Después de adentrarse en las escuchas que realiza el Estado en la notable 'Testigo', Thomas Kruithof regresa al complejo universo de la política con 'Promesas en París'. Drama y thriller político protagonizado por Isabelle Huppert y Reda Kateb, la cinta muestra el complejo equilibrio que debe tener una alcaldesa, "una figura que está en el centro de la política". "Por un lado, conoce personalmente a los votantes, pero, por otra parte, depende del estado central para resolver algunos problemas y debe transferir a otros estamentos decisiones que le pueden afectar", señala el cineasta.
'Promesas en París' narra cómo Clémence (Huppert), alcaldesa de una villa cercana a la capital francesa afronta su mayor reto hasta el momento: decidir si aceptar un puesto como ministrar en el gobierno o cumplir con su propia promesa de retirarse tras lograr la reelección para un segundo mandato. Política veterana, Clémence siempre se ha volcado con los más desfavorecidos y ha buscado sacar a la ciudad de la pobreza y el desempleo, lo ha hecho junto con su mano derecha, Yazid (Kateb). Sin embargo, esta propuesta trastocará sus planes, hasta el punto de verse en la encrucijada de mantener su compromiso con sus electores o escuchar los cantos de sirena de la ambición por el poder.
Tras 'Testigo', Kruithof quiso explorar más a fondo el mundo político, entrando de lleno con con esta propuesta. "Tenía ganas, más de que de hacer una película sobre la política, realizar un filme sobre lo teórico, sobre lo que significa el valor político. Tenía la idea de hacer una historia en la que los personajes se ven entre la espada y la pared, entre la valentía y la cobardía. Ahí, junto con el coguionista Jean-Baptiste Delafon, llegamos a la conclusión que para mostrar eso, había que hablar de política local y eso significaba tener de protagonista a un alcalde", comparte el cineasta en una entrevista para eCartelera dentro del evento Francia está en pantalla, organizado por Unifrance en colaboración con el Instituto Francés de Madrid, que tuvo lugar entre los días 9 y 12 de junio, con el objetivo de impulsar la asistencia de público a producciones audiovisuales de factura francesa.
La alcaldía, entre las presiones del puebo y del estado central
"El alcalde o la alcaldesa está en el centro de la política. Conoce los nombres de sus votantes, los problemas que estos tienen, puede llegar a tener afinidades con ciertos vecinos o al revés. Pero necesita también al estado central. Es más, para resolver algunos asuntos, deben delegar funciones a otros estamentos o administraciones, lo que provoca que lo que vaya a pasar en lo referente a cubrir necesidades, no llegue a depender de ellos en ciertos casos", explica Kruithof.
"Por eso la figura del alcalde está en medio del pueblo y del estado central, lo que hace que tenga presión por ambas partes. Nos parecía interesante abordar este tema. También, teníamos la voluntad de hacer una película al revés de otras producciones, que hablan sobre la conquista del poder. En este caso, sí, hablamos de ambición pero, sobre todo, lo que nos interesaba era lo que significa la práctica del poder y el reto que supone cumplir con las promesas electorales", continúa.
Para Kruithof, "mantener y cumplir las promesas son la parte más complicada de la vida política". "En la película, vemos cómo los personajes pelean dentro del sistema por intereses contrapuestos, con sus propias debilidades también. Se ve hasta qué punto esto puede ser una lucha o una cruz para llevar a cabo algo. Todo, al final, pasa tanto por un enfrentamiento como por una negociación", argumenta, destacando que el juego político termina siendo, "metafóricamente hablando", un "campo de batalla".
"Hay mucha estrategia detrás, es como el Risk o como jugar al ajedrez. Hay diferentes perfiles políticos, los que hay defienden ideales, los que hay que escuchan las demandas del pueblo, los que hay que son pragmáticos, los hay que solo piensan escalar en el poder; eso es lo que hace que el consenso y que todo el mundo se ponga de acuerdo sea tan difícil", expone, señalando que "los estratos de la política que se muestran son distintos y eso se refleja también en que la percepción de los problemas también lo es", lo que dificulta, más si cabe, el famoso y deseado consenso.
La degradación y el abandono de los barrios populares y obreros
En ese aspecto, Kruithof señala que, muchas veces, las diferencias o fricciones, incluso entre miembros del mismo partido o gobierno, provienen de algo mucho más concreto que las ideologías, el dinero. "En varias ocasiones, no son las ideas las que hacen que un acuerdo sea inviable, sino algo tan tangible como el dinero. Al final, la gente lo que quiere es pagar las facturas y llegar a fin de mes", añade. "De ahí, que la psicología de los personajes políticos me parezca apasionante, porque se ven atravesados por muchas contradicciones", detalla.
De ahí, que el escenario ideal sea una ciudad de las afueras, de los suburbios. Por eso, el filme se rodó en Clichy-sous-Bois, situada al este de París y perteneciente al departamento Sena-San Denis. "Fue una elección bastante natural. El alcalde de esta ciudad, Olivier Klein, fue uno de los regidores que conocimos cuando comenzamos este proyecto. Descubrimos los problemas de insalubridad del complejo de viviendas en algunas villas", comenta Kruithof, destacando que los problemas que aparecen en el filme son reales. "Se espera que estos edificios se renueven el año que viene, gracias a una subvención, la misma que demandan los vecinos en el filme", señala.
Uno de los aspectos de su largometraje, es que expone problemas concretos de los vecinos de la zona, que muestran el abandono de las instituciones en ciertas partes de la región de Isla de Francia. "Hemos sido testigo de esta violencia social que existe en estas partes populares, así como también de la explotación de la miseria por parte de ciertos movimientos populistas. Nos pareció natural volver a la ciudad, me impactó también los problemas constantes que tenían en lo referente a inundaciones", denuncia.
El lenguaje que hablan los políticos
"[Clichy-sous-Bois] es un fracaso urbanístico, creado a finales de los años 60 y 70, pensado para las clases medias, pero la ciudad se quedó muy anclada, no había una red de transportes y no se hicieron muchas cosas en materia de infraestructura, está muy cerca de París, pero tremendamente mal comunicada, lo que provoca la sensación de que está muy lejos", explica Kruithof en lo referente a la situación de estos edificios en Clichy-sous-Bois, destacando cómo el proceso de degradación fue a más tras la crisis económica de 2008.
"Al final de los 80, las clases medias decidieron irse a otras periferias de un nivel social más elevado y vinieron otras poblaciones, la mayoría de origen inmigrante. La crisis económica llegó y los edificios, varios mal diseñados, comenzaron a degradarse y se formó una especie de círculo vicioso, en la que había problemas de infraestructura, de salubridad y que permanecen hasta hoy", agrega, destacando, eso sí, "la generosidad de los vecinos" y cómo comenzaron a asociarse en plataformas vecinales para exigir mejorar en las viviendas y en los espacios públicos. "Han surgido movimientos vecinales que buscan que se reforme, que se proteja, que velan por sus vecindades, que son su hogar", exclama.
Por otro lado, el director y coguionista es consciente de que uno de los problemas de la política es la tecnocracia, en lo referente a una clara desconexión entre líderes y votantes, que pueden llegar a parecer que están hablando otro idioma. "Hay un lenguaje que vemos que es distinto según las funciones de los dirigentes. En Francia, hablamos que esto es la tecnocracia, que es una forma de hablar de las cosas, precisas pero hueca, son palabras vacías, como 'arbitraje', que la comenta uno de los personajes en el filme. ¿Quién sabe lo que significa? De ahí, que sea imprescindible adaptar el discurso a la persona a la que va destinado", comparte.
"Isabelle Huppert y Reda Kateb fueron mis inspiraciones para la película"
De ahí, que a Kruithof le atraiga tanto en el mundo de la política. "Es como un thriller, cinematográficamente hablando, cuando vas conociendo gente del entorno político. Me hizo entender cosas, mecanismos, problemas. Lo que he intentado captar con este filme es la energía que se gasta, la implicación, la dureza, la brutalidad, la crueldad (en ciertos casos) y la belleza que hay también en la política", expone.
Aunque los juegos de la política son los máximos protagonistas de la cinta, estos no podían tener mejores jugadores que sus dos actores protagonistas: Isabelle Huppert y Reda Kateb. "Fueron la inspiración original. Desde el principio, a veces cuando empiezas a construir personajes, estos aún no existen y te apoyas en una referencia, en una analogía en un referente que conoces en tu vida, un personaje público como un actor. Aquí pensamos en que podrían ser Isabelle Huppert y Reda Kateb. Intentamos luego ir olvidándonos de ellos, por si ellos no podían estar en el proyecto. Afortunadamente, eso no ocurrió", comenta.
"Son dos actores increíbles, muy sutiles y magnéticos, tienen mucha presencia presencia y hacen buen tándem. Antes hablábamos de energía, Isabelle con su silueta frágil y esta manera que tiene de andar, la fuerza que se desprenda de esta silueta tensa y a Reda lo imaginaba justo detrás de ella, más recto, un poco más frío de lo que estamos acostumbrados a verle, muy elegante y más cerebral", añade.
"Me los imaginé caminando uno junto al otro. Me hizo preguntarme cómo ese tipo de relaciones se construyen. Es una relación de amistad y profesional donde la línea entre una y otra no está del todo clara, se viven grandes cosas juntos, pero no se dicen todo. Me interesaba mostrar que en el centro de la trama, esa amistad irá fracturándose a lo largo de la película, para oponerlos finalmente", continúa.
La industria cinematográfica en crisis
Kruithof es consciente de la fuerte crisis que vive la industria cinematográfica tanto a nivel mundial como regional. Si bien, es verdad que la situación del sector en Francia está mejor respecto a otros mercados europeos como Italia o España (donde la asistencia ha descendido un 75% y un 60%, respectivamente, en comparación a 2019), en ambos la situación es considerada crítica, eso no resta que la asistencia a salas en el país galo haya descendido un 55% respecto a 2019 (último año precovid) y que el CNC (Centro Nacional del Cine y la Imagen Animada) haya dado la voz de alarma por el riesgo que corre el sistema de financiación del séptimo arte en Francia, en el que las plataformas no forman parte de manera estricta.
"Una parte del sistema de financiación del cine depende del volumen de negocios. El CNC pide una tasa sobre las entradas que se revierte en la creación. Cuando hay menos entradas, no solo los cines cierran, sino que se producen menos películas porque hay una merma en el número de estrenos. No puedo dar cifras, pero la financiación del cine en Francia ha perdido varios millones de euros", concluye.
Dirigida por Thomas Kruithof, quien firma el guion junto con Jean-Baptiste Delafon, 'Promesas en París' está protagonizada por Isabelle Huppert y Reda Kateb. Una producción de Wild Bunch Distribution, Les Films du Camélia, France 2 Cinéma y 24 25 Films. Disponible en cines desde este 24 de junio, de la mano de Filmax.