Tras pasar por el Concurso Internacional de la 72ª edición del Festival de Locarno y por la Sección Oficial de la 64ª edición de la Seminci de Valladolid, llega a salas comerciales españolas 'Pequeños milagros en Peckham St.', el primer largometraje de ficción del tándem de directoras formado por Vesela Kazakova y Mina Mileva. Un drama social con tintes de comedia ácida que evoca al cine de los hermanos Dardenne o Robert Guédiguian y que coloca a las cineastas como uno de los nuevos referentes del cine social europeo.
'Pequeños milagros en Peckham St.' narra la vida de Irina, una mujer de mediana edad de nacionalidad búlgara que vive en un barrio a las afueras de Londres. A pesar de ser arquitecta, trabaja en lo que puede para llegar a fin de mes, pues tiene un hijo que mantener y una hipoteca que pagar. Su hermano Vladimir, que vive con ella, es catedrático en Historia pero trabaja haciendo arreglillos en el vecindario. La aparente tranquila vida de la familia se trastocará cuando el ayuntamiento comience a rehabilitar el edificio y obligue a los propietarios a hacerse cargo de la derrama. Aunque lo que hará que la convivencia explote será algo tan banal como que el gato de una de las vecinas se quede atrapado en la pared del piso de Irina.
Kazakova y Mileva se pasan a la ficción tras haber dirigido los documentales 'Uncle Tony, Three Fools and the Secret Service' y 'The Beast is Still Alive', dos filmes que causaron una gran controversia en su Bulgaria natal. "Habíamos realizado dos documentales antes, pero habían sido muy atacados, hasta prohibidos en nuestro país. Sufrimos persecución, nos retiraron recursos, nos amenazaron. Hasta tal punto que barajamos cerrar nuestra productora", explica Mileva en una entrevista para eCartelera durante su visita a Madrid.
Una película basada en hechos reales
"Un día, en Londres, conocimos este suceso a través de una amiga. La historia de este gato, de este niño y la compartimos con otro amigo muy bien situado en el mundo de las finanzas y nos contó que era un tema para crear ficción. Pensamos darnos una oportunidad en esto", añade, destacando que era esencial "mantener su contexto" londinense y no llevar la trama a Bulgaria.
Un aspecto que destaca del filme es que habla desde los diferentes prismas que significa ser inmigrante. Por un lado, se muestra el desprecio y la xenofobia que vive Irina, la cual debe trabajar en labores que requieren una menor cualificación que la tiene. No obstante, a pesar de la precariedad que vive, prefiere eso a tener que volver a su país, lo que habla sobre la realidad que motiva a una persona a emigrar.
"Esa es una observación aguda y cierta. El motivo de que sea inmigrante es económico, no por convicción. Le disgusta tanto lo que le puede ofrecer su país de origen, que prefiere estar en el Reino Unido, en las condiciones que vive, que volver a Bulgaria. Es una situación que he podido ver en mucha gente que ha inmigrado, no solo de mi país. Sucede también en España, Francia o Grecia", señala Mileva.
"Los búlgaros que han visto el filme han notado que, en muy pocas ocasiones, han podido ver su realidad como inmigrantes y cómo se desenvuelven en una cultura tan distinta como la británica. Varios de ellos ahora rehúsan inmigrar a este país", comparte Kazakova, aunque la realizadora advierte que no solo hay motivos económicos para dejar el país de origen. "Puedes tener que irte porque no puedes existir en tu propio país, lo que hace que prefieras ser canguro, servir mesas o lavar lavabos antes, incluso, que dedicarte a tu vocación en tu propio país. Eso pasa muy a menudo y no solo en Bulgaria", agrega.
La compleja realidad de la xenofobia
El largometraje también deja en evidencia otros factores que trata de forma distinta a la habitual. Muestra la pérdida de solidaridad y fraternidad de la clase trabajadora; cómo la clase media va siendo consumida por sus miedos, debido a la merma de poder adquisitivo provocado por las distintas crisis; y cómo, en varias situaciones, la xenofobia no tiene por qué ir de la mano con el racismo, pues Irina, siendo una mujer blanca, es discriminada por su condición de inmigrante por una vecina británica negra.
"Históricamente, la clase obrera ha tenido esa solidaridad. Pero, en ese distrito central, hay diferentes tipos de realidades y conviven muchos tipos de situaciones económicas. Hay viviendas sociales, pero otras no", explica Mileva, quien recalca que "la falta de solidaridad también está en la llamada clase media". "Es un grupo más heterogéneo, si cabe, entre los que también hay artistas", detalla.
"Después, el que la clase trabajadora tiene siempre la mente abierta y extiende la mano al diferente no es tan claro. Por ejemplo, cuando comenzaron a llegar inmigrantes polacos a este barrio, hubo mucha crispación y rechazo. Entre los motivos de conflicto estuvo el de la barrera idiomática, la cultura y también la social pues, en algunos casos, estos migrantes pueden ser más racistas que los propios vecinos de la zona", argumenta Mileva, la cual resalta que "la realidad del inmigrante es mucho más compleja de lo que se informa y va más allá de los tonos de piel".
Drama social dentro del contexto del Brexit
Aunque enfocada en una historia cotidiana, el Brexit está de forma omnipresente. Ambas realizadoras están de acuerdo en que la pandemia del coronavirus ha maquillado las consecuencias de la separación del país británico con la Unión Europea. "Para empezar, los británicos no pensaron que iban a estar más aislados de lo que iban a estarlo por el Brexit", señala Kazakova.
"La verdad es que lo del Brexit, en la película, vino después. Nos gustaría ahora ver la recepción del público sobre esta situación. Inicialmente, la historia estaba enfocada en lo sucedido en el bloque de viviendas, las obras, el gato, el conflicto vecinal. El tema del Brexit lo incorporamos en último momento, pues nadie sabía qué iba a suceder, llegamos a pensar que no iba a pasar. Igual, aunque no hubiera habido Brexit, su tema social es universal", continúa.
"La verdad es que siento compasión por los británicos. Me he sentido muy bien tratada en el Reino Unido, tengo muchos conocidos en el país y sé que lo que van a pasar, cuando termine la pandemia, no será fácil", manifiesta Mileva.
Por otro lado, la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 ha trastocado todo lo relacionado con el estreno comercial del filme, el cual recién está abriéndose paso por distintos mercados internacionales, justo cuando las directoras han presentado su segundo filme de ficción, 'Women Do Cry', presente en la sección Una Cierta Mirada del pasado Festival de Cannes, y que protagonizó Maria Bakalova, nominada al Oscar por 'Borat película film secuela'.
"La pandemia ha cambiado todos los planes que teníamos para la película, como su distribución. Tuvimos la première británica en el Festival de Edimburgo, donde tuvo muy buena acogida. Pero todo quedó paralizado y apenas hemos logrado la repercusión que buscábamos en el Reino Unido. Igual, no es demasiado tarde, porque está estrenándose poco a poco en otros países", señala Mileva.
"Siempre hay alguien que te dice que es complicado hacer cine si eres mujer"
Segundo tándem de cineastas en proceder de Bulgaria, el primero fue el de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, ambas consideran que producir cine en el país balcánico es complicado, dando igual el sexo de los profesionales. "Realizar cine en Bulgaria, en sí, es complicado, tanto para nosotras como para nuestros colegas varones. Históricamente, hemos tenido voces femeninas muy fuertes en el cine, durante la época comunista. Pero esto es una situación concreta, donde la afinidad y afiliación política pesaba más que el talento, tanto en directores como en directoras", explica Kazakova.
No obstante, Mileva sí considera que el ser mujer cineasta es complicado, pero en todo el mundo. "Siempre hay alguien que te dice que, siendo mujer, realizar cine es una empresa difícil, que los proyectos no salen adelante, fomentan que haya inseguridades y que muchas no quieran atreverse. Ese tipo de situaciones, tristemente, las he visto en muchos países", denuncia.
'Pequeños milagros en Peckham St.' está dirigida y escrita por Vesela Kazakova y Mina Mileva y está protagonizada por Irina Atanasova, Angel Genov, Orlin Asenov, Gilda Waugh, Jon-Jo Inkpen, Chinwe Nwokolo y Kadisha Gee Kamara. Producida también por Kazakova y Mileva junto con Lambos Atteshlis y Christophe Bruncher. Coproducción entre Bulgaria, Francia y el Reino Unido, está disponible en salas de cine desde este 6 de agosto, de la mano de Surtsey Films.