Hoy cumple 55 años Sean Penn. Ya parecen lejanas sus acciones de rebelde de gesto hosco cuando acaparaba la atención de los medios más por su relación con Madonna y sus desprecios a la autoridad y a la propia industria con sus incomparecencias en las ceremonias de premios. Posteriormente, como si Mr Jekyll lograra controlar a su Mr Hyde se convertiría en la imagen del prestigio actoral, coronado con dos Oscar, que sí recogería en persona, y en un cineasta respetado que acaba de rodar su sexta obra, 'The last face', protagonizada por Charlize Theron, con quien ha mantenido una relación de año y medio, tras un fugaz idilio con Scarlett Johansson y una relación de dos décadas con Robin Wright.
Y parece que su rebeldía la ha reconducido de modo más constructivo a través de su activismo y compromiso social y político, aunque la controversia que levanta ampollas sigue sin abandonarle como reflejó la susceptible reacción ante su cómplice ironía con Alejandro G Iñarritu antes de anunciar 'Birdman' como mejor película en la última ceremonia de los Oscar, cuando dijo: "¿Quién le ha dado su tarjeta verde a este hijo de puta?". Aprovechamos su onomástica para repasar su filmografía, sus relaciones y activismos varios.
Inicios y excesos de un 'chico malo' y su madonna
Sean Penn dio sus primeros pasos ante las cámaras con los cortos que realizaba con sus amigos y vecinos en Santa Monica, entre los que estaban Charlie Sheen y Emilio Estevez. Su primera figuración como extra tuvo lugar en un episodio que dirigía su padre, Leo Penn, de la popular serie 'La casa de la pradera' (1974-1982). Tras diversos papeles en varias producciones televisivas o alguna serie como 'Barnaby Jones', debutaría en la pantalla grande en 'Taps, más allá del honor' (1981), de Harold Becker, para un papel al que aspiraron 2000 actores. Fue elegido tras que el director de casting le viera en una representación de 'Heartland' en Off Broadway. Tom Cruise realizaba su segunda aparición en la pantalla grande pero la primera con un papel de cierta envergadura. Penn ya sería protagonista, como surfer porrero que influyó en que se popularizara el termino 'Dude' (Tío), en 'Aquel excitante curso' (1982), de Amy Hackerling, con guión de Cameron Crowe. Penn se metió tanto en su personaje que sólo permitía que le llamaran por su nombre, Spicoli. Incluso, puso ese nombre en la puerta del camerino. Improvisaba en sus escenas con Ray Walston para sulfurarle, y hasta llegó a quemarse la mano con un cigarrillo para entender a su personaje. Ya definía sus intensos, y un tanto desmedidos, modos de meterse en el papel, y de relacionarse fuera de la pantalla. Precisamente, el título de la siguiente película que protagonizó, 'Bad boy (Chico malo)' (1983), definía su imagen fuera de la pantalla durante el resto de la década, que tuvo su culminación, entre los diversos enfrentamientos que mantuvo con los medios durante su relación con Madonna, entre 1986 y 1989, con su arresto en 1987 cuando fue sentenciado a 60 días de cárcel por agredir a un fotógrafo, aunque sólo cumpliera 33 días en servicios sociales. Y posteriormente cuando fue acusado por Madonna de agresión doméstica.
Un director con voz propia y la consolidación de un actor versátil
En 1991 tendría su primer hijo con Robin Wright, con quien mantendría un larga, y equilibrada, relación durante veinte años. Y también dirigió su primera película, y probablemente su mejor largometraje, 'Extraño vínculo de sangre' (1991), con Viggo Mortensen, inspirada en la canción de Bruce Springsteen, de su álbum 'Nebraska', 'Highway patrolman', cuyo video había dirigido el propio Penn en 1982. También en las obras que dirige se evidencia que le atraen los extremos y los excesos, personajes al límite, entre la desesperación y lo autodestructivo, como reflejan los dos personajes que interpretará Jack Nicholson en las dos posteriores obras que dirigió, 'Cruzando la oscuridad' (1995) y 'El juramento' (2001), o en la última que ha estrenado, 'Hacia las tierras salvajes' (2007), en la que más evidencia que tiene un estilo demasiado enfático, con un montaje sincopado que parece buscar la emoción en carne viva, pero que cortocircuita con esa grandilocuencia formal. Quizá por eso, por su exquisita contención, su mejor obra sea el segmento 'USA' para la película colectiva '11 09 01'. En los 90 también consolidó su prestigio actoral, con dos papeles extremos, acorde a su persona fílmica, pero contrapuestos, como era el corrupto abogado de pelo ensortijado de 'Atrapado por su pasado' (1993) y el reo condenado a muerte de 'Pena de muerte' (1995), de Tim Robbins, aunque todavía era remiso a seguir el juego a la industria, por lo que no hizo acto de presencia en la ceremonia de los Oscars cuando fue nominado al mejor actor por la película de Robbins, y posteriormente en 1999, por su excelente caracterización como el músico protagonista de 'Acordes y desacuerdos' o como el deficiente mental de 'Yo soy Sam' (2001). Entremedias interpretó un personaje que había rechazado Jodie Foster porque quería que su personaje no fuera hermana sino hija del de Michael Douglas, en la magnífica 'The game' (1997), de David Fincher, y fue uno de los pocos actores que no vio recortado su papel en la sublime 'La delgada línea roja' (1998), de Terrence Malick, en la que entregó una de sus mejores interpretaciones.
El hombre que rechazaba los premios pero ganó dos Oscars
Dos son los Oscars que ha ganado, y con caracterizaciones casi opuestas. Una, en la extraordinaria 'Mystic river' (2003), con un personaje que exuda virilidad (de macho rotundo) por todos los costados, y que ejecuta la ley del ojo por ojo. Irónicamente, algunos desorientados interpretaron que la película justificaba su acción, quizá porque Clint Eastwood utilizaba la sutilidad mordaz con ese desfile final que refleja el fundamento de la civilización, o de la sociedad norteamericana, silenciar los cadáveres que se siembran (y no dejaba de ser una incisiva reflexión para los que buscaban venganza tras el atentado contra las Torres gemelas). La segunda, en 'Mi nombre es Harvey Milk' (2008), de Gus Van Sant, por un personaje homosexual, de gestos amanerados, que luchó denodadamente por los derechos de su colectivo, que llegó a ser el primer alcalde en California que declaraba abiertamente su homosexualidad, y que sería asesinado por un xenófobo. Ambas interpretaciones evidencian su talento. Con la primera, como con el reo de 'Pena de muerta', potencia la economía gestual, la vibración a través de la mirada, y con el segundo logró el delicado equilibrio de que el personaje no quedara sepultado en los peculiares rasgos caracterizadores de su amaneramiento. El mismo año que 'Mystic river' también entregó un gran interpretación en la muy efectista '21 gramos' de Alejandro G Iñarritu, que parece que había realizado el montaje lanzado los planos al aire y luego engarzándolos de la manera que habían quedado dispuestos. Y también al año siguiente en una notable obras poco conocida, 'El asesinato de Richard Nixon' (2004), Niels Mueller. Volvió a colaborar con Malick, como secundario, en otra excelsa obra, 'El árbol de la vida' (2011), y se convirtió en una réplica del cantante de 'The cure', Robert Smith, en la poco afortunada, por resultar risible sin pretenderlo, 'Un lugar donde quedarse' (2012), de Paolo Sorrentino,. Aunque la comedia no sea el género que más transite lo ha hecho en la televisión, como artista invitado en varias series, como 'Friends' o 'Dos hombres y medio'.
Las sublevaciones de quien no le importa su popularidad y sí las catástrofes de los demás.
Penn no ha dejado de meter el dedo donde molestaba. No se convirtió en una estrella acomodada a su posición de privilegio, como apuntó Madonna, porque Penn no teme perder la popularidad como si la mayoría de las celebridades. En el 2002 visitó Irak para protestar por las intenciones del gobierno estadounidense de realizar un ataque militar, y ha estado implicado en posteriores forums o marchas contra la guerra de Irak. Incluso ha criticado al gobierno estadounidense presidido por Bush de restringir las libertades civiles, y acusó a Bush, en una carta que le escribió, de tener una mirada simplista sobre el bien y el mal. También ha visitado Iran: acreditado por el San Francisco Chronicle asistió a una de las Oraciones de los viernes en la universidad de Teheran. Ha recibido premios por su lucha por la libre expresión. Ha declarado su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo. Y se ha involucrado, de viva presencia, o con apoyo financiero, en la ayuda a los que han sufrido los efectos de una catástrofe natural, como fue el caso de los habitantes de Nueva Orleans que vieron devastados sus hogares por el huracán Katrina, en Haiti por un terremoto, o en Karachi, Pakistán, por una inundación. Se ha visto en el centro de polémicas internacionales por apoyar encendidamente al presidente venezolano Hugo Chavez, por invitar al diálogo entre Argentina y Gran Bretaña por su disputa por las Islas Falkland, lo que soliviantó a los británicos, y la citada frase en los Oscars con respecto a Iñarritu, sobre la que apostilló el propio Penn: "No tengo que pedir perdón a nadie, más bien tengo un gran que os jodan, a cualquiera que sea tan estúpido para no captar la ironía cuando tiene un país tan xenófobo."