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ENTREVISTA ECARTELERA

Raúl Arévalo ('Tarde para la ira'): "No pretendía ser original ni hacer una película de suspense"

Entrevistamos a Raúl Arévalo, quien nos cuenta cómo ha sido ponerse al frente de 'Tarde para la ira', su debut en la dirección.

Por Fernando Sánchez Palenzuela 10 de Septiembre 2016 | 18:03

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Tras encandilar en la última edición del Festival de Venecia, 'Tarde para la ira' se estrena en las pantallas de nuestro país con un reparto de lujo encabezado por Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Manolo Solo, Alicia Rubio y Raúl Jiménez. Pero si por algo destaca la cinta es por encontrarse dirigida por Raúl Arévalo, quien debuta en el apartado de la dirección con este título.

Se trata de una película muy personal, en la que llevaba trabajando 8 años hasta que, por fin, ha visto cumplido su sueño. 'Tarde para la ira' nos lleva al verano de 2007, momento en el que Curro es encarcelado por haber atracado una joyería. Ocho años más tarde sale de prisión, pero se dará de bruces con que su vida habrá cambiado en gran medida, pues su novia, Ana, ha comenzado un romance con Jose. Bajo esta premisa comienza el thriller que Arévalo firma como su ópera prima.

"No pretendía ser original ni hacer una película de suspense", nos cuenta el director. En el dilatado tiempo en el que ha tardado en sacar adelante este proyecto, han sido muchos los cambios en el planteamiento seguido, pero todos ellos manteniéndose fiel a su idea inicial. "Quería hablar sobre mi punto de vista sobre la violencia", a lo que continúa explicando que "no quería hacer una película de buenos y malos, quería hacer una de personajes, de seres humanos. Con una violencia más cruda, más seca, como la vida misma".

'Tarde para la ira'

La amistad en el trabajo

Desde sus inicios, el también actor de 'La isla mínima' contó con la participación de Antonio de la Torre y Luis Callejo, quienes se han convertido en sus amigos en este proceso. "Luis y Antonio han sido para mí mi inspiración a la vez que me hacía amigo de ellos", declara. Además, también ha expresado cómo es dirigir a un colega. "Al ser amigos trabajaba con mucha confianza para meterme en sitios desde la confianza".

La buena recepción internacional, la química entre el equipo y el hecho de que Raúl Arévalo debute en la dirección convierte a 'Tarde para la ira' en una de las cintas más esperadas del panorama español que, desde el 9 de septiembre, ya está en cines.

15 óperas primas que prometían una gran carrera

El halcón maltés (John Huston, 1941)

El halcón maltés (John Huston, 1941)

La presentación de John Huston en la industria de Hollywood fue con uno de los mayores clásicos del cine negro, y también una de sus mejores películas. Con un reparto de lujo encabezado por el gran Humphrey Bogart, 'El halcón maltés' es un remake de la cinta de mismo nombre dirigida por Roy Del Ruth en 1931, que también adaptaba la novela homónima de Dashiell Hammett. Por si fuera poco, y aunque muchas cintas anteriores ya presentaban características propias del género, se suele considerar a 'El halcón maltés' como el primer film noir de la historia.

John Huston dirigió a lo largo de su carrera excelentes películas de muy variados géneros, aunque sin duda el cine negro fue en el que mejor se desenvolvió. No hay más que ver 'Cayo Largo' y 'La jungla de asfalto' para darse cuenta de ello. 'El halcón maltés' es una obra maestra por multitud de razones, desde la estupenda interpretación de Bogart como el detective privado Sam Spade, hasta una envolvente narración elíptica, anticipando el uso de unos mecanismos que serían muy habituales en el género. Todo esto no hizo más que sacar oro del genial guión escrito por el propio Huston, especialmente brillante en los diálogos.

12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957)

12 hombres sin piedad (Sidney Lumet, 1957)

En esta ocasión parece que no hay lugar a dudas, puesto que la ópera prima de Sidney Lumet es al mismo tiempo su obra magna. Y no es precisamente porque el cineasta estadounidense no volviera a dar un palo al agua, sino por el maravilloso resultado obtenido en el que es uno de los debuts más poderosos de la historia del séptimo arte. '12 hombres sin piedad' es una obra maestra sin precedentes, una intensa y certera crítica al sistema judicial estadounidense, que nos hace replantearnos una serie de cuestiones sin necesidad de cambiar de escenario. Un alegato contra la pena de muerte que no ofrece un solo respiro, y que se sirve del diálogo para desmontar un sistema y las convicciones de once individuos.

Aunque es probable que Lumet nunca alcanzara el nivel de su ópera prima, sí fue capaz de demostrar a todo el mundo que no se trató de un golpe de suerte. Entre los trabajos mejor considerados del director encontramos 'Punto límite', 'Serpico', 'Tarde de perros' y 'Network, un mundo implacable'. A su principal característica de narrar con pulso firme todas y cada una de sus películas, hay que añadirle la preocupación que siempre mostró por la sociedad en la que vivía. A partir de 1990 fue incapaz de levantar cabeza, siendo vapuleado por la crítica cada vez que llevaba una película a los cines; sin embargo, tuvo la suerte (o desgracia) de recuperar un nivel más que digno en 'Antes que el diablo sepa que has muerto', su última película. En 2011 decíamos adiós a uno de los cineastas norteamericanos más interesantes de la segunda mitad del siglo 20.

Ascensor para el cadalso (Louis Malle, 1957)

Ascensor para el cadalso (Louis Malle, 1957)

Tras ser ayudante de dirección en 'Un condenado a muerte se ha escapado' y codirigir el documental 'El mundo del silencio' junto a Jacques Cousteau, Louis Malle se lanzó a la aventura y decidió dirigir su primer largometraje en solitario, 'Ascensor para el cadalso'. Considerado por méritos propios como uno de los directores fundamentales de la Nouvelle Vague, Malle logró hacer uso de algunos de los conocimientos aprendidos en sus colaboraciones anteriores para, aplicando su indudable personalidad, regalarnos una ópera prima sobresaliente, con una Jeanne Moreau deslumbrante. La película se convirtió de inmediato en una de las obras cumbre del cine negro, llegando a ser un clásico con el paso de los años. 'Ascensor para el cadalso' es la cinta que hubiera filmado Robert Bresson de haber probado suerte con el género. Una proeza.

Después de dirigir su ópera prima, Malle únicamente volvió a acercarse al noir y de refilón en 'Atlantic City', una película mucho más impersonal que la que aquí nos ocupa. Sin embargo, el cineasta francés no tuvo dificultades para seguir puliendo su sello y haciendo trabajos tan brillantes como su debut. De su obra posterior, destacan títulos como 'El soplo al corazón', 'Adiós, muchachos' y 'El fuego fatuo'.

Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959)

Hiroshima, mon amour (Alain Resnais, 1959)

Nos quedamos en tierras francesas para hablar del primer largometraje de Alain Resnais, 'Hiroshima, mon amour', otro de los cineastas clave de la Nouvelle Vague. Nominada a la Palma de Oro, la ópera prima de Resnais sorprendió a propios y extraños por su forma de narrar el encuentro amoroso de dos desconocidos, una actriz francesa y un joven japonés en un hotel de Hiroshima. En lugar de convertirse en una noche de placer y pasión, la mujer comienza a rememorar un amor imposible vivido unos años antes en Francia. Su prosa poética y el poder de su fotografía en blanco y negro se funden con los frecuentes flashbacks que sirven para expresar los sentimientos y recuerdos de la actriz, que remiten también a la época donde fue arrojada la bomba atómica sobre Hiroshima.

La carrera del director fallecido hace tan solo dos años fue un tanto irregular, pues tras dirigir su primer trabajo y 'El año pasado en Marienbad', probablemente su mejor película, nunca volvió a recuperar el nivel. No obstante, Resnais hizo algunos trabajos colaborativos (la mayoría de ellos de corta duración y anteriores a su primer largo) más que interesantes. El cineasta falleció un mes después de que su última película, la muy fresca y divertida 'Amar, beber y cantar', fuera presentada en la Berlinale.

París nos pertenece (Jacques Rivette, 1961)

París nos pertenece (Jacques Rivette, 1961)

Para concluir con las óperas primas de cineastas franceses, llega la del director más olvidado de todos los que comprenden esta lista. El haber sido únicamente reconocido y recordado entre algunos círculos muy concretos de la cinefilia, a pesar de hacer películas relativamente accesibles (el problema en este aspecto es la duración de sus trabajos, muchos de ellos por encima de las dos horas), ha hecho que Jacques Rivette sea considerado como un cineasta para minorías. Su ópera prima, 'París nos pertenece', es un preciso estudio psicológico disfrazado de policíaco, con una atmósfera y unas situaciones más características de un noir. Pero, como su propio titulo indica, también es una oda a la ciudad de Paris. Un debut maravilloso.

Rivette, que falleció a principios de 2016, tuvo una carrera muy prolífica. Entre sus trabajos mejor valorados encontramos 'La religiosa', 'L'amor fou', 'Out 1, noli me tangere', 'Céline y Julia van en barco', 'La bella mentirosa' y 'Alto, bajo y frágil'. Además de por su trabajo como cineasta, Rivette es conocido por los escritos que publicó en la revista Cahiers de Cinéma, destacando uno que escribió sobre 'Kapo', 'De la abyección', en el que criticaba el uso de un travelling para filmar un suicido.

La infancia de Iván (Andrei Tarkovsky, 1962)

La infancia de Iván (Andrei Tarkovsky, 1962)

Llegó el turno de la ópera prima de uno de los cineastas más grandes de la historia del cine. 'La infancia de Iván', el primer largometraje de Andrei Tarkovsky y probablemente el menos brillante de todos cuantos dirigió. Menos brillante, pero igualmente brillante. Es el trabajo más accesible de su filmografía, pero no por ello es impersonal: sus señas de identidad se perciben desde los primeros compases de la narración, donde a su personalísimo estilo a la hora de filmar hay que añadirle la presencia de algunos elementos que estarían presentes en todas y cada una de sus películas. Este cuento sobre un niño que se ha visto obligado a ser mayor demasiado pronto es una poderosa, bella y dura historia antibelicista.

La filmografía del cineasta soviético resultó ser tan corta como apasionante. Aunque no hay un solo largometraje suyo que no merezca la pena ser visto, su plenitud artística llegaría en sus cuatro últimos y personalísimos trabajos. Este grupo de películas comenzó con 'El espejo', en la que homenajeaba a su propia madre. Después filmaría su mejor obra y una de las más grandes de la historia del cine, 'Stalker', que también fue la última producción que tuvo la oportunidad de realizar en su tierra. Con la nostalgia y la (no) pérdida de fe como temas fundamentales, Tarkovsky concluyó su carrera con las sobresalientes 'Nostalgia' y 'Sacrificio'. El legado que nos dejó este director es inabarcable, a pesar de que únicamente dirigiera siete largometrajes de ficción.

Malas tierras (Terrence Malick, 1973)

Malas tierras (Terrence Malick, 1973)

Terrence Malick logró hacerse con la Concha de Oro gracias a su primera película, 'Malas tierras'. Además de su ópera prima, posiblemente sea el trabajo mejor valorado en términos generales del cineasta y filósofo estadounidense. En los últimos años, donde ha obtenido algunos de sus mejores resultados a nivel artístico, Malick ha dividido al público y a la crítica cada vez que ha estrenado un largometraje. Pero 'Malas tierras', quizá por la sencillez de su narración y la fuerza de sus imágenes, consiguió ganarse el favor de muchos. Nunca una huida de unos jóvenes tras cometer un asesinato había sido representada de una tan pura y bella, y Malick supo hacerlo con una poética que no puede sino fascinar.

Tras estrenar 'Días del cielo' en el año 1978, Malick estuvo nada menos que 20 años sin ponerse detrás de las cámaras. 'La delgada línea roja', una de sus mejores películas, fue el puente entre las dos etapas perfectamente diferenciadas que encontramos en su carrera. A partir de ahí las cosas no serían mejores ni peores, serían diferentes. Malick empezó a guionizar sus trabajos dentro de la sala de montaje, encontrando su cima creativa en 'El árbol de la vida', que le hizo ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes. De ahí en adelante, todas sus películas se mantienen coherentes dentro de ese estilo del que ya pudimos ver cosas en 'La delgada linea roja'.

Cabeza borradora (David Lynch, 1977)

Cabeza borradora (David Lynch, 1977)

Nunca ha habido ni habrá un cineasta como David Lynch. Los habrá mejores o peores, pero ninguno como él. Y tampoco habrá una sola ópera prima como 'Cabeza borradora', que sin duda anticipaba lo que iba a ser capaz de ofrecernos este cineasta en el futuro. Un autor irrepetible, que dirigió, escribió, produjo, montó, decoró y se encargó de los efectos especiales de su primera película. Ni siquiera en su propia filmografía seríamos capaces de encontrar nada similar, pues 'Cabeza borradora' es un viaje al interior de la mente de un hombre depresivo, cuya imaginación imposibilita discernir entre realidad y fantasía, entre cordura y locura. El surrealismo se apodera de las imágenes del primer trabajo de Lynch como nunca más lo volvería a hacer a lo largo de su obra.

Su carrera no pararía de crecer, alternando trabajos convencionales como 'El hombre elefante' y 'Una historia verdadera' , con otros en los que siguió desarrollando y puliendo su estilo único y demostrando ser una fuente inagotable de creatividad. De la vertiente más lynchiana y personal de su filmografía destacan, por encima de todo, dos impresionantes obras maestras: 'Carretera perdida' y 'Mulholland Drive'. Pero no podemos olvidarnos de la excelente 'Terciopelo azul', ni de su sorprendente incursión en el mundo televisivo con 'Twin Peaks', que regresará en 2017 con el propio Lynch al mando.

Sangre fácil (Joel Coen, 1984)

Sangre fácil (Joel Coen, 1984)

El debut de los hermanos Coen (aunque únicamente está acreditado Joel como director) no pudo ser mejor. 'Sangre Fácil' sigue siendo, con 16 largometrajes a sus espaldas, una de sus mejores películas. Aunque es cierto que el factor sorpresa fue importante, ya que el estilo de Joel & Ethan Coen impactó por su forma de acercarse al cine negro, con un humor muy personal que años más tarde terminaría convirtiéndose en su sello identificativo, la película se encuentra en este lugar por méritos propios. 'Sangre fácil' se puede considerar sin ningún problema como una versión más brutal y seca de 'Fargo', en la que pulió la trama y, sobre todo, el estilo de su ópera prima. Porque sí, los parecidos entre ambas son notorios, aunque lo que las diferencia, entre otras cosas, es ese aura de película especial que tiene la cinta de 1996.

La carrera de los Coen es una de la más ricas y completas de la actualidad. Pocos cineastas en activo pueden presumir de contar a sus espaldas con trabajos como la ya mencionada 'Fargo', 'Muerte entre las flores' (puede que su obra cumbre), 'Barton Fink' y 'El gran Lebowski'. Y esto no son más que algunos ejemplos de su inagotable talento, tanto en la comedia como en muchos otros géneros. Si bien es cierto que la entrada del nuevo siglo no les ha sentado bien del todo, también lo es que, sin brillar como lo hacían antes, sus películas siguen siendo imprescindibles.

Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000)

Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000)

El caso de Alejandro González Iñárritu es bastante peculiar. 'Amores perros', su debut tras las cámaras, es el mejor trabajo que ha realizado el mexicano hasta la fecha. Un poderoso y brillante drama que fusiona con mucha habilidad tres historias que se entremezclan en tiempo y lugar. Con unos personajes realmente complejos, llenos de matices y dolor, Iñárritu construye una intensa y adrenalítica película de las que dejan huella. Y, por supuesto, su interesantísimo y desgarrador fondo se transmite de forma inmejorable a través de las imágenes, tan duras e impactantes como las lineas del guion requerían.

El cineasta mexicano trató de completar una especie de trilogía con el elemento común de las historias cruzadas. Después de 'Amores perros', intentó repetir su éxito con '21 gramos' y 'Babel', pero los resultados no fueron los esperados. El nivel de su ópera prima fue bajando poco a poco, volviéndose mucho más convencional y sensacionalista con el paso de los años. 'Biutiful', la película de Iñárritu que peores críticas obtuvo, supuso un importante punto de inflexión en su carrera. Sus dos últimos trabajos, 'Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia)' y 'El renacido (The Revenant)', se alejan por completo del estilo de sus inicios, perdiendo la fuerza y rabia que mostraba en pos de una artificiosidad nada productiva.

El regreso (Andrey Zvyagintsev, 2003)

El regreso (Andrey Zvyagintsev, 2003)

¿La mejor película de la lista? Probablemente. Sí, es cierto que esto es algo que puede decirse de todos y cada uno de los debuts que conforman este especial, pero parece mentira que 'El regreso' sea una ópera prima. Cualquiera diría que Andrey Zvyagintsev nació aprendido, porque, de verdad, este trabajo es descomunal desde su impresionante secuencia inicial. Es imposible filmar de forma tan bella y dura un reencuentro como éste, entre dos hijos y su padre, al que únicamente recordaban por una vieja fotografía. Filmada con una belleza hipnótica y asombrosa, el director ruso compone un bellísimo aunque duro relato de crecimiento y desarrollo personal. Su simbolismo y la fuerza de sus imágenes hacen de ella una obra única, indescriptible e inalcanzable.

A pesar de que puede que sea su mejor película, Zvyagintsev ha seguido creciendo y regalándonos magníficas películas. A día de hoy no ha filmado más que cuatro largometrajes, pero ninguno de ellos baja del notable. Su última película, 'Leviatán', se estrenó en nuestro país después de haber ganado el premio al mejor guion en el Festival de Cannes 2014. Si tenemos presente su constancia y regularidad, debería ser un cineasta imprescindible, de esos cuyos proyectos están marcados en nuestras agendas desde su anuncio.

La herida (Fernando Franco, 2013)

La herida (Fernando Franco, 2013)

La andadura española en este listado comienza con la ópera prima de Fernando Franco, que estudió montaje y ejerció el oficio hasta que decidió ponerse manos a la obra y digerir su primera película. 'La herida' es un estudio tan crudo como veraz de la psicología de una mujer con TLP (Trastorno Limite de la Personalidad). Con un estilo que recuerda en su aridez al cine de Bresson y en su modo de filmar, casi siempre cámara en mano, a los Jean-Pierre Dardenne (aunque mucho más natural, con una mirada más limpia y alejada de todo artificio), Franco realiza un debut apasionante, que se sirve del rostro y la fuerza de Marian Álvarez para transmitir angustia y desasosiego.

Poco podemos decir de la obra de un cineasta que no se ha prodigado demasiado tras debutar. De hecho, afirma sentirse muy cómodo como montador y no tener pensado, al menos a corto plazo, volver a ponerse detrás de las cámaras. Suponemos que acabará repitiendo en la dirección, pero es una pena que no tengamos la certeza de ir a ver de nuevo una película tan talentosa, fría, directa y contundente como 'La herida'. De momento, tendremos que conformarnos con revisitar este hito del cine español reciente.

Lost River (Ryan Gosling, 2014)

Lost River (Ryan Gosling, 2014)

Ryan Gosling debutó en la dirección a lo Nicolas Winding Refn. Es decir, presentando su primer largometraje en el Festival de Cannes y siendo abucheado. Esto no quiere decir que Refn debutara así, pero sus dos últimos trabajos han recibido sendas pitadas en el festival de la costa azul francesa. Inexplicablemente, se tachó de pretenciosa, críptica e impersonal una fábula perfectamente accesible, narrativamente comprensible y poco o nada presuntuosa. Sin embargo, le llovieron los palos y aún no ha anunciado un nuevo proyecto. Esperemos que pronto vuelva a regalarnos una obra tan fascinante como es 'Lost River', una de las óperas primas más potentes de la década.

Al meternos de lleno en años muy cercanos, nos encontramos con cineastas que únicamente han dirigido una película, por lo que no sabemos absolutamente nada acerca de su futuro. En el caso de Ryan Gosling, que también cuenta con una exitosa y aún prometedora carrera como intérprete, habrá que esperar un tiempo para comprobar si vuelve y si continúa perfeccionando el estilo mostrado en su ópera prima, en la que integraba hábilmente homenajes y/o elementos de directores tan diversos como como David Lynch, Terrence Malick o el propio Nicolas Winding Refn.

The Tribe (Miroslav Slaboshpitsky, 2014)

The Tribe (Miroslav Slaboshpitsky, 2014)

¿Diálogos? ¿Para qué sirven los diálogos pudiendo transmitir lo mismo o más únicamente por medio de las imágenes?, debió preguntarse el ucraniano Miroslav Slaboshpitsky cuando se dispuso a dirigir 'The Tribe', su primer largometraje. Y así, con la imagen, el sonido y el fuera de campo como armas, se atrevió a realizar uno de los trabajos más impactanes, violentos y turbadores de los últimos tiempos. En crescendo constante, Slaboshpitsky retrata la marginalidad y las pocas expectativas de futuro de unos jóvenes sordomudos que deben comunicarse mediante el lenguaje de signos. Sin miedo a mostrar la violencia, 'The Tribe' nos muestra sin contemplaciones una suerte de historia de amor que transgrede todas las normas preexistentes a la hora de filmar una película.

Miroslav Slaboshpitsky dirigió 'The Tribe' una vez acumuló experiencia como autor de cortometrajes. El excelente recibimiento por parte de la critica que tuvo en todas partes del mundo, unido a su calidad y fuerza cinematográfica, hace que esperamos ansiosamente futuros trabajos del director, que ha iniciado su andadura en el mundo del cine con un trabajo tan imprescindible como brutal.

Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016)

Tarde para la ira (Raúl Arévalo, 2016)

Para concluir el listado y de vuelta a nuestro país, es conveniente hacer mención a la excelente ópera prima de Raúl Arévalo, 'Tarde para la ira'. Haciendo suyos los códigos del thriller y el western y combinándolos de manera completamente satisfactoria, Arévalo construye una violenta, seca y cruda historia de venganza, que nos mantiene en tensión durante la hora y media que dura. Con un Antonio de la Torre descomunal, que le aporta multitud de matices a un personaje hundido pero lleno de ira, 'Tarde de la ira' se convierte en uno de los debuts más prometedores del cine español de la década.

Como carta de presentación de Arévalo es inmejorable, ya que, por encima de un resultado más que notable, está la seguridad y solvencia con que dirige este largometraje, como si llevara décadas poniéndose detrás de las cámaras en vez de delante. Pero hay algo aún más importante: el cineasta español sabe muy bien lo que quiere hacer y cómo quiere hacerlo, y detrás de su ópera prima se esconde una mirada personalísima que se aleja por completo de las corrientes más convencionales del thriller.

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