Cesc Gay ha unido a la representación de actores española para construir 'Historias para no contar', su último largometraje de comedia en el que la vergüenza es el nexo de unión. En cinco historias cortas, los personajes tendrán que enfrentarse a su propia verdad para ser capaces de ocultársela a los demás. Aquí, la comedia no está en los diálogos, sino en el contexto "en la exploración que se haga de los personajes", dice Brays Efe. Las situaciones son tan absurdas y tan normales que te sientes identificado. La idea, dice Alexandra Jiménez -con Maribel Verdú y Nora Navas en escena-, "es sentirte identificado en el cine y morirte de vergüenza ajena".
La clave del cine de Gay es precisamente esa, la normalidad y la cercanía con el público: "Yo escribo sobre personajes normales a los que les pasan cosas normales. Nunca lo haré sobre policías corruptos o zombies. Quizás ese lugar es mucho más sencillo porque estás cerca de la gente, sabes lo que les pasa". Por eso el director, la define como una película muy festiva, ligera, en la que los actores han trabajado pocos días y ha sido sencilla de construir, "eso, por suerte, se ha transmitido".
Los cinco relatos de la película funcionan como un engranaje perfecto que ponen el foco en la comedia absurda del día a día. Los actores ni siquiera se vieron durante el rodaje y las historias se grabaron en tiempos diferentes. Anna Castillo, Chino Darín y Javier Rey, protagonizan un triángulo amoroso que, como dice Castillo, "es lo más normal del mundo. A mí me pasó hace muchos años, yo no era mi personaje en la película, pero me pasó algo parecido de cuando te enredas y no sabes salir. Ahora lo veo con ternura. Pero en el momento era vergüenza, patetismo, "tierra trágame", pero desde fuera es gracioso. Eso es lo que hace esta película especial".
Antonio de la Torre, María León y Àlex Brendemühl, protagonizan la segunda historia. Brendemühl le agradece su personaje al director porque "solo Cesc me da estos papeles. Yo creo que estoy acostumbrado a hacer de rarito y estas cosas salen de mi zona de confort. Además, Cesc es un "deus ex machina" que sabe perfectamente lo que quiere y va al grano. Afina muy mucho en lo que quiere conseguir".
Priorizar la comedia
Desde la pandemia, los meses de confinamiento, la guerra y la crisis, parece que todo se ha confabulada para girar en torno al drama. En la vida real y en el cine. Por eso 'Historias para no contar' es un soplo de aire fresco. De la Torre recuerda que el rodaje fue en la época de la pandemia. "Yo pensé mucho durante el confinamiento en lo frágiles que éramos y en qué tipo de cine se haría a partir de ahora. Es curioso que haya tanto drama cuando quizás, lo más interesante, es sacar la angustia a través de la comedia".
Alejandra Onieva, -en escena con Jose Coronado y Javier Cámara- cree que el cine es el mismo, pero nuestra necesidad es diferente, "creo que la balanza está equilibrada pero el espectador reclama más comedia". Efe -que comparte historia con Verónica Echegui y Quim Gutiérrez- apostilla "que ha sido un año muy interesante en el que ha habido muchas propuestas y temas muy diferentes, con 'Alcarràs' o 'La maternal'... con historias que nos enseñan cosas diferentes. Lo que tiene esta película es que es una película de Cesc Gay, un tono que ya conoces y muy naturalista". Pero el director no le da mayor importancia, "en mi caso ha sido casualidad. El último drama que hice fue en 2015 con 'Truman' y partir de ahí he dado un giro. Quizás porque he perdido el miedo a hacer comedia en el teatro, pero no ha sido adrede, ha sido simplemente, el camino que he ido eligiendo".
Las historias para no contar
Los actores recuerdan que esta película llegó a sus manos cuando todavía había mascarillas y test de antígenos. "Yo venía de rodar 'Girasoles silvestres' y agradecí mucho ver algo más facilito", explica Castillo. Y Onieva, poco más y no hace la película: "yo estaba viviendo en Los Ángeles e hice el primer casting por videollamada. El segundo era presencial en España pero di positivo. Se retrasó diez días y pensé que para entonces estaría bien pero seguía dando positivo. Además tuve todos los síntomas. Pero sabía que esto iba a salir bien porque llevaba toda la pandemia sin trabajar y sentía que Dios apretaba pero no me iba a ahogar. Cogí el único avión que llegaba a Madrid a las diez de la mañana y el casting era a las once en casa de Coronado. Justo el día de antes, di negativo. Tenía que pasar".
De la Torre se ríe con Onieva: "Si Cesc se entera de esta historia hace una película contigo. Yo puedo ser el del aeropuerto que te dice, señora, usted no puede volar".
Una película casi teatral
Esos cinco relatos independientes han hecho que los actores no se hayan visto durante el rodaje. "Yo no veía a nadie y todo me parecía rarísimo, pensaba que iba a trabajar con todos pero ahí no aparecía nadie", se ríe Onieva. Ese aire de microrrelatos recuerda a la atmósfera del teatro, un espacio, un tiempo, unos personajes que interactúan constantemente. Aunque para Castillo, "lo más parecido al teatro en el cine es el plano secuencia, porque no hay cortes. Aquí la emoción se mantiene durante dos semanas".
El caos de Cesc Gay se materializa en cines el 25 de noviembre. Ahora, el director va a estrenar la obra teatral '53 domingos' en Madrid y después le espera una época de escritura. "Lo hago de forma muy caótica así que no sé qué va a ser lo siguiente, una película o una serie", dice el director. Lo que sí sabe es que no tiene miedo al papel en blanco. Y termina diciendo que hay que ir a ver 'Historias para no contar' porque "os lo vais a pasar muy bien". Pues ya está.
