Seis años después de estrenar la magistral 'Custodia compartida', Xavier Legrand regresa con 'El sucesor'. Adaptación de la novela 'La ascendencia' de Alexandre Postel, está en cines desde el 22 de marzo, de la mano de BTeam Pictures. Un recorrido comercial que llega tras su paso por la Sección Oficial del 71 Festival de San Sebastián. Un recorrido por el lado más oscuro de las relaciones entre padre e hijo, con aroma a tragedia clásica griega. "Me he inspirado en figuras como Hamlet de Shakespeare o el mito de Edipo", confiesa el cineasta.
Ellias Barnès (Marc-André Grondin), de 30 años, acaba de ser nombrado nuevo director artístico de una famosa casa de moda parisina. Pero como las expectativas son altas, comienza a experimentar dolores en el pecho. De manera repentina, es llamado de vuelta a Montreal para organizar el funeral de su padre, del que vivía distanciado, y descubre que quizá haya heredado de él algo mucho peor que su débil corazón.
Un acercamiento a cómo el patriarcado termina convirtiéndose en un legado maldito para aquel que trate de huir de él. Legrand prosigue con su análisis sobre la figura paterna como elemento negativo tras su flamante ópera prima, por la que ganó cinco Premios César en 2019. En esta ocasión, lo hace partiendo de una novela por la que se quedó "impactado". "La sensación fue de shock, indescriptible y es algo que pocas veces sucede, por eso quise que fuese mi segundo trabajo como realizador", comenta en una entrevista con eCartelera.
eCartelera (EC): ¿Qué fue lo que te gustó de la novela original de Alexandre Postel, 'La ascendencia', para adaptarla al cine?
Xavier Legrand (XL): ¿Qué me gustó de la novela? Recuerdo que cuando la leí me quedé impactado. La situación por la que se encontraba el personaje principal era única y sorprendente. Me quedé en shock por lo que ocurría. ¡Cómo decirlo! Indescriptible. Es algo en lo que creo que, de todos modos, como sociedad apenas hablamos. Muchas veces hay casos así, de víctimas, de familias, del perjudicado y del perpetrador. Pero pocas veces hablamos de qué es. ¿Qué lo acerca a la monstruosidad? Entonces, eso fue lo que me llamó la atención. También el potencial, cómo decirlo, trágico. Pero en el sentido griego del significado. Por eso, la película está cargada de simbolismos.
EC: Sí, tiene momentos en los que parece una interpretación contemporánea de una tragedia de Shakespeare, de Homero o de Eurípides, ¿cierto?
XL: Hamlet, sí, tiene un poco de él.. Lo que pasa es que Hamlet busca vengar a su padre y no es el caso en mi película. La referencia a Hamlet está en el hecho de que la madre se marchó con la madre se fugó con el hermano y a su madre la llamé Gertrude y a su tío Claude, ahía está la referencia a Shakespeare. Pero la inspiración está más bien en Edipo. Cuando Ellias llega a Quebec, lo primero que dice es si puede quitarse los zapatos. ¿El motivo? Porque cuando baja del avión, se le hinchan los pies. Edipo significa 'pies hinchados'. Ahí está el guiño.
EC: En la novela, Ellias es vendedor de teléfonos. Para la película, decidiste convertirlo en un afamado diseñador de una prestigiosa casa de moda parisina. ¿Cuál fue el motivo?
XL: Sí, eso es todo, es parte, cómo decirlo, de todo el simbolismo que quería aportar a la película. A nivel trágico, cuando tomamos la figura de Edipo o Hamlet, siempre son reyes, príncipes, están en una especie de pedestal así. Quizás también le permita comprender su toma de decisiones de manera diferente, porque tiene una imagen pública que deben mantener. Tiene un imperio que han construido y no pueden correr el riesgo de perderlo. Claro, si estamos en una tragedia, la caída es mucho más vertiginosa si el protagonista cae desde una vigésima planta que desde una segunda. Ahí lo tienes, es también una cuestión pública, de mantener un nombre, dado que este será la huella que deje para la posteridad. Tiene un desafío adicional.
EC: Claro, no es lo mismo que el protagonista esté trabajando vendiendo móviles en una tienda de Orange a que sea el sucesor de una firma de modas de un diseñador de la talla de Lagerfeld, por ejemplo.
XL: Sí, entonces no es menos violento, sino porque es una tragedia, ya seas vendedor telefónico o ladrón. Es terrible lo que está pasando. Pero es cierto que la repercusión, además de lo que es, de lo que ha construido, la tiene de todos modos porque está en la luz. Alguien que vende teléfonos y luego eso está condenado a desaparecer de todos modos. Pero la desaparición es menos vertiginosa que cuando estamos a la luz.
EC: La escena inicial es muy impactante y tremendamente simbólica. Recuerda a las películas de Alfred Hitchcock.
XL: Sí, claro. Está 'Vértigo'. Al mismo tiempo, quise retratar una especie de descenso al Infierno de Dante, que es otro referente además de la tragedia griega. Es el movimiento en espiral, que aumenta la sensación de thriller. Cuanto más avanzamos, el espacio más se estrecha, hasta el punto de que no hay salida posible.
EC: También parece simbólico de que haya un océano entre padre e hijo. La separación física refleja esa lejanía que sentía Ellias por su padre, ¿no?
XL: Absolutamente. Sí, era lo mismo. Aumenta la sensación de un camino trágico. En cierta manera, Ellias es un desertor cultural y geográfico. Ha dejado atrás su pasado en Canadá, pero éste lo llama para que vuelve. Tiene que ser así, incluso en una película de aventuras está el viaje iniciático. En lugar de tomar el tren e ir a la provincia, como en la novela, coge un avión y eso provoca que esté más aislado del espacio seguro que ha creado en París. Está completamente solo en Quebec. No sólo elegí Canadá por eso. Quería un país extranjero, pero francófono. Sentía que Bélgica o Suiza estaban demasiado cerca, Quebec era el lugar ideal.
EC: La película muestra que el legado del padre es horrible. Metafóricamente, ¿es una manera de mostrar cómo a los hombres, en general, les cuesta deshacerse de los traumas que deja el patriarcado?
XL: Sí, sin duda. El patriarcado aplasta a los hombres. Se nos enseña, como varios, a tener que ser poderosos, viriles, a controlar nuestras emociones, a no sucumbir a la fragilidad. Es simbólico. De hecho, de generación en generación, los hombres tienen este peso, que es bastante abrumador. También está en que se nos obliga a ser héroes. Los hombres no deben llorar. Es curioso, porque mi protagonista hace todo lo contrario. Y es que llorar es lo más humano del mundo.
EC: Tanto en tu anterior película, 'Custodia compartida', como en esta, la figura del padre es una fuente de terror cotidiano. ¿Quizás la figura paterna debería deconstruirse?
XL: Creo que sí. Bueno, es por el patriarcado. Afortunadamente, no todos los padres son así. Hay padres muy buenos, que son amorosos con sus hijos, que son frágiles y que afrontan las emociones. Hay padres que lloran, que buscan tranquilizar a sus hijos, que son protectores y solidarios. Afortunadamente, existen y son cada vez más. Pero sí, la figura paterna debe deconstruirse. Al igual que hay progenitores que son buenos, también están los que se sienten muy a gusto en un sistema patriarcal y tratan de mantenerlo a toda costa.
EC: Es importante también que los hombres hablen de sus propias emociones, que tengan el derecho de sentirse vulnerables, de no tener miedo a sentir.
XL: Sí, tenemos que abrazar nuestros sentimientos y decir cómo nos sentimos, es incluso una reivindicación. No tenemos que tener miedo de decir que estamos conmovidos o que lloramos porque sufrimos. Los hombres tenemos mucho que ganar si somos capaces de dejar de contenernos y reprimirnos y compartimos con otros nuestras emociones. Esto también se aplica a la relación con los padres y aquí está un tema fundamental: la educación. Los padres deben educar a sus hijos para que expresen lo que sienten, para romper con esa herencia del patriarcado, para que vean que no es malo llorar, no es malo sentirse vulnerable. Los padres deben involucrarse. En ese sentido, queda mucho trabajo por hacer.
EC: En 'Custodia compartida', la escena final, en la que el exmarido intenta asesinar a suexsposa, es puro terror y asusta especialmente porque es una escena que sucede en la vida real, se ve en las noticias. ¿Da más miedo el terror sobre lo cotidiano?
XL: Sí, porque en el cine no hay espectacularidad. Cuando hablamos del terror del día a día, quitamos lo espectacular, lo mostramos tal cual es y da mucho miedo. Es también una manera de no hacer trampa con el trasfondo. Cuando comencé a preparar esta película y escribí el guion, conocí a muchas víctimas: mujeres y adultos varones que vivieron esa violencia de niños. También me documenté sobre hombres violentos, grupos de apoyo. Pero es muy real. En Francia, cada dos días o tres se ven noticias sobre muertes por violencia machista, ese es un terror real. Por eso, mi labor como cineasta no es trata de negociar o suavizar el horror, sino mostrarlo tal como es, sin lucrarme y hacerlo espectacular, eso sí. Ahora bien, eso no quita que, aunque sea sobre lo cotidiano, no haya un lenguaje cinematográfico que muestre ese miedo. He intentado encontrar el equilibrio para evitar caer en lo obsceno y tampoco ser demasiado sutil, hablar con la distancia adecuada.
EC: Realmente hacer terror desde esa perspectiva social y realista es un desafío. Es salir de lo convencional, del cliché. Por otro lado, enriquece el género, ¿no?
XL: Sí, es más rico. Y luego también es una apertura a pensar en lo que vemos y puede dejar espacio para los matices y nos involucra físicamente en ello.
EC: Un tema que me llama la atención. El protagonista se obliga a dejar atrás también su acento quebequés. Podría verse como algo concreto para la película, pero consta que en francés, no están bien vistos los acentos que no sean el parisino. En España, actualmente, se busca que no se pierda la diversidad de acentos. ¿Esto no está tan bien valorizado en Francia?
XL: Creo que no se valora. Es así incluso ahora. Ahora bien, está habiendo menos prejuicios que antes, se comienzan a escuchar acentos del norte, del sur. Vamos poco a poco, pero le cuesta aún a la sociedad. Recuerdo tener amigos que venían de Toulouse y tenían el acento de su región. Todo el mundo les decía que no podían interpretar a Molière si no se quitaban el acento. Esto también se está deconstruyendo. Hay que cierto esnobismo parisino de tener un francés perfecto. Pero esto también está cambiando. Está habiendo menos prejuicios, aunque es verdad que no se promueve que haya una diversidad de acentos.
EC: Aunque es cierto que esto funciona muy bien para mostrar el rechazo que siente Ellias por sus orígenes.
XL: Lo interesante de la película es que mostramos hasta qué punto su acento de Quebec no es un acento francés, sino un acento norteamericano. Entonces él lo controla, pero muestra hasta qué punto ha construido su imagen. Ha dejado atrás su pasado y el pasado vuelve a él. De hecho, cuando pierde el control y entra en pánico, vuelve su acento original.