Mostrada en la sección Una Cierta Mirada del 72º Festival de Cannes, candidata al mejor largometraje de animación en los Premios de Cine Europeo 2019 y nominada al César al mejor filme de animación, llega a salas españolas 'Las golondrinas de Kabul', adaptación de la novela homónima de Yasmina Khadra y dirigida por Zabou Breitman y Éléa Gobbé-Mévellec, dos mujeres cineastas que narran la dura realidad que vivieron las mujeres durante el régimen Talibán en Afganistán entre 1996 y 2001 y que sigue reproduciéndose actualmente. "Hemos buscado retratar fielmente la realidad de la capital afgana", declara Breitman.
'Las golondrinas de Kabul' ha sido un proyecto que cayó en las manos de Zabou Breitman, una directora que no tenía experiencia en animación, como tampoco en narrar la realidad social de un país de Oriente Medio, pero que, desde el primer momento, quiso implicarse para crear un relato comprometido y de denuncia. "Fue Julien Monestiez, un joven productor, el que vino con un guion hecho, adaptación de la novela de Khadra y que me propuso ser la directora de la película. La cinta iba a ser producida por Les Armateurs, el gran estudio de animación independiente en Francia", declara la codirectora en una entrevista para eCartelera en el Instituto Francés de Madrid, durante la promoción del filme en la capital española.
"Cuando me lo propuso, pregunté que por qué yo. Me comentó que quería que el filme fuese dirigido por una mujer, que tuviera una mirada femenina dada su temática. Él conocía mi experiencia anterior y sabía que había estado en proyectos muy diferentes. Además de haber dirigido películas en imagen real, he sido directora de teatro y he trabajado como actriz en cine y televisión. Dado que soy muy ecléctica, pensó que era la ideal para esta adaptación", continuó comentando.
Kabul a través de la animación con acuarelas
No obstante, Breitman sí tenía una profunda relación con la animación. "Lo que él ignoraba es que, cuando era más joven, había hecho varias ilustraciones y dibujos. Mi relación con la animación es fuerte y cercana", explica, destacando que fue cuando eligió que el estilo de la cinta fuese con animación con acuarela cuando entró en el proyecto la otra directora, Éléa Gobbé-Mévellec. "Los animadores de Les Armateurs se sorprendieron cuando elegí la acuarela en lugar de una animación hiperrealista. Entre las varias propuestas que vi, la de Gobbé-Mévellec fue la que me convenció más. Ante todo es su estilo", detalla Breitan. Su colega en la dirección, animadora de Les Armateurs, ya había trabajado en proyectos con una estética similar como 'El gato del rabino' (2011) o 'Ernest y Célestine' (2012).
De hecho, la decisión de hacer un largometraje de acuarela provocó que el proyecto cambiase completamente. "Tuvimos que reescribir el guion entero, de eso me encargué yo. Al final, yo escribía los dibujos, gracias a las ilustraciones de mi compañera, podía describir lo que las imágenes me transmitían, quería que todo fuese concreto, para evitar tener un filme abstracto. Cuando ella creaba, yo lo plasmaba en letras, para que esas imágenes pudiesen funcionar en el guion", comenta.
"Al principio ella no estaba segura de ser la otra directora de la película, pero le convencí. Le comenté que yo era la veterana en este tándem y que sabía qué era enfrentarse a una ópera prima. Nos hemos ayudado mutuamente", declara Breitman, que también revela que, aunque fuese una película de animación, quiso dirigir 'Las golondrinas de Kabul' a su manera.
Apuesta por la diversidad en el reparto
"Puse mis condiciones, primero quise rodar con los actores en el estudio como si estuviesen en el teatro en el cine, llevaron incluso los atuendos de sus personajes, como el burka o el turbante. De esta forma, captábamos todos sus movimientos, cómo bebían, cómo comían, su forma de andar. Todo eso quería que los animadores lo reprodujesen, incluso la respiración y las improvisaciones", detalla, destacando que también se grabaron los sonidos que provocaron los intérpretes. "Quería captarlo todo", recalca.
De hecho, Breitman y Gobbé-Mévellec querían tener actores con raíces de Oriente Medio en la película, para darle mayor veracidad a la cinta, como así también mostrar la diversidad que existe dentro de la industria cinematográfica francesa, la más importante del continente europeo. "Conocía a la mayor parte de los actores y quería a intérpretes orientales para los papeles de Atiq y Mussarat. Simon Abkarian es mitad armenio y mitad libanés e Hiam Abbass es israelí musulmana. Ellos representan la tradición, mientras que los jóvenes [interpretados por Zita Hanrot, Swann Arlaud y Pascal Elbé, dos de ellos con raíces extranjeras] están menos apegados a lo antiguo, las diferencias generacionales queríamos que estuviesen también presentes", explica.
Además, el filme contó con el actor Jean-Claude Deret, padre de Breitman, que fue su último papel en cine, puesto que falleció en diciembre de 2016, seis meses después de que comenzase el rodaje de la cinta animada. "Trabajé con él desde muy niña, era muy fácil colaborar con él. Cuando comenzamos la película, él ya estaba muy débil, pero quería participar. Por eso, grabamos sus diálogos antes, conseguimos tener su voz, afortunadamente", confiesa.
Denunciando la situación de las mujeres en Afganistán
'Las golondrinas de Kabul' denuncia la situación de las mujeres durante el régimen Talibán, una situación que apenas ha variado en el Afganistán actual. "Yasmina Khadra quiso plasmar la realidad de muchas mujeres que viven en condiciones similares. Él tomó su nombre de escritor inspirándose en su madre y en su abuela. Siempre ha defendido los derechos de las mujeres en el mundo musulmán", declaró la autora durante un coloquio tras el preestreno del filme en Madrid. "Yo quise llevar ese espíritu feminista al cine", agregó, deseando que la cinta se estrene en países con población musulmana. "Es muy importante educar y lo podemos hacer con esta película", explicó.
"Me reuní con varias mujeres que habían sufrido lo que padecen las protagonistas de la película. Las más jóvenes no querían que solo hablase del horror que habían vivido [los terribles crímenes cometidos contra las mujeres y las niñas en nombre del Islam], pero queríamos hacer un retrato real de lo que ha pasado en Kabul, de lo que sigue ocurriendo", comenta en la entrevista.
La directora tampoco es ajena a la situación de las mujeres en el cine francés. Según datos del CNC, en 2017 se produjeron 81 largometrajes que fueron dirigidos o codirigidos por directoras, lo que se traduce en un 26% de las películas producidas ese año en el país galo que fueron lideradas por mujeres. "En el sector de la animación estamos muy lejos de llegar a la igualdad, solamente el 10% de los directores son mujeres, una cifra muy deficiente. Seguimos trabajando en ello pero falta mucho", manifiesta, para después añadir que "cuanto mayor es el presupuesto" de un largometraje, "menos presencia hay de mujeres en puestos de importancia". "Queda ahí esa reflexión", dice.
'Las golondrinas de Kabul' está disponible en salas españolas desde este 21 de febrero, de la mano de la distribuidora Night Drive.