La guerra en Siria sigue siendo, tristemente, de actualidad. Sin embargo, más allá de cuestiones geopolíticas, toca pensar en las víctimas, en aquellos que huyeron del país, los refugiados a los que se les ha arrebatado todo, en aquellos que aún viven y padecen los bombardeos, los ataques químicos... El cine no ha sido ajeno a esta realidad, como se ha demostrado en filmes tan diferentes como 'El otro lado de la esperanza', 'Jupiter's Moon' o 'Los últimos hombres de Aleppo'. Ahora llega una propuesta más íntima y cercana a la realidad concreta, 'Alma mater', segundo largometraje del belga Philippe Van Leeuw.
Un filme sobre la realidad concreta de la guerra en Siria
Nosotros hemos podido hablar con el cineasta de su película, de cómo ha abordado con suma precisión una jornada en una familia siria en plena guerra. Una situación que, realmente, no está tan lejos como se quiere creer. Van Leeuw, que ya en 2009 narró la guerra en Ruanda con 'El día en el que Dios se fue de viaje', ha querido firmar un nuevo largometraje en el que vuelve a poner el foco en las víctimas y en mostrar cómo logran mantener su dignidad pese a la situación.
Contiene SPOILERS
eCartelera: Tanto 'El día en el que Dios se fue de viaje', su primera película, como 'Alma mater' son largometrajes que meten al espectador de lleno en un conflicto bélico, desde puntos de vista completamente diferentes. ¿Cómo fue el proceso de documentación? ¿Habló con refugiados sirios, con periodistas de guerra? La película está realizada de tal forma que parece estar dirigida por alguien que conoce muy bien la situación.
Philippe Van Leeuw: Yo no parte de esas bases, para mí lo que es importante, lo que me hace realizar una película es la emoción que siento. Entonces, desde una emoción que viene de la indignación, porque lo que muestra la película son situaciones crueles e inhumanas y que son mostradas con cierta indiferencia. Esa indignación es la que mueve a la película. Por ejemplo, el caso de mi ópera prima, en Ruanda, la matanza entre tutsis y hutus, se podía haber hecho varias cosas para evitar la masacre de vidas humanas que hubo. En Siria está sucediendo algo similar, se podían haber evitado varias tragedias. Se ha decidido no intervenir y, después, queda solo el sufrimiento, la tragedia que viven millones de personas. Entonces, no tenemos tantos medios para poder comprenderlo, para poder saber qué está sucediendo realmente. Al mismo tiempo son asuntos que no están muy lejos de nosotros, son situaciones excepcionales pero no tendrían que sernos ajenas. Entonces creo que lo que hago, más allá de hacer un largo proceso de documentación e investigación, intento meterme en esa situación, intento encontrar cómo reaccionaría yo. Creo que eso es lo que despierta interés, ya que busco explorar esas emociones, saber cómo lo viviría yo, se crea una conexión asertiva entre los personajes del filme y el público. Hay empatía en la cinta y espero que los espectadores encontrarla. Si fuese un filme con más investigación, la película se hubiera realizado con mayor distancia, con menos cercanía. Intento que la distancia sea lo más corta posible.
EC: 'Alma mater' narra solamente una jornada de la familia de Oum Yazan y es aterradora esa realidad, que solo se ve durante unas horas, lo que invita a pensar que si se hubieran mostrado más días, la situación hubiera sido más inhóspita de lo que se ve en el filme.
PVL: Sí, es cierto. Me he encontrado con sirios que, tras ver la película, me dijeron que varios momentos que se ven en la película ocurren en la vida real, incluso peores. Está claro que, cuando decido narrar el filme en un espacio de 24 horas es por un motivo técnico, que me permite concebir el guion de 'Alma mater' de forma muy sencilla, al mismo tiempo que quiero poder expresar que, si esto ocurre en un día, también ha podido suceder un día antes, como puede volver a ocurrir al día siguiente. Se da la sensación que se repite de manera indefinida. Por ejemplo, en mi anterior filme no se sabe muy bien cuál es la relación con el tiempo, no sé sabe el período de tiempo en el que se desarrolla la trama, en 'Alma mater' sí, está muy bien definido, solo un día, una jornada como cualquier otra que se puede estar viviendo en Siria. La cinta empieza al amanecer y termina en la llegada del fin de ese día, pensando que el mañana puede ser igual o peor que lo que se ha vivido durante la jornada que se ve en la película. En cuanto a los acontecimientos que suceden en el día que se muestra en la película, no es una lista, sino sucesos bien elegidos y coherentes con la trama. Quizás hubiera podido pasar otros muchos hechos, pero tampoco quería hacer una secuencia de escenas llenas de sufrimiento. Lo que me interesaba y era primordial era mostrar cómo la gente puede mantener su dignidad pese a vivir situaciones de urgencia y tan dramáticas como son vivir en carne propia una guerra. También quería mostrar los dilemas entre el instinto de supervivencia, que supera al raciocinio en ciertos momentos, y que si se pudiese reflexionar y elegir cómo hacer y qué hacer, quizás no se pueda actuar y, después, queda vivir con las consecuencias. Quizás alguien no padezca físicamente, sino siempre quedará tocado mentalmente por las consecuencias de la guerra.
EC: Es cierto, los personajes del filme no tiene opción a reflexionar, solo piensan en sobrevivir. Es una situación límite, ¿son esos momentos cuando la Humanidad puede sacar su rostro más incómodo, al mostrar que el instinto de supervivencia, muchas veces, no contempla ayudar por temor a poner la propia vida en riesgo? Viene a la cabeza la escena de la película en la que Halima (Diamand Bou Abbou) llega a proteger a la familia poniendo en riesgo su vida y ellos no hacen nada por temor a ser asesinados.
PVL: Por supuesto, pero también creo que, cómo explicarlo. A ver, es cierto, Oum Yazan, el personaje de Hiam Abbass, acaba sintiéndose muy culpable, hasta tal punto que no es capaz de mirar a la cara a Halima. Los hechos están ahí y no se pueden borrar, ni olvidar. Sin embargo, es un caso extremo, nadie sabe cómo reaccionaría ante un momento así. De ahí, que no juzgue a mis personajes, nunca me lo permitiría y creo que, en el público, nadie tampoco lo haría, sería inadmisible. Es humano, qué sucede en esa situación de urgencia, hay que salvar la piel y Oum piensa en salvar a sus hijos, dos chicas adolescentes y un niño pequeño, porque, al fin y al cabo, en situaciones tan extremas, uno acaba terminando pensando en uno mismo. Es así y no hay que juzgarlos. Cuando rodé el filme sobre Ruanda, me relataron cosas horribles sobre lo que vivieron los supervivientes y ahí hubo situaciones que nadie creería que sería capaz de aguantar una persona, de que nuestro instinto de supervivencia llegue a tal nivel que, posteriormente, cueste salir adelante debido a la gran tragedia moral que se ha vivido. Eso es una realidad, tristemente.
La mujer, principal víctima de la guerra
EC: La película, realmente, está protagonizada casi exclusivamente por mujeres, con papeles muy complejos y con unas actrices que estás magníficas. Y, justamente, algo que se puede ver en la película es que el cuerpo de la mujer acaba siendo utilizado como arma de guerra, como si fuese un trofeo. ¿Esto sigue poniendo en evidencia que la mujer sigue siendo la principal víctima en las guerras?
PVL: Sí, totalmente. Creo que los combatientes acaban utilizando el cuerpo de la mujer como si fuese un botín, algo completamente deleznable e inhumano, pero creo que, sobre todo, y es una preocupación palpable y que llevan mucho tiempo denunciando asociaciones y organizaciones internacionales, que es la utilización de la violación como arma de guerra. Cuando empecé a trabajar en 'Alma mater', pensé que tenía la posibilidad de denunciar este tipo de atentado contra los derechos humanos. Sin embargo, quise hacerlo con respeto hacia las víctimas, de forma que la escena se produce mediante una elipsis, en la que no se ve el acto en sí, pero se escucha, de ahí que se muestren en las reacciones de la familia oculta, que se muestra impotente ante la situación, porque saben qué está sucediendo. De esta forma, queda expresada de forma palpable la denuncia, pero no se es explícito. Con la violencia no hay que tener contemplaciones, de ahí que haya querido rodar el filme pensando en la dignidad de las víctimas, que son los personajes protagonistas.
EC: Efectivamente, la violencia es invisible pero se percibe, están rodeados. ¿No es esa violencia más aterradora, ya que entra en juego la incertidumbre?
PVL: Fue una opción y también una decisión técnica. Si me pongo en la piel del personaje, no puede ver más allá de lo que ellos pueden ver. El que ellos estén atrincherados en el apartamento, provoca que solo se pueda ver lo que sucede alrededor de este, lo que esté fuera de su campo de visión es inaccesible. Tampoco quería mostrar eso, no quería hacer una típica película sobre guerras, solo queda el sonido, ya que ellos no ven qué sucede, solo puede escucharlo. Quería ser lo más realista posible, sin artificios, mostrando solo la presión de la guerra, de la violencia sobre los personajes, que son personas con las que uno se puede encontrar por la calle, era eso lo que me interesaba mostrar y denunciar. Cuando se oye una explosión, se siente que puede ocurrir otra en cualquier momento, ese es el miedo que ellos notan. No hay que ser explícitos, esto ya me lo comentó Claude Lanzmann, el director de 'Shoa', que se centró en los testimonios de los supervivientes, narrados en primera persona y sin artificios y que se ha convertido en uno de los referentes sobre la masacre de los judíos en la Segunda Guerra Mundial.
Lanzmann consideraba que no se podía narrar la Shoa desde la ficción, es imposible y también, dice, que está prohibido, lo que hizo que para él fuese una cuestión moral. Por ejemplo, una película de ficción que se acerca a lo comentado por Lanzmann es 'El hijo de Saúl', en la que, desde la ficción, funciona, porque se narra en primera persona y solo su punto de vista. Lo sucedido en los campos es casi imposible de mostrar, ya que fue una desgracia colectiva, y se ha hecho tomando distancia, ya que no era posible de hacerlo de otra forma. Hay que tener mucho cuidado, cuando se utiliza la Historia como fundamento para un proyecto. Es difícil ser creíble en la representación de esos hechos. Por ejemplo, en 'Salvar al soldado Ryan', Steven Spielberg rueda una primera escena de 20 minutos enteros de combate, el desembarco, las tropas aliadas, etc. Es extraordinaria, te mete de lleno, pero qué estamos viendo, estamos viendo a Spielberg utilizar su habilidad para el espectáculo de una forma extraordinaria, es una de sus películas más alabadas, pero cómo hace esto, yo no lo sé. Eso sí, no es la realidad, es un espectáculo, bien hecho, pero espectáculo. No quería que el público con mi película tomase distancia, que lo viese como algo ajeno o del pasado. Es un hecho que sucede, que está sucediendo y no muy lejos.
EC: Justamente hace referencia al documental 'Shoa', algo que es bueno del filme pero a la vez espeluznante es que lo que narra, la guerra en Siria, tristemente de actualidad, puede haber estado ambientado en el Berlín de 1945, en el Japón bombardeado por el ejército estadounidense en la Segunda Guerra Mundial, en la guerra de las exrepúblicas yugoslavas de los 90 o la guerra contra los talibanes en Afganistán. 'Alma mater' tiene un mensaje antibelicista universal. Y ahí viene la pregunta, el filme no representa ningún bando claramente, se posiciona con las víctimas, ¿es una metáfora de que quien pierde en una guerra, es siempre la Humanidad?
PVL: Efectivamente, es lo que hace falta decir, es lo que pienso. Además, puedo decir que, en realidad, para mí era importante que la película no tomase partido, aunque, en el fondo, sí se toma, ya que Bashar al-Ásad no lo considero humano. Ahora, los personajes de la película no están ideológicamente identificados. No se sabe si apoyan al régimen o en contra. Cuando los agresores entran en la casa, no sabemos de qué bando son, aunque se puede hacer el público una idea. Quería centrarme en las víctimas, que nos enfocáramos en el lado humano y no en un enfoque geopolítico.
EC: Al ser los personajes femeninos tan potentes, las actrices tienen un peso esencial en el filme. Hiam Abbass vuelve a deslumbrar con un personaje complejo y lleno de matices, pero también sorprende mucho el papel de Diamand Bou Abboud, que interpreta a Halima y que tiene una de las escenas más difíciles del filme. ¿Fue complicado para Abbass y Abboud meterse en la piel de personajes tan extremos? Ellas son la fuerza de la cinta.
PVL: No, no les fue nada difícil. Aunque fue más duro para Diamand Bou Abboud interpretar a Halima que a Hiam Abbass dar vida a Oum. Abbass tiene ya una experiencia, tanto profesional como vital, muy extensa y pudo llevar su personaje con pasión pero con cierta distancia. También es verdad que el guion estaba escrito pensando en ella, en Abbass, con lo cual, el personaje tiene mucho de ella. Diamand fue un verdadero descubrimiento, para ella fue más complicado porque vivió la guerra del Líbano siendo muy pequeña y aún está en proceso de superación, las consecuencias de la guerra continúan siendo un peso en su vida. Es una gran actriz y no necesito, al final, apoyo psicológico pero dio todo por su personaje, porque lo sintió como un personaje que conocía íntimamente, ya que sabe qué es el miedo a la guerra, el sufrimiento, el abandono. El gran duelo que existe en el Líbano es que, 20 años después de la guerra, aún se siente que el mundo abandonó a los libaneses, es un sentimiento muy fuerte que sigue presente en la sociedad. Y eso en lo quiso mostrar en la película. Ambas han hecho un trabajo excelente, ellas conocen la realidad de una guerra, saben qué se siente y lo transmiten en el filme, muchas veces, sin necesidad de diálogo. Además, también está que el trabajo del guion, que fue muy bueno.
'Alma mater' se estrena este 3 de abril. Distribuida por Surtsey Films.