Llegaba este miércoles a la sección oficial a concurso del Festival de Sevilla uno de los platos fuertes de la programación. Se trataba de la muy esperada 'The Immigrant' del estadounidense James Gray, presente en este certamen europeo gracias a tratarse de una coproducción francesa, al igual que su anterior y celebrado trabajo 'Two Lovers'. La expectación era tal que el abarrotado pase de prensa obligó a algunos acreditados (incluído quien esto escribe) a seguir el film desde las escaleras de la platea, preguntándose de dónde surgían tantos periodistas que jamás habíamos visto en los tempraneros pases matinales.
En 'The immigrant', Gray repite con su actor fetiche Joaquin Phoenix en la piel del regente de una casa de citas, aunque la verdadera protagonista es una Marion Cotillard que vuelve a estar impecable, en esta ocasión en la piel de una emigrante polaca que llega a Norteamerica en los años 20 huyendo de la guerra y la miseria en su país, acompañada de una hermana aquejada de tuberculosis. El fortuito encuentro entre ambos personajes dará lugar a una compleja relación entre el rechazo de ella, la obsesión de él y la dependencia mutua.
Por si fuera poco, el destino (o más bien el guion de Gray) introduce un tercero en discordia en forma de ingenuo mago de cabaret al que interpreta el siempre excelente Jeremy Renner en un rol que no le hace justicia al intérprete. A la película le sobran mimbres para convertirse en algo magistral, pero le falta fuerza. De nuevo -y es una triste constante en el cine de Gray- su pericia en la puesta de escena (ese maravilloso plano final sin ir más lejos), no se corresponde con su dudosa habilidad en el guion, que quiere abarcar demasiado, cae en lugares comunes y carece de una progresión dramática acorde a la intensidad con la que Gray rueda.
Cine social británico con olor a premio
A pesar de que 'The immigrant' era a priori el plato fuerte, muchos preferimos de entre el menú de ayer la magnífica 'The selfish giant', cine social británico que sigue con una mira cargada de autenticidad a dos preadolescentes con problemas familiares y de adaptación, que trapichean recogiendo y robando cobre para sacarse unas libras cuando son expulsados de su escuela por mal comportamiento. La película pone el foco en un drama de infancia desarraigada que también existe hoy mismo y en la Europa occidental que nos atrevemos a llamar desarrollada, aunque a menudo le demos la espalda a estas realidades.
El film, que sería un justísimo triunfador del Festival por su compromiso, su capacidad de conmoción sin un ápice de manipulación, así como su sorprendente y sobrio lirismo trágico, resalta el problema y -sin necesidad de señalar a nadie en concreto- deja flotando la responsabilidad en un entorno que conocemos muy bien, haciendo cómplice también al espectador al que deja con un nudo en la garganta y el corazón encogido. Como decimos, entre lo más destacado de todo lo que hemos visto en el certamen.
De menor impacto resulta la georgiana 'In bloom', quizá por ser ya el tercer drama bélico procedente del Este de Europa dentro de la 'Selección EFA' y seguramente el menos logrado de ellos, aunque recrea con corrección y desde un punto de vista femenino los traumas de la guerra y la dureza de la vida cotidiana en medio del conflicto en Georgia. En la misma sección, Sevilla rescató ayer la vencedora del certamen del año pasado, la sueca 'Come, duerme, muere', pertinente radiografía sobre las rigideces del mercado laboral europeo y las flagrantes desigualdades ocultas bajo el aparente idilio económico y social de los países nórdicos. Una película necesaria que puede verse ahora mismo en varias salas españolas de versión original.