'Expediente Warren: The Conjuring' llega a nuestras carteleras con una gran polvareda generada por las entusiastas opiniones de la prensa. Y no es para menos, pues hacía bastante tiempo que una película de terror no sabía ofrecer con tan buen acierto las trilladas convenciones del género de un modo novedoso e interesante.
James Wan es un director que en sus anteriores trabajos no ha jugado mucho con las sutilezas. Pero en esta película lo encontramos mucho más calmado y contenido, demostrando que domina a la perfección los resortes del género que le dio la fama. Una de las grandes bazas del filme es que Wan se las arregla para mantener la tensión durante todo el metraje, sin resultar excesivamente reiterativo en el modo de inquietar al espectador y haciendo que la gran variedad de temáticas del género abordadas, queden perfectamente acopladas.
Tarea nada fácil si tenemos en cuenta que la película cuenta con muñecos poseídos, casa con vida propia, espectros juguetones y presencias demoníacas. El director de 'Saw' decide no saturar ninguna de ellas e ir alternándolas, dosificando poco a poco el terror hasta llegar a un climax final algo desaforado, pero que al mismo tiempo consigue alterar los nervios del espectador.
El director malasio construye toda la película de un modo sugerente (excepto en su tramo final), donde el horror viene de la mano de situaciones que más que mostrar juegan con la insinuación. Lástima que muchas de estas escenas abusan sin necesidad de la correcta partitura de Joseph Bishara y los típicos efectos de sonido.
El guion no se recrea mucho en tratar de explicar de forma pormenorizada la historia que ha desencadenado todo los sucesos extraños, ni falta que le hace. Unas pequeñas pinceladas para dar una escueta justificación, y el resto se compone de un festín de escenas inquietantes y truculentas. De hecho, uno de los mayores peros de 'Expediente Warren: The Conjuring' es que, pese a que se le de una gran importancia al dúo de investigadores paranormales que trabaja el caso, su historia no llega a calar al mismo nivel como la del matrimonio Perron y sus cinco hijas.
Farmiga y Taylor brillan con luz propia frente a sus compañeros masculinos
Por todos es bien sabido que hay un género en que los actores no tienen nada que hacer, interpretativamente hablando, frente a sus compañeras de reparto: el terror. La siempre impecable Vera Farmiga y Lili Taylor consiguen centrar el interés del espectador, frente a la continua cara de circunstancia de sus partenaires masculinos: Patrick Wilson y Ron Livingston. Especialmente acertada está Taylor, quien sabe aportar un gran número de matices a su personaje de madre atormentada y protectora de su familia sin caer nunca en la sobreactuación.