonces, a mí de entrada se me hace un poco feo pasar todo el esfuerzo que conlleva una película por el embudo de la culpa de uno de los miembros, aunque fuese el miembro más relevante. Yo personalmente no cancelo la obra de ningún autor por mucha tensión que me pueda provocar la figura en sí de ese director, guionista, actor o lo que sea. Por mucho que pueda antagonizar a esa figura, creo que no cancelaré lo que me viene dado por él. Pero insisto en que no quiero convertir esto en mi teoría personal sobre cómo se tienen que hacer las cosas sino que es una opción que me atañe a mí.
El coronavirus en el cine
Este año he pensado en ti mucho, aunque suena raro...
Espero que para bien.
Cuando estábamos confinados, pensé mucho en este fin del mundo anticlimático e íntimo que estábamos viviendo...
Yo lo he llamado siempre "fin del mundo de «low budget»", como de cine indie, en vez de vivir un fin del mundo de Michael Bay, es un fin del mundo de Sundance.
Para mí era un fin del mundo de Vigalondo. Y cuando volví a ver 'Extraterrestre' que la pusieron en HBO España le vi todo el sentido a este pensamiento. ¿Cómo sería tu película sobre el coronavirus?
Es una pregunta que suele salir y nunca tengo respuesta sobre ella, porque la primera pregunta que te invade cuando te planteas este tema es: si las cosas van bien y lo que escribas ahora se estrena dentro de tres años, de entrada ya no sabes qué mundo es ese. No sabes si el coronavirus es un tema del que ya estamos hartos, si es un tema al que nos gusta volver, igual es un tema que ha desaparecido de nuestra consciencia colectiva, igual es un sabor vintage... Hoy en día ya no tenemos control sobre cuáles son los plazos, los de la permanencia y los del olvido, con lo cual, ya, hacer una película del coronavirus sin tener ni pajolera idea de cómo es el mundo que la va a recibir... es un poco arriesgado. Y un riesgo un poco aburrido, no el tipo de riesgo que quieres cometer en tu vida.
Yo creo más en que las películas de terror y ciencia ficción de aquí a 10 años tendrán el coronavirus en su ADN sin que los autores ni siquiera lo sepan. Creo que eso es lo más interesante, que de repente unos temas tengan mucha presencia y sea por eso. Creo más en eso, en la posibilidad de películas como discursos insondables en los que te puedes adentrar, puedes distinguir al autor, a la época que acogió al autor, ideologías que se cruzan, debilidades, el momento que se hicieron... todo eso creo que se puede encontrar en una película, pero todo eso no implica que los responsables hayan decidido conscientemente colocar esos tesoros ahí. Creo que no van por ahí los tiros.
'Vigalondo Midnight Madness' se estrena en TCM el viernes 4 de diciembre.
