Ha sido un largo año (o más) de potente campaña de marketing, rumores sobre las típicas desavenencias en el rodaje entre estudio y director, noticias sobre un rodaje pasado de rosca... 'Escuadrón Suicida' ha aterrizado por fin en las salas con muchas expectativas, interés y, después de unas primeras críticas devastadoras, algo de miedo.
¿Odian los medios, sobre todo los estadounidenses, a Warner Bros y su plan de convertir el Universo DC en un titán de la taquilla? Hay que recordar que la crítica de nuestro compañero Jesús Agudo fue muy positiva, y que toda la industria, los periodistas incluidos, nos alegramos de que, tras un julio de capa caída, la cinta de David Ayer haya hecho que el público se acerque con ganas al cine. (En el caso de los españoles, el estreno más visto del fin de semana ha sido 'Mascotas', que es ya el mejor estreno del año en nuestro país, pero 'Escuadrón Suicida' hizo también muy buenos números).
El caso es que la crítica en general se ensaña con ganas con DC. Titulares como "'Escuadrón Suicida' es lo peor de lo peor" (The Atlantic), "Un arma de depresión masiva" (The Wall Street Journal) o "...es tan mala como has oído" (The Washington Post) demuestran, si hacemos un poco de autocrítica, que cuando la moda es despotricar contra un producto en concreto, nos lanzamos a la piscina sin ningún tipo de análisis. En Vox, al titular "'Escuadrón Suicida' es peor que 'Batman v Superman'. No, nosotros tampoco creíamos que fuera posible" le acompaña el subtítulo "Es suficiente para hacerte perder la fe en Hollywood, en superhéroes, en los hombres, en Jared Leto e incluso en ti mismo". ¿Hasta qué punto estos artículos son análisis críticos de una cinta, y no textos en un tono humorístico para que unos cuantos se rían a costa de ella? Es normal que, en búsqueda de una prensa que trate con respeto algo que tienen en muy alta estima, los fans recurran a la blogosfera, los foros de Internet y Youtube, donde se pueden encontrar muchas veces ensayos mucho más ricos sobre las cintas de Zack Snyder.
En fin, que es difícil hacer un análisis calmado y objetivo de una película en medio del vórtice de críticas destructivas y fans enfurecidos que defienden todo a capa y espada. Pero aquí vamos, desde la óptica de quienes querían que 'Escuadrón Suicida' fuese un buen filme, a desgranar los fallos más grandes de la propuesta de David Ayer y DC.
Lo que sí y lo que no funciona en 'Escuadrón Suicida'
El montaje
Los rumores ya daban motivos para la preocupación: hay como mínimo dos versiones de 'Escuadrón Suicida' en la sala de edición. Una propuesta por el director, y otra encargada por el estudio, que finalmente se impuso.
No sabemos cómo será la versión de Ayer (quien, por otra parte, niega rotundamente que exista), pero todos hemos sufrido el montaje final. Sin ritmo, con una primera media hora tratada como un simple trámite necesario para presentar a todos los personajes lo antes posible, y sin sentido de la progresión ni ganas de unir unas escenas con otras con un mínimo de concordancia o evolución.
Hay problemas que están ahí de base, desde el propio guion (que, al parecer, tuvo que escribir Ayer en unas seis semanas), pero lo que termina de matar a 'Escuadrón Suicida' es su montaje. Uno bueno podría haber arreglado mínimamente este desaguisado.
La autocensura
Volvemos a culpar a Warner Bros aquí de un proyecto que ha resultado ser contradictorio y bipolar. Por un lado, la idea de hacer una película sobre malos malísimos, dirigida por un hombre con garra y estilo, y venderla como un cóctel molotov lleno de actitud y violencia; por otro, en su afán por llegar a todo el público, se edulcora todo (sobre todo en su último tercio) y se queda todo a medio camino. Estos villanos, "los peores héroes de la historia" según el marketing, ladran más que muerden. Se nos insiste en que han hecho cosas horribles, pero no nos dejan que las veamos. No hay sangre ni tacos porque estos villanos son muy educados.
Si una de las razones del éxito de 'Deadpool' fue no sacrificar su espíritu para alcanzar una calificación apta para el público joven (que fue a verla sin importarle el aviso), 'Escuadrón Suicida' tendría que haber hecho exactamente lo mismo para no resultar una cinta con menos gracia y gancho de lo que prometía su campaña publicitaria.
La gran mayoría de personajes
En una historia tan coral como esta es más difícil conseguir una buena construcción de personajes, pero eso no es una excusa. Y más cuando lo de coral es más bien teórico: un buen porcentaje de las caras que aparecen en el cartel son eso, caras.
Más allá de los dos principales protagonistas, Deadshot (Will Smith) y Harley Quinn, y un par de secundarios decentes, Amanda Waller y Rick Flag (Joel Kinnaman), los demás componentes de este puzzle son piezas que no encajan las unas con las otras y no terminan de mostrarnos una imagen completa.
El Diablo (Jay Hernandez), uno de los secundarios más desarrollados, tiene en su escena más intensa e importante el momento más pesado de todo el metraje: la secuencia del bar, que debería terminar de definir al grupo como tal y los une contra todo, no tiene la suficiente fuerza porque antes no ha habido razones ni progresión que nos llevara a ello. Y sin más profundidad ni saber demasiado de él, queda como un asesino machista que mató a su familia por un descuido. No llega a la redención ni tampoco al simple interés.
Boomerang (Jai Courtney) y Killer Croc (Adewale Akinnuoye-Agbaje) se limitan a tener un par de gags, y no todos son graciosos. Por lo demás, se les puede ver durante todo el metraje de fondo, al uno lamiéndose constantemente y al otro bebiendo cervezas.
El villano (o los villanos)
La más mala malísima de la historia es Amanda Waller, y de ella no tenemos queja. Cumple como mujer fría y calculadora, desesperada por ganar poder y llevar a cabo sus planes, y en gran parte gracias a Viola Davis, que no tiene miedo a cruzar límites ni a hipertrofiar su interpretación, al servicio de un personaje odioso.
Pero la villana es una Cara Delevingne que sigue sin demostrar que es más que una cara bonita, aunque tampoco es que le den la oportunidad. Tanto ella como su "hermano" se quedan en mera excusa para que este grupo de personajes se una y tenga una misión. Pero al final, ese es el caso: tiene que haber más que excusas, tiene que haber una historia. En 'Cazafantasmas', que se estrena en España una semana después de 'Escuadrón Suicida', el villano es la antítesis de las protagonistas y sirve para subrayar el mensaje de fondo del filme. No hay mensaje en 'Escuadrón Suicida', ni tesis, ni siquiera un villano divertido. Y ello desemboca en un tercer acto que no tiene sentido ni provoca nada más que alguna risa ahogada, sobre todo cuando Ayer nos quiere vender que estos personajes se importan los unos a los otros. Cariño y química que no vemos y que al parecer ha surgido por generación espontánea en unas pocas horas.
El Joker
La nueva versión del archiconocido villano de DC venía, primero, con el rechazo de todos aquellos que no querían ver el memorable trabajo de Heath Ledger mancillado, y después con el hype provocado por un Jared Leto que se entregó a la estética y la personalidad de su personaje. Consiguió el actor y músico que nos olvidáramos que esta no era su película.
El problema con este Joker no es que no esté a la altura, es que no aporta nada al conjunto. Al parecer, gran parte de las escenas que Leto rodó no han llegado al metraje final. Aun así: sobran más de la mitad de las que llegaron.
Los flashbacks con Harley Quinn sirven, al menos, para ahondar en la historia de ese personaje, el mejor de la película, pero la presencia del Joker en la trama principal del filme no hace más que distraer del conflicto central (en el caso de que lo hubiera). Al final, el arco sobre su intento de rescate de Harley queda en nada, y no cambia ni un ápice la historia general.
El Joker es, en cierto sentido, todos los problemas de 'Escuadrón Suicida' condensados: mucho color, mucho hype, mucho ruido, sabes que quiere molar, pero debería molar mucho más, y en unos días no te acordarás de él.
Sí: Harley Quinn y Margot Robbie
Quien espere el alegato feminista del cine comercial de 2016 en el personaje interpretado por Margot Robbie, tendrá que hacerlo sentado. Harley Quinn es una mujer fuerte, sí, impredecible, divertida, carismática, pero también es una desequilibrada mental y dependiente de un hombre. Todo esto estaba sobre el papel, ya en los cómics de DC, así que nada nuevo bajo el sol.
Pero el caso es que las cosas buenas del personaje han llegado intactas a la gran pantalla en su primera incursión, y la interpretación de Robbie ha estado a la altura, dándole una mezcla exacta de locura, desparpajo y fragilidad. Una pena que Ayer se pase la mayor parte de la película convirtiéndola en un mero objeto sexual.
Sí: El marketing
Obviamente. Cuando lo mejor de una película es el tráiler (y 'Escuadrón Suicida' es un caso de manual), es que el marketing ha hecho su trabajo. Quizá demasiado bien: muchos esperábamos que esta fuera la película del verano, un bombazo de estilo, fuerza, violencia, humor, colores y musicón. Todos los avances, eventos, apariciones y declaraciones del reparto y material promocional apuntaban a ello.
No queríamos creer, cuando empezaron a surgir rumores sobre fechas de rodaje adicionales, nervios por parte de Warner Bros y diferencias creativas, que esto no fuera el reloj suizo de la diversión que esperábamos. Pero cuando el río suena...
Sí: El estilo
Es indudable que David Ayer ha conseguido plasmarle una personalidad muy marcada y original a 'Escuadrón Suicida'. El diseño de producción es lo más sucio de la película, las luces de colores inundan la pantalla y no hay minuto del metraje que no tenga una canción solvente de fondo. Pero el cine no es una sucesión de videoclips musicales sin hilo conductor.
Tampoco está a la altura el director en las escenas de acción, en las que abusa de planos cortos y cámaras lentas, sin saber darle una consistencia en la propia puesta en escena. Pero sí hay momentos visualmente llamativos y potentes. Bonito envoltorio para la nada.