James Wan es uno de los maestros del terror de nueva hornada, una y otra vez a lo largo de la última década ha ido sentando escuela entre el género en su corte más comercial, abriendo su carrera con la primera entrega de 'Saw', convertida en saga icónica; repitió éxito con 'Insidious', aunque menos impactante, para en 2013 volver con una propuesta fresca como 'Expediente Warren'. Nuevamente terror comercial, sin mayores pretensiones, pero lleno de aciertos. De ese que se agradece y que presenta un buen modo de hacer no tan fácil de alcanzar. Ahora, en 2016, exactamente el 6 de noviembre, el matrimonio Warren volverá con la segunda entrega numerada tras la cuestionada y cuestionable 'Annabelle', spin-off con el fin de alimentar la caja de productor ejecutivo de Wan, que además de director certero se ha sabido mover bien en el negocio hollywoodiense.
El matrimonio Warren
'Expediente Warren' nos mueve a los años 60', a la investigación de casos paranormales de la mano de una pareja de investigadores, de la que Íker Jiménez y Carmen Porter funcionarían como análogos españoles de nuestro tiempo. El matrimonio Warren, matrimonio real que a la gran pantalla llevan Patrick Wilson como Ed Warren y Vera Farmiga como Lorraine Warren, investiga casos paranormales reales -basados en hechos reales, no reales per sé. Ya se entiende a lo que me refiero-. En la primera película investigaron el caso de la familia Perron de Rhode Island. La familia se vio obligada a vivir durante toda una década en lo que creían como una casa encantada. La casa de campo construida en una enorme parcela allá por el XVII había sido testigo de una retahíla de trágicas desdichas a través de la biografía de sus sucesivos habitantes, que según la experiencia de la familia e investigadores continuaban viviendo en la casa para atormentarlos.
Este es considerado el caso más importante y famoso del matrimonio Warren, un matrimonio de renombre dentro del aún más tétrico campo de los investigadores paranormales. Ahora, en esta segunda película el caso al que nos desplazamos, también basado en hechos reales, es el conocido como caso "el poltergeist de Enfield".
El nuevo caso
AVISO SPOILER: Al desvelar los detalles del caso real cabe lugar a potenciales spoilers de la futura película.
La segunda película nos traslada a Londres en la década de los 70, con otro de los casos emblema dentro de la investigación paranormal. Ahora nos movemos al terreno de las posesiones, a través de la experiencia de los Harper.
Graham Morris, conocido fotógrafo, comentó en la BBC a través de retransmisión nacional que daba crédito de veracidad a los extraños sucesos que habían atormentado a esta familia de clase humilde varias décadas atrás. Seguramente conviene detenerse en las declaraciones de Morris antes de sumergirse en el caso; el que cuarenta años más tarde de los acontecimientos siga siendo un tema de debate en los medios ingleses es la muerta unívoca de la importancia que tomó este caso entre la población inglesa. Diarios de tirada nacional de finales de los 70' se hicieron eco de las noticias relacionadas con la presencia de la casa de los Harper, e incluso reporteros y equipos de investigación de medios como el Daily Mirror investigaron in situ los sucesos.
Nos hallamos frente a una familia compuesta de una madre divorciada, Peggy Harper, que vivía con sus cuatro hijos: dos chicos, Billy y Johnny, y dos niñas, Margaret y Jannet. Las niñas son las que acaparan el foco de esta historia, ya que todo se desencadena allá por el año 1977 cuando Peggy despierta en medio de la noche presa de los gritos de terror de sus hijas. Las dos niñas, de 11 y 13 años, aseguraban que había alguien en su habitación aterrorizándolas, zarandeándolas, moviendo muebles... Cuando la madre acude en la primera noche a su llamada no encuentra en el cuarto nada fuera de lo normal. Simples pesadillas, pensó en un primer momento. Pero la escena se repite noche tras noche, gritos y golpes salen de la habitación de las chicas, estruendo que desaparece en cuanto Peggy enciende la luz. Apaga la luz y vuelven los golpes. Así comienza el caso del poltergeist de Enfield.
A partir de este punto las experiencias de la señora Harper se acentúan, los sucesos dejan de desarrollarse sólo a base de golpes tras puertas cerradas, y la madre de familia comienza a ver ante sus ojos cómo los muebles se mueven, las luces titilan, golpes repentinos... Toda la familia es testigo de estos acontecimientos, y, presa del terror, la mujer decide llamar a la policía. En este punto hay un desencuentro entre diferentes fuentes a lo largo de estos años: hay quien asegura que en el atestado de los guardias se afirma que una silla se movió ante sus ojos, otras fuentes de manera más coherente apuntan a que los agentes registraron en su informe que en la casa no había ningún intruso, pero los muebles de algunas habitaciones estaban tirados en el suelo.
Los sucesos paranormales continúan desarrollándose en la residencia de la familia, y el caso termina llamando la atención de los medios de tirada nacional. Periodistas se dirigen a la casa en plena noche para grabar cómo era esperar el alba en la casa Harper -eran los 70', y al calor de películas como 'El exorcista' (1973) el público estaba hambriento de este tipo de historias-. Sospechosamente las grabaciones de las cámaras se corrompen, lo que aporta un velo de misticismo aún más tupido a la historia.
En las diferentes entrevistas y conversaciones de la madre de la familia y los hermanos se desvelan algunos de los puntos más escalofriantes e icónicos de la experiencia. Uno fue el de la combustión espontánea, Peggy llegó a asegurar que en algunos puntos de la casa aparecían llamaradas en el ambiente de manera repentina. El otro, todavía más increíble, tiene origen en los hermanos varones de la familia, que aseguran haber encontrado en una noche a su hermanita Jan suspendida en el aire mientras dormía, algo que podemos ver en el tráiler de 'Expediente Warren 2' con la joven actriz Madison Wolfe.
A partir de ese momento la niña de 11 años comienza a experimentar trances al más puro estilo de Linda Blair. La Regan MacNeil londinense cambiaba de voz para apoderarse de su discurso un lenguaje obsceno y pervertido, asegurando que la posesión presente en la residencia Harper pertenecía a un hombre que había perdido la vida en esa misma casa.
Lo más chocante es que, tras un par de años de sucesos y titulares, de manera tan repentina como llegó, el caso de los Harper desapareció.
¿Cómo adaptará James Wan todo esto a la gran pantalla? El próximo 17 de junio lo descubriremos.
