¡Cuidado SPOILERS!
* Hablamos de puntos clave del 1x04 de 'Falcon y el Soldado de Invierno', si no lo has visto, ¡no sigas leyendo!
El suero de supersoldado, cuyo pasado se insinuó, recordando pinceladas que viésemos en la gran pantalla, de la mano del episodio 2 de 'Falcon y el Soldado de Invierno', está inspirando un debate ético muy interesante en esta serie de Marvel que parece reflejar el sentir de los más pesimistas cuando apuesta por subrayar que Steve Rogers solo hay uno. Durante todo el episodio 4 se nos recuerda que el Capitán America al que interpretase Chris Evans en el Universo Cinematográfico Marvel, es una excepción, un hito sin precedentes que subraya la escasez de personas tan íntegras como Steve Rogers, y que recuerda el peligro de inyectar esta sustancia milagrosa en sujetos no tan moralmente limpios.
Este dilema, combinado con un dominio del genero que supone una grata sorpresa si hablamos de Kari Skogland, y la enésima confirmación en el caso de Derek Kolstad, elevan dicho capítulo convirtiéndolo en una de las aventuras más sólidas de esta miniserie de Disney+. La acción, pan comido para el guionista de esta mirada lúgubre al nuevo emblema del patriotismo hecho persona, no tiene nada que envidiar a las películas que han hecho de Kolstad todo un experto en este sentido. Esto no es 'John Wick', pero sin duda las escenas que más tienen en común con la adrenalítica saga protagonizada por Keanu Reeves, presumen del mismo efecto admirable. Dicho estilo digno de aplauso nace de la pluma de Kolstad, pero también de la dirección de una Skogland más que ágil a la hora de dar ritmo y vida a la misión, dos condimentos más que necesarios tratándose de un episodio de 53 minutos.
Total que aquí no solo el entretenimiento brilla demostrando su valía, sino que el debate está servido de manera directa con la reflexión que plantean Zemo (Daniel Brühl) y Sam (Anthony Mackie) en torno a la líder de los Flag-Smashers, Karli Morgenthau (Erin Kellyman) y su tendencia al supremacismo; y el giro perturbador que protagoniza John Walker. Destaca, por su posible repercusión y su poder para desdibujar las líneas entre héroes y villanos, ese camino elegido por el personaje al que da vida Wyatt Russell, un soldado que trata de justificar lo que al final es una acción puramente egoísta. De hecho, directamente de su ego nace esa apuesta por inyectarse el único vial de suero que sobrevive a la ira de Zemo, una decisión difícilmente justificable. El nuevo Capitán América sufría por no poder ganar todas las peleas debido, según cree él, a ser un simple humano sin habilidades especiales, por eso no se lo plantea dos veces a la hora de igualar un poco el terreno.
El caso es que este milagro químico no solo potencia la fuerza del sujeto en cuestión, sino que también tiene un efecto transformador en el carácter. Cuando Abraham Erskine creó el suero de súper soldado ya lo advirtió: aquí se gana músculo pero también se exageran los mejores y peores rasgos del carácter de una persona. Lo bueno se vuelve excepcional, como fuese el caso de Steve, mientras que lo malo... Ahí tenemos a Cráneo Rojo, y ahora a Walker. De hecho, este efecto del suero no tarda en dar sus frutos en el caso del nuevo Capitán, para dejarnos uno de los mejores planos de la serie y sin duda uno de los más impactantes desde que nos despidiésemos del personaje de Evans: el de ese escudo, símbolo del poderío y superioridad moral que muchas veces pretende proyectar Norteamérica, manchado de sangre.
El 'poster boy' de la masculinidad tóxica
Lejos de encarnar los valores que defendiese Steve Rogers al portar su protectora bandera estadounidense, Walker se convierte en un momento en todo lo que está mal con aquellos hombres que toman decisiones desde un yo mezclado con altas dosis de agresividad. Siendo el nuevo Capitán América y enfocándolo de esa manera tan arrogante, John no está dispuesto a escuchar otras opciones, ni mucho menos a aceptar órdenes de nadie. Sabe que no tiene todas las respuestas, que está lejos de encontrar el camino adecuado y que se mueve en un terreno en el que prácticamente todos los que le rodean tienen más que aportar, pero como él es el que debería estar mandando, según su juicio claro, solo sabe emprender una huida hacia delante.
¿Hablar? ¿Tratar de encontrar un punto en común que evite el conflicto? No es una opción. Aquí todo se tiene que resolver a puñetazos y por eso necesito inyectarme el suero. Este desastre de Capi esta lleno de envidia, impotencia, duda y miedo, no está dispuesto a aceptar ningún consejo y vive anclado en un mundo de blancos y negros que no existe... Como consecuencia: todo se le hace bola, pero lo que peor lleva es no poder ser el líder, que sus órdenes no se acaten. ¿Cómo osan buscar un enfoque alternativo al que yo considero mejor? ¡Si soy la nueva "mascota" del gobierno de mi país! Frente a esta actitud altiva tenemos a Sam, y ahi está el as en la manga de 'Falcon y el Soldado de Invierno'.
La humildad de Sam, su apuesta por la paz última y unos medios que no haya que justificar tanto cuando uno alcance su fin, su profundidad moral como soldado y como persona, destacan aún más en contraposición a Walker, todo para prepararnos de cara al momento en el que ese escudo mancillado por la violencia de John, vuelva a manos de su legítimo heredero. Ya lo dijo Yoda "el miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti"... John Walker, no eres digno de encarnar la esperanza en un mundo tan convulso.
* El 1x05 de 'Falcon y el Soldado de Invierno' se emite el viernes 16 de abril en Disney+.
