La suma de varios genios no siempre equivale a una genialidad, pero en el caso de 'El show de Truman' los talentos confluyeron a la perfección. Peter Weir comprendió el brillante y lúcido guion de Andrew Niccol como si lo hubiera firmado él mismo, al igual que Jim Carrey y Ed Harris se sumergieron con todo su poder interpretativo en la apasionante historia de Truman.
La película recaudó 264 millones de dólares a lo largo de su vida en el circuito de exhibición. Ese abultado dato demostró la inquietud que generó entre los espectadores el (hiper)reality creado por Niccol, que prefiguró la moda televisiva que ha embotado la mente de millones de personas. Desde su estreno en 1998 podemos confirmar su estatus de filme de culto, cuyos argumentos siguen siendo igual de válidos casi dos décadas después de su paso por los cines.
La intención inicial de Niccol fue la de debutar como director con esta cinta. Sin embargo, Paramount prefirió optar por alguien con más experiencia, pasando de Brian de Palma a Weir. Tanto el director como el guionista recibieron sus respectivas nominaciones a los premios Oscar. Reconocimiento que también recibió Harris, aunque ninguno de ellos se llevó el galardón a casa. El veterano actor sí que se alzó con el Globo de Oro, en una gala de la que también salió victorioso Jim Carrey, que podía presumir de haber triunfado en un arriesgado giro de su carrera. 'El show de Truman' es atemporal, y recordamos su creación con estas diversas curiosidades:
Curiosidades de 'El show de Truman'
Carácter volátil
Ed Harris no fue la primera opción para adentrarse en la intrincada personalidad de Christof. Antes que él, Dennis Hopper había sido contratado para interpretar al director de orquesta del reality, pero el problemático actor abandonó el rodaje en su primer día. En ese momento Harris ocupó su lugar, e irónicamente, Hopper se fue a hacer 'EDtv', de Ron Howard, que contaba con una trama similar a la de Truman.
Merecida disculpa
Dos de los críticos más influyentes de Estados Unidos, Gene Siskel y Roger Ebert, calificaron con dos pulgares erguidos a la película. La mayor calificación que se otorgaba en su popular programa televisivo. Además, se vieron obligados a retractarse de las duras críticas que propinaron a Carrey cuando comentaron 'Ace Ventura, un detective diferente', ya que habían afirmado que el actor nunca tendría una carrera.
Trauma infantil
Con el objetivo de exponer la causa de la amargura de Christof, Ed Harris propuso que el personaje tuviera una joroba, la cual habría provocado una terrible infancia, que le empujaría a dedicar sus esfuerzos a vivir a través de Truman. Pero la idea se le evaporó rápidamente de la cabeza cuando se probó una prótesis tan poco estética que le habría quitado bastante credibilidad a su interpretación en pantalla.
El precio del arte
El gran atractivo de la película era su definido concepto, pero no dejaba de ser una idea más próxima al cine alternativo. Paramount la definió como la película de arte y ensayo más cara de la historia, y no mentían, porque contó con un presupuesto de 60 millones de dólares. Esa elevada cifra les hizo andar con pies de plomo y el guion de Andrew Niccol pasó por 16 versiones diferentes, rebajando poco a poco la oscuridad original, que tenía un mayor enfoque de ciencia ficción. Weir fue el encargado de ir suavizando el tono, arrojando más luz sobre el proyecto.
No mencionar
Jim Carrey entrará en los libros de historia del cine como uno de los actores de comedia más populares de las últimas décadas, pero también ha demostrado su talento en el terreno del drama en varias y destacadas ocasiones. Antes de 'El show de Truman', Carrey era reconocido por sus personajes más histriónicos, por lo que la gente del equipo de la película tenía prohibido mencionar frases de aquellas películas algo más básicas.
Casi, pero no
Peter Weir tuvo que disputarle la silla de director a otros candidatos, entre ellos Sam Raimi. El cineasta de culto incluso llegó a reunirse con Jim Carrey para hablar del proyecto, pero su participación no llegó a cuajar. En cambio, en lo que respecta a Carrey, nunca hubo dudas. Weir pensó en él como protagonista desde el primer momento, convencido tras haberle visto en 'Ace Ventura, un detective diferente', en un papel que le recordó a la forma de expresarse de Charlie Chaplin.
Aislados
Entre los dos personajes principales de 'El show de Truman' existía una distancia insalvable. Christof y Truman vivían en estratos diferentes, aunque sus vidas estuvieran directamente vinculadas. Debido a esa peculiaridad entre ambos individuos, Ed Harris y Jim Carrey no llegaron a conocerse durante el rodaje de la película. Cada uno se mantuvo en su realidad.
Preparación intensiva
A la hora de crear una película hay que tener claro el pasado de los personajes, aunque éste no se muestre en pantalla. Weir se aplicó el cuento y elaboró unas exhaustivas biografías de sus protagonistas. Ed Harris tuvo la oportunidad de leer la de Christof, que se desplegaba a lo largo de una decena de páginas. Dentro de ese texto destacaba un detalle muy revelador, que Christof había grabado un documental sobre vagabundos y ganó un premio por él, adueñándose de la realidad como haría a gran escala más tarde.
Punto de encuentro
El primer contacto entre Carrey y Weir no fue el ideal. Al comienzo la relación entre ambos en el rodaje fue algo complicada, ya que el contrato del actor le permitía exigir cambios en el guion. Pero hubo una característica de Carrey que encandiló a Weir: su prodigiosa capacidad para improvisar. El realizador le dio cierto margen para liberarse, de manera que la relación entre ambos se fue estrechando al ir conociendo la idiosincrasia de cada uno.
Experiencia meta
Peter Weir tenía en mente que la proyección de la película fuera una experiencia inmersiva para los espectadores. En una entrevista reveló que su idea original era colocar una cámara en cada cine en el que se exhibiera la película, para que el proyeccionista detuviera la proyección durante un momento determinado y pusiera en pantalla la imagen de los espectadores. De esa manera sentirían lo mismo que Truman, al vivir simultáneamente en la ficción y la realidad.