Cuando preparas una película durante más de siete años ya no es una película, es un proyecto personal de vida. Eso es lo que significa 'The Brutalist' para Brady Corbet, su tercera como director y el filme con el que marcará un antes y un después en su trayectoria.
Hemos podido hablar con Corbet en una entrevista para eCartelera, y lo primero que hemos hecho ha sido preguntarle sobre qué pasa justo después, cuando por fin terminas eso a lo que dedicaste tanto esfuerzo, dinero y tiempo. "Sin duda, tengo que descansar", asegura el cineasta. Eso sí, sin perder de vista el futuro y la que será su nueva obra, de la que asegura tener ya las bases establecidas:
"Cuando esta promoción termine, pasaré muchos meses en casa con mi hija, pero este proyecto me ha llevado tantos años que he tenido tiempo de pensar en qué hacer después tranquilamente y darle forma, pero no tengo prisa. Podría pasar un año o dos (para empezarlo), pero lo único que me preocupa es que sea bueno".
Los 215 minutos de 'The Brutalist' dan para contar una enorme cantidad de historias que afectan en mayor o menor medida la propia historia de László Toth: la arquitectura, la sociedad americana, las drogas, el abuso de poder en todas sus formas, el sufrimiento judío... "Todo está relacionado", advierte Brady cuando le preguntamos por la variedad de temas de los que habla la cinta. Pero él añade el que considera el eje fundamental de 'The Brutalist': el convivir con el trauma.
"No es una película sobre drogas como tal, pero sí sobre el trastorno de estrés postraumático. En la actualidad, mucha gente usa las drogas como vehículo para escapar de su dolor y sus traumas personales. En los 50, en Nueva York y en Philadelphia especialmente, había una epidemia de morfina y heroína. Considerando que por entonces Philadelphia estaba llena de inmigrante procesando el trauma de décadas anteriores. Son dos cosas que tenían que estar relacionadas. La película es sobre este personaje intentando procesar su trauma a través de su proyecto, su relación con su esposa... Puede que haya diferentes ramas, pero todas pertenecen al mismo árbol".
El reconocimiento perdido
Brady Corbet no estaba solo en la entrevista. Lo acompañaba Adrien Brody, magistral en su durísima interpretación de László Toth, una persona que, como decía el director anteriormente, vive cada día buscando superar o dejándose caer al infierno de sus problemas. Preguntado sobre si cree que Toth fue realmente feliz en algún momento de su vida, el actor intenta aportar optimismo a la lucha del personaje:
"Yo creo que sí. La búsqueda de la felicidad infinita no es realista, especialmente si estás conectado con la complejidad de este mundo. Creo que László experimenta grandes momentos de felicidad, otros de euforia total y otros de gran sufrimiento y tristeza. Sus circunstancias son increíblemente difíciles y sus traumas por lo que ha vivido son tales que tiene suerte tanto de estar vivo como de sentir felicidad. Teniendo en cuenta lo que ha vivido el personaje, es una persona bastante feliz. La satisfacción también es algo efímero, y empatizo con ello. Hay momentos de satisfacción máxima que son efímeros, se desvanecen".
Ese momento de satisfacción máxima le llegó al actor con su segunda nominación al Oscar. La primera vez que estuvo nominado se hizo con la estatuilla gracias a su papel en 'El pianista', y al ser preguntado sobre si mantendrá el 100% de victorias en 2025, Brody no ha querido mojarse, aunque sí ha dejado un recado a una industria que durante muchos años no le ha tenido en cuenta como un actor de primer orden:
"No tengo ni idea, no soy muy de apostar, pero estoy muy agradecido de ser considerado para ello entre una lista de actores tan buenos. Ha pasado muchísimo tiempo desde la última vez que se me trató con este nivel de respeto y reconocimiento por el trabajo que he hecho toda mi vida. Estoy muy agradecido a Brady por darme la oportunidad de brillar... y lo que tenga que ser será. "
'The Brutalist' ya está disponible en cines.