Tras cosechar el aplauso de crítica y público en la 70.º edición del Festival Internacional de Cine de Berlín, 'Las niñas', opera prima en la dirección de largometraje de Pilar Palomero, recogía este 30 de agosto en el Festival de Málaga la Biznaga de Oro a la mejor película española y la de Plata a la mejor fotografía.
Celia es una niña de 11 años que crece en la España de las Olimpiadas y la Expo del 92, un país entre la modernidad y la tradición con las contradicciones de la influencia católica frente a la "libertad", entre comillas, de una sociedad que hablaba de preservativos en televisión e idolatraba a Raffaela Carrà, Francisco Umbral o a Jesús Gil en un jacuzzi. Antes de que esta historia tan personal y universal llegue a los cines este 4 de septiembre, nos hemos sentado a hablar con su directora sobre su visión del papel de la mujer en la industria actual, la represión sexual y sobre todo de los años 90 y cómo una generación es el retrato de su educación. 'Las niñas' está protagonizada por Natalia de Molina y la debutante Andrea Fandos.
eCartelera: Enhorabuena, habéis ganado la Biznaga de Oro en el Festival de Cine de Málaga, ¿cómo te sientes? ¿cómo ha sido este año tan extraño?
Pilar Palomero: Me siento muy feliz y agradecida, ha sido muy bonito. La presentación el sábado pasado fue especialmente entrañable porque además vinieron las niñas y efectivamente el Festival ha sido lo que prometieron: un lugar seguro donde se viviera el cine y el amor al cine. El público ha respondido muy bien, se han respetado todas las medidas de seguridad, en ese sentido ha sido maravilloso.
Por otra parte nosotras regresamos de Berlín el 1 de marzo y estábamos a punto de marcharnos a Málaga cuando se declaró el estado de alarma, así que poder ahora presentar la película me hacía muy feliz. Fue muy emocionante y después de un momento que hemos pasado tan duro y con tanta incertidumbre, poder presentarla, que tenga tan buena acogida y encima regresar con este reconocimiento al trabajo de todo el equipo sumado a las circunstancias tan excepcionales del Festival han hecho que todavía sea una noticia más bonita y más abrumadora, en el buen sentido.
eC: Además de ese premio habéis ganado la Biznaga de plata a la fotografía para Daniela Cajías. Por otra parte también Icíar Bollaín se ha llevado el premio Especial del Jurado, ¿es puntual o ha arrancado el momento de que las mujeres compartan también nuestras historias delante y detrás de la pantalla?
PP: No hemos llegado todavía a cifras que muestren esa igualdad, y lo digo basandome en las charlas que tuvimos el año pasado, en noviembre, en el Festival de Valladolid, en una sesión que organizó CIMA (asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales). Nos juntamos varias mujeres cineastas y hablamos sobre datos concretos, sobre número de directoras y jefas de equipo y aunque la cosa va mejorando y la tendencia apunta a que va a seguir así, todavía los números son muy desiguales. Creo que el hecho de que cada vez haya más mujeres dirigiendo y en las jefaturas de equipo es algo natural. Cuando estudié fotografía, hace más de una década, en la escuela de cine la mayoría éramos mujeres, pero cuando di el salto profesional trabajé mucho tiempo de técnico en el equipo de cámara y yo veía que la mayor parte de mis colegas eran hombres. Por eso este cambio era algo que ya tenía que suceder, se han hecho políticas que han permitido también ese salto y sobre todo el aumento de referentes, ver a otras mujeres haciendo cine o siendo directoras de fotografía, jefas de sonido, todo eso anima a las que vienen.
eC: Llama la atención que en 'Las niñas' no salen hombres, ¿por qué tomaste esta decisión? ¿Fue algo meditado?
PP: No ha sido consciente, pero era inevitable porque la película es autobiográfica sí, pero solo en lo que tiene que ver con el contexto. Mi situación familiar era otra, yo he vivido con mi padre y con mi madre y tengo un hermano... pero la verdad es que quitando a mi padre, mi hermano, mis primos que vivían en Salamanca y quizá algún amigo de mi hermano, mi universo era casi exclusivamente femenino. En el colegio, que es donde nos pasamos la infancia, no había ni un solo profesor, había monjas o profesoras seglares, pero solo mujeres, además era un colegio segregado solo de chicas. Detrás de mí, dos promociones por detrás, empezó a ser mixto, pero al principio solamente había dos chicos. Como la película tira mucho de mis propios recuerdos y yo no tuve amigos varones hasta ya más mayor, lo he intentado reflejar así, que la relación entre los chicos y chicas que veníamos de colegios segregados era muy ortopédica, no estábamos acostumbrados a ser amigos, éramos como extraterrestres los unos para los otros.
eC: No es autobiográfica pero sí que te basaste en una redacción de religión que encontraste en casa y te sirvió de inspiración, ¿qué te hubiese gustado que supiera tu yo de 11 años de aquella época?
PP: La redacción esa la escribió mi hermana de su puño y letra, aunque ella la firmó como anónimo. Nos la encontramos un día porque afortunadamente para mí, mis padres lo guardan todo y me pareció maravillosa y terrorífica, no entiendo por qué pensábamos esas cosas, también encontré una carta mía a Dios que es bastante rara. Había dibujos del tipo "Jesús es la verdad", y todo esto en la película está cogido de esos recuerdos y físicamente de la caja de cartón donde tengo todo guardado de la infancia.
Pero en 'Las niñas' no hay un trauma, no quiero hacer justicia, ni va contra nadie, yo creo que con esa edad sabía lo que tenía que saber, aunque quizá sí que nos faltó mucha educación sexual. No porque yo lo haya vivido como un problema en mi vida, sino precisamente porque me parece que es básico, cargábamos con una mochila respecto a la sexualidad entendida como un tabú, algo pecaminoso o prohibido, que no solo no era consecuente, es que era anacrónico, y no creo que eso sea bueno para nadie. Me gustaría haber tenido más información y más libertad para hablar de esas cuestiones con las amigas o los padres, pero tampoco es una cosa que me haya traumatizado, era la educación de esos tiempos.
eC: Cada vez hay más películas que revisan los 90, por ejemplo 'Verano 1993' o 'Verónica', parece que se hace de una forma mucho más crítica que con otras décadas, no digamos los 80, ¿por qué crees que pasa eso?
PP: Puede ser muy interesante esa reflexión. Veo lógico que se empiecen a hacer más películas de los 90 por una cuestión generacional, ahora las personas que tenemos entre 30/40 años o 35/45 hemos accedido a la dirección y estamos retratando eso tan famoso de describe lo que conoces y al final una tira de sus propios recuerdos, inquietudes, vivencias.
Pero tenemos una historia reciente tan pesada que en los 80 hubo una liberación muy grande que al final fue un espejismo, solo tenemos que ver cómo se reflejó en los 90. Vi el otro día la película de 'El año del descubrimiento' de Luis López Carrasco y tiene esa similutiud con 'Las niñas', revisita los años 90 con una mirada bastante reflexiva. Lo que habría que plantearse es si los 80 no fueron al final un espejismo.
eC: A la hora de hacer el casting, ¿qué buscabais en las niñas? ¿Por qué lo de no dejarles leer el guion?
PP: Lo que buscaba en ellas era sobre todo autenticidad, que tuvieran la capacidad de jugar, de ser ellas mismas, genuinas. Yo sentía que si a mí me transmitían todo eso por qué no se lo iban a transmitir también a otras personas, al posible público de la película. Buscamos también ciertas similitudes con los personajes que teníamos, pese a que el guion fue siempre una guia, literalmente, aunque el resultado final es muy parecido a lo que teníamos escrito. Trabajamos mucho con la idea de estar abiertas a lo que suceda y a esas cosas que ocurren a veces por casualidad y que te pueden decir mucho, que te pueden dar un momento muy bonito a nivel cinematográfico.
Yo no quería que leyesen el guion porque quería que fuesen ellas mismas y sentía que las iba a encorsetar. No es por el factor sorpresa, porque eso en el momento que haces una primera toma se pierde, sino era más bien por una cuestión de no limitarlas, que realmente pudiéramos construir la escena y el momento a la vez, en el set, juntas, que pasara de verdad lo que ocurría.
Crecer en los 90
eC: Para documentarlas le explicásteis cosas de la época, ¿qué les resultó más extraño o sorprendente?
PP: No tuvimos ensayos, pero durante varias semanas previas al rodaje, una vez estuvo cerrado el casting, hicimos con Rubén Martinez, el coach, sesiones primero para hacernos amigas. Fuimos al parque de atracciones, hicimos picnics en el parque, fuimos a jugar a las camas elásticas e hicimos sesiones con ellas sobre cómo era el año 92. Por ejemplo hablamos de qué expresiones no podían utilizar, que no se les escapese un "es mi crush" o "me hace bullying". Les enseñamos cosas que sí se decían entonces, el tema de ir en fila india, cómo bailábamos, qué música escuchábamos, cómo nos maquillábamos y los temas que nos preocupaban en esos años. La controversia del "pontélo, pónselo", por ejemplo. Les enseñamos también a algunas a rezar, que no sabían el padrenuestro, otras sí, porque cada una viene de un colegio distinto. Las fuimos metiendo en el universo del año 92 y lo interiorizaron muy bien. Veíamos 'Sensación de vivir', las Mama Chicho... Claro que yo estoy enamorada de ellas, pero es que creo que tienen tanto talento, por ejemplo le hablábamos de una expresión un mes antes y en una escena Julia la usaba en un momento perfecto y eso forma parte de su autenticidad y lo generosas que han sido.
La sensación que yo tengo es que lo que más les chocaba es que parece que hoy en día se habla más con los padres, al igual que existe esa misma diferencia entre mi generación y la de mis padres. Mi padre llama a los suyos de usted y solo una generación después esto nos parecía ya una cosa inimaginable, pero hacía tan solo 30 años ocurría. Yo creo que ellas sí que veían que hablarían más con sus padres hoy día, quizá porque hay una preocupación mayor no solo por la formación académica, sino también por la formación emocional. Aunque yo no tengo la claridad para decir qué es mejor o peor, al menos se habla. El bullying tiene nombre hoy día, antes no tenía ni eso, era que te molestaba un compañero, que te hacía la vida imposible... ahora el mensaje es insistente, si te ocurre esto háblalo con tus padres, existen hasta figuras más allá de los profesores que les dan clase, cuentan con psicólogos porque sí que hay una preocupación mayor por la educación emocional. Sin embargo, tambuién me decían que muchísimas cosas seguían siendo igual.
eC: La música funciona tanto para ambientar como casi para liberar a los personajes y abrir su mente, ¿cómo elegiste los temas?
PP: Esto sí que tiene que ver con la parte autobiográfica. En Zaragoza a principios de los 90 hubo un boom musical capitaneado por Héroes del Silencio. Tengo el recuerdo de verlos en la MTV y fue un momentazo, un grupo español en la MTV que además era de Zaragoza. Tengo el recuerdo de salir del colegio con nuestro uniforme e ir mezclándote con las tribus urbanas, con los punkies, los heavys, los rockabilly, había una efervescencia cultural y pop. Por otra parte es que la música es un rito iniciático, era la forma en la que conectabas con tus amigas, en ese momento de grabarte el radio cassette y de repente era escuchar una música que era de mayores. Te gustaba y ya no eran esas canciones infantiles, formaban parte de un mundo muy diferente que te habría un universo nuevo. También es un homenaje a la música de aquellos años que a mí me ha formado y me ha influido.
'Las niñas' se estrena en cines el 4 de septiembre.