Fue allá por los 80`s cuando Cameron y su indudable visión cinematográfica escogieron estas apartadas naves para rodar la película que se convertiría en ganadora de un Óscar por sus logrados (para la época) efectos especiales. El lugar en cuestión es propiedad de la Fox, una inversión que es probable que hiciese pensando en futuros proyectos que jamás se llevaron a cabo. Un sitio este cuya historia va mas allá del cine, ya que antes de ser propiedad de la productora iba a convertirse en la central nuclear Cherokee.
Este peculiar set de rodaje está en Carolina del Sur y hasta el 2007 mantuvo sus instalaciones intactas, tal y como las dejó James Cameron en su día. Puede que hasta entonces el director no cerrase la puerta a una posible secuela... De cualquier forma, no parece que esta adquisición de la Fox fuese del todo rentable solo por la inversión que supuso preparar todas las instalaciones en el momento de rodar.
Extraños sucesos en las profundidades
En la película un grupo de científicos de una instalación petrolífera es contratado por la marina norteamericana para llevar a cabo la operación de rescate de un submarino nuclear, atrapado justo al borde de una grieta abisal. Al grupo de científicos le acompañarán fuerzas especiales el ejército y una serie de sucesos les harán sospechar que lo que sucede en esas profundidades abisales es algo que escapa a su comprensión.