Najwa Nimri ('El árbol de la sangre'): "En 'La casa de papel' me quieren prendiendo fuego"

Su aparición en 'Abre los ojos' es comparable a la de Uma Thurman en 'Pulp Fiction': pura atmósfera, pura confusión bellísima. En la de Alejandro Amenábar, interpreta a Nuria, la amante del protagonista (Eduardo Noriega) que, aunque aparece relativamente poco tiempo en pantalla, consigue imantar los polos y que la película se convierta en algo verdaderamente atractivo, interesante y melodramático. Una de las cosas que caracterizan a Nimri es que sabe jugar como nadie con la inquietud que provocan sus personajes, sea esta original o aportación suya. 1997 asistió a la primera prueba de campo de la actriz hispano-jornada sobre la insinuación, la provocación y el magnetismo interpretativo.

Nieves es una mujer decidida e inteligente, pero con un tremendo miedo a ir cumpliendo años sin cumplir sus metas. Así podríamos definir al personaje que interpreta Nimri en 'El método', película dirigida por Marcelo Piñeyro. Aunque no es protagonista, su capacidad para generar cierta tensión la coloca en un puesto privilegiado entre gigantes como Eduard Fernández o Adriana Ozores. Esa soltura para hacer fácil lo difícil, para hacer brotar esa sonrisa incómoda cuando decide seducir como estrategia para acabar con sus competidores al puesto ejecutivo. Nimri hace varios papeles en uno, representando fielmente el carácter de una mujer a la que, pese a todo, le acaba traicionando el corazón.

Su Claudia en '10.000 noches en ninguna parte', la última película que rodó antes de llegar a 'Vis a vis', es la bocanada de aire fresco que Ramón Salazar le regala a su propia película. Nimri protagoniza una de las tres vidas que lleva el personaje de Andrés Gertrudix, concretamente la que se ubica en Berlín. Su papel es el de una pintora con cierto desorden mental que, además de vivir con otros de su misma condición, se antoja el verso libre en la vida del protagonista que termina con uno de los monólogos más desgarradores de los últimos años de cine español. Nimri demuestra su naturalidad para meterse en la piel de cualquiera que sea el personaje. De las 10.000 noches, las suyas eran las que merecían la pena.

De una película desconcertante nace Celia, el personaje al que Nimri le aporta toda la inestabilidad mental y emocional que demuestra en pantalla. 'Las vidas de Celia' es una introspección ciertamente extraña a la conexión que acaba naciendo entre Miguel Ángel (Luis Tosar) y Celia, dos personas que se ven reflejadas la una en la otra por los avatares del destino. Nimri recoge todos los pedazos de Celia y recompone con su ya consabida naturalidad la imagen de una mujer completamente ida, falsa y mitómana.

En 'Piedras', todas las actrices rodaron pensando que eran las protagonistas, y de ahí que todas las interpretaciones sean una maravilla. Sin embargo, en este tipo de proyectos de elenco, siempre existe el/la intérprete que consigue sacar la cabeza por encima del resto. Esa fue, cómo, Najwa Nimri con su Leire. Sus secuencias, magnéticas, que atrapan sin dar opción más que a la sumisión, están compuestas por los planos más bonitos de la película; su personaje, quizá el más abrupto de todo el conjunto, protagoniza un monólogo de clausura que se quedará para siempre en nuestras retinas. Nimri tiene esa capacidad para quedarse con la atención del espectador y en la de Ramón Salazar vuelve a dejar su impronta.

Iciar Bollaín establece un análisis sentimental sobre los estratos de la sociedad en base a la edad. Nimri interpreta a Eva en un tono un poco más dramático de su habitual susurro de forma, como crítica y público pusieron encima de la mesa, inmejorable. Su constante réplica con Tristan Ulloa (interpreta a Iñaki) se lleva las mejores líneas de diálogo del libreto sin denotar esfuerzo o resistencia. Todo fluye en 'Mataharis' cuando aparece Nimri para confirmar que su secreto no es otro que ser ella misma dos millones de veces.

Enigmática, turbadora, desconcertante, digna de Bergman, Dreyer y Almodóvar. Así han calificado los críticos a 'Quién te cantará' e, ironías del destino, así es como se podría definir la carrera de Najwa Nimri. En la nueva película de Carlos Vermut, la actriz interpreta a Lila Cassen, un hito musical de los noventa que, justo antes de relanzar su carrera en el nuevo siglo, sufre un accidente y pierde la memoria, teniendo que recurrir a una fan enfermiza que se libera de la carga de su hija cantando todas las noches en el karaoke del barrio las canciones de la artista. Desde luego, después de leer esto (y aunque le queme un poquito por dentro a su director) parece la sinopsis de un proyecto almodovariano. En cualquier caso, Nimri no ha sido la elegida por casualidad, sino por sus antecedentes dejando al espectador colgando de la butaca, captando toda su atención con una sencilla mirada y desconcertándole por completo con sus movimientos en el set.

'Quién te cantará' es el resumen del carácter interpretativo de Nimri, todo un hito.

Zulema fue su regreso a la interpretación. De 2015 a 2019, la actriz ha construido a la mejor villana (incluimos también a los villanos) de la televisión española con una diferencia abismal. De hecho, 'Vis a vis' es el patio de recreo de Nimri, donde hace y deshace a su gusto interpretativo y le aporta una dimensión extra al drama carcelario. Todos estamos de acuerdo, a estas alturas, en que sin ella, la serie no habría desembocado en el éxito internacional del que presumen con razón. Sus tramas, bien. Sus personajes, una maravilla. Pero lo de Nimri sigue estando por encima de cualquier calificativo.

Quizá sea Ana su personaje más críptico, quizá sea por el que muchos espectadores se enamoraron de Nimri. 'Los amantes del círculo polar' supuso la primera colaboración entre la actriz y el director Julio Medem, del que acabó siendo musa casi por inercia cuántica. Junto a Fele Martínez, Nimri fue la viva imagen de la lírica amorosa y pasional, del corazón que ama sin condición. Si la ves, lector, lo cual no debería tener ni opción al rechazo, ten cuidado porque te vas a enamorar con una probabilidad del 100%. Este personaje, unido a su meteórica aparición en 'Abre los ojos', le dieron un premio Ondas en 1998 y confirmó una de las mayores injusticias del cine español: no haberle dado un Goya.