'El maestro que prometió el mar' es "una película necesaria en este momento donde hay que defender muchos valores que se están olvidando". Esta sentida reivindicación de Luisa Gavasa es secundada por la directora del film (Patricia Font) y su protagonista (Enric Auquer) en esta entrevista para eCartelera. En ella, no solo nos han desgranado cómo recrearon en dos líneas temporales la historia real y el legado del profesor republicano Antoni Benaiges. También nos invitan, con el estreno de la película en cines el 10 de noviembre, a reavivar ese "importantísimo" ejercicio de memoria histórica sobre la Guerra Civil Española que "no se puede olvidar".
La difusa frontera entre realidad y ficción
El guion de Albert Val parte de la novela documental de Francesc Escribano 'Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, El maestro que prometió el mar'. Los hechos reales ya son suficientemente potentes de por sí, así que la directora se ciñó a eso en cuanto a la trama: "Intentamos ser bastante rigurosos y ficcionar mínimamente". Sin embargo, sí que crearon o modificaron algunos personajes "que sirven para explicar algo, como el de Charo, o un niño que vivía con él en su casa, que sabemos que era un niño de la escuela pero lo ficcionamos también".
Esa limpiadora que "hace un maternaje absoluto hacia la figura del maestro" está interpretada con mucho tacto por Luisa Gavasa. "Me gustó mucho esa figura de una mujer que en el año 34 sabe leer con lo cual sería una mujer mucho más cercana a la República, que es donde se ayuda mucho a la mujer". Su conexión con Enric fue "inmediata, desde el minuto cero como decís ahora los jóvenes". Aunque su Charo no estuviera documentada, la ganadora del Goya por 'La novia' sí que se sintió muy cercana a ella a nivel personal.
"Yo vengo de una familia republicana, con lo cual me toca algo muy, muy cercano, que es una ideología. Por otra parte, he tenido un abuelo maestro, así que también me tocaba la película por todos lados".
Rodar el pasado en el presente
En Bañuelos de Bureba, aún está la escuela de Benaiges disponible para visitar, pero este pueblo de Burgos que tanto sufrió el estallido de la Guerra Civil tiene tan solo 34 habitantes censados en 2018. "Es un pueblo de la España vaciada", asegura la directora para justificar la decisión de recrear el interior en otro pueblo de Cataluña, la comunidad donde también rodaron la trama más actual. "En el pueblo no se podía rodar. Se ve la entrada y todo ese paisaje, pero hay muchas partes que se caen y también nos quedaba especialmente lejos".
Aunque la mayor parte del metraje transcurre en 1935, Laia Costa protagoniza la historia de 2010 buscando los restos de su bisabuelo en las excavaciones de las fosas comunes del franquismo. Para marcar visualmente ese contraste entre pasado y presente, Patricia Font recurrió a la fotografía ("los colores pasan de cálidos a fríos"), la cámara ("de estática a en mano" o cambiar las ópticas) o hasta la música ("la trama del pasado tiene una melodía y la del presente no tiene, es más como sensaciones"). "También utilizamos las interpretaciones, contrastando el movimiento y la vida del pueblo, el entusiasmo del maestro, con la tristeza diaria y los silencios del presente, los tabúes de los que no se pueden hablar".
La educación en el centro
Los bandos de la guerra se dibujan con detalle a través de la otra trama principal de la película: la de un alegre maestro catalán que viene a un pueblo de la España profunda a abrir las mentes de los niños, con "el convencimiento de que la enseñanza, con respeto, sirve para crear una patria mejor". Enric Auquer ha aprendido a reflejar en su maravillosa interpretación el método educativo frenetista a través del contacto, las miradas o el cariño con los actores infantiles del filme. "Uno de los de los dogmas del frenetismo es poner al niño en el centro y que aprenda a través de la experiencia y que el maestro está acompañando y proponiendo, pero no ocupando un espacio que no le toca".
Es por esta vitalidad tan memorable de la película que luego duele aún más cuando los militares atacan la educación, "cuando ves que queman la inteligencia, los valores, la instrucción que esos niños tenían y que muchos querrían ahora". Luisa Gavasa tan solo comparte plano con uno de esos alumnos de Benaiges, pero recuerda ver con mucho amor el rodaje de aquellas escenas. Para esta veterana actriz, la parte educativa de la película es igual de necesaria para los tiempos actuales que la bélica.
"Nos olvidemos que los niños son el futuro del país y algunos van un poco despistados; estoy generalizando, pero hay colegios como el de la película que les abre la mente, pero hay una involución en la enseñanza importante entre los móviles y las tablets, y muchos niños con un montón de faltas de ortografía y carencia de conceptos intelectuales".
Más allá de la educación en general, la actriz de Charo cree que la película enseña la falta que hace una mejor educación histórica en particular, ya que "hay una juventud maravillosa que no sabe muy bien lo que pasó durante esos años de guerra en este país y lo tienen que saber. La historia se tiene que conocer para que no se vuelva a repetir". Para ella, al contrario de lo que muchos padres recomendarían a sus hijos, no es bueno que "todos estos críos de ahora no se preocupen por la política, cuando deberían de preocuparse mucho. Está bien que sepan qué pasó y lo que no tiene que pasar, porque si una herida no se abre y se limpia, no se puede cerrar, se cierra en falso. Aquí no funciona el tapar o echar tierra y aquí no pasó nada".
Por qué hacer memoria histórica
Enric Auquer sabe que no es fácil hablar de estos temas en una película o en una entrevista, ya que "en este país hay una sensación extraña de que se tiene que legitimar el hecho de poder hacer memoria histórica". Ante esas típicas "frases que se sueltan como que esto es otra película de la guerra civil o que son cosas que pasan", él cree que "mientras queden miles de historias enterradas bajo tierra y de olvidos injustamente posibles, es super necesario poder explicarlo".
"Hay unas cuantas tragedias aquí, y una de ellas es el olvido. Para mí ha sido importante formar parte de esta película como legado, estoy orgulloso de este personaje, la verdad, y de restaurar una memoria que también es un precioso".
Luisa Gavasa coincide en que 'El maestro que prometió el mar' es "una película necesaria en este momento, donde hay que defender muchos valores que se están olvidando". En cierto sentido, esta adaptación tan vitalista es un ejemplo muy práctico de la reciente reflexión de Víctor Erice sobre el cine como memoria en 'Cerrar los ojos'. De hecho, la actriz de 'Amar en tiempos revueltos' señala que así es como hace memoria histórica el guion, "mostrando a la gente que cerrar los ojos no lleva a ninguna parte buena, que la verdad siempre ilumina todo y que esto está ahí, no se puede negar, no se puede olvidar". Para hacer esto mismo, la directora sabía que tenía que equilibrar el pasado con el presente: "la trama del 2010, para que llegase al espectador en forma de decirle que esto es un tema aún actual que no podemos dejar que caiga en el olvido".
Lejos de ser una historia de 1935 o 2010, Gavasa cree que, aun ahora a las puertas de 2024, España tiene "una deuda de honor con los hombres y mujeres que siguen enterrados, y hasta que no esté saldada, pienso que mi país no tiene motivos para estar muy orgulloso". La solución de este conflicto planteado en la película sería, según ella, darle a esas personas desaparecidas lo que las víctimas del film no tuvieron. "Esos muertos necesitan un lugar en los cementerios. Y mientras eso no suceda, este país estará incompleto". Esta solución no pasa por quedar por encima, sino por "juntarnos todos, construir puentes para que se dejen atrás viejas heridas, porque si no va a llegar el centenario de la guerra civil y seguiremos igual y sería muy triste".
"Yo tengo 72 años, he vivido ya muchas cosas: la dictadura, la transición, partidos de un lado, partidos de otro... Pero después de tantos años, nadie ha sacado esos muertos. De hecho, ahora corremos el peligro de que se están inhabilitando todas las leyes de memoria histórica, por lo menos en algunas comunidades que dominan ciertos políticos. Ya no es ni una ideología ni otra, es humanidad. Yo creo que todos tenemos derecho a saber dónde están nuestros muertos. Que luego les quieras llevar flores o no, ya es otra historia, pero sí saber dónde están".
Las historias personales
Haciendo ese ejercicio de memoria pero a nivel más personal, la directora del filme celebra no tener ningún familiar desaparecido como el personaje de Laia Costa, pero sabe que "es una gran suerte". "Supongo que me pasa como a todo el mundo por mi generación, que son nuestros abuelos". Por su parte, Enric tuvo a dos familiares luchando en bandos opuestos en la batalla del Ebro, y sus abuelos cruzaron los Pirineos hasta Barcelona.
Luisa Gavasa tampoco ha vivido en primera persona las consecuencias de la Guerra Civil Española, "afortunadamente, pero mis padres sí". De hecho, nos ha compartido la triste historia de un amigo de su padre con algunos puntos en común con la de Antoni Benaiges. Esta persona de la que ella escuchó hablar de pequeña fue juez durante la República y después se vio obligada a malvestir y malcomer ganándose la vida como podía vendiendo hilos.
"Era un hombre ya rozando los 70 años y con una tristeza infinita. Yo no he visto una mirada más triste que la de aquel hombre, porque eran los perdedores y ser los perdedores de esa guerra fue muy, muy duro porque hubo luego una represión feroz. Cuando se termina una guerra se supone que se ha terminado, pero en este caso no llegó la paz, llegó la victoria y la victoria se encargó de aniquilar a un gran porcentaje de jóvenes y de mujeres y de hombres por ser maestros, por ser republicanos".
Rodar el estreno de Aitana en el cine
Cambiando totalmente de registro, la siguiente película de Patricia Font es el remake de una comedia romántica francesa sobre una joven pianista que tiene de vecino a un inventor de juegos con necesidad de silencio absoluto. 'Tras la pared' llegará a Netflix a principios de 2024 y supone, además, la primera película protagonizada por la famosa cantante española Aitana Ocaña, "una chica que tiene mucho ángel y que transmite mucho". Así alaba la directora de 'El maestro que prometió el mar' a la ex concursante de Operación Triunfo a la que ha dirigido en esta nueva película que "ya está terminada".
El reto en esta "comedia muy blanca" estaba en dirigir a una persona tan famosa que tan solo había trabajado como actriz en videoclips y en la serie de Disney+ 'La Última'. Patricia reconoce que Aitana "no tiene mecanismos de actriz a nivel de trabajar", pero sí que se ha beneficiado de que "está acostumbrada a tener un público, un escenario y a transmitir a través de la canción". Su personaje en la película de Netflix, por lo tanto, "le va muy bien a ella" al dedicarse también a la música. "Eso es algo que ha sabido imprimir en el personaje de la historia. Lleva muy bien a ella y básicamente era una cuestión como de jugar a favor de cómo es ella no transformarla en otra cosa. La verdad es que está, está muy bien".
Así se rodó el durísimo tramo final
¡CUIDADO, SPOILERS! No sigas leyendo si no quieres descubrir parte del final de 'El maestro que prometió el mar'
Por mucho mensaje vitalista que se pueda aprender de la vida de Benaiges, también hay que hablar de su muerte. Aunque en sus 105 minutos domine el espíritu optimista, la directora sabía que tenía que reflejar la crudeza en pantalla por lo menos en el tramo final. Y así lo hizo: "rodar todo lo que conllevaba la sangre, maquillaje y tal para Enric fue duro, por tener que estar con esa posición y que le arrastraran. Fueron dos días de lo mismo". Para el actor del maestro, se trataba de "un juego, al final estamos jugando a explicar una historia". Eso sí, al meterse tan directamente en la piel de una víctima del nacionalismo, recuerda sentir en el rodaje "una rabia y una sensación horrorosa, una frustración rara de pensar qué injusto".
"Tengo que decir que una de las escenas que más me gusta es el momento de cuando lo matan, que está rodado en La Bureba real y el sitio era verdaderamente espectacular. Era un día que hacía viento y mal tiempo. y al ponerme allí de rodillas en en ese paisaje recuerdo pensar: que fuerte, que te cojan, te maltraten, te pongan aquí y te dejen 120 segundos para pensar que ese es tu fin, en este sitio".
Este desalentador momento está rodado en un precioso plano fijo sin música ni diálogos más allá del viento natural, ya que "lo que está sucediendo es tan fuerte y tan dramático que no hacía falta sumar elementos al revés era dejarlo más crudo". Pero Patricia Font reconoce que esta no era la primera opción: "había más planos de esta secuencia, había plano de la cara de Enric, porque sabemos que el maestro veía salir el sol en ese momento y había un plano de salida del sol". A pesar de que rodaron expresamente buscando el amanecer para conseguir ese plano más pegado a la realidad, al final vieron en "la sala de montaje que lo que ahora ha quedado tenía más fuerza; menos es más, también por ejemplo en la música, al no poner nada y dejar el silencio".
'El maestro que prometió el mar' llega a los cines españoles el viernes 10 de noviembre.