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TRADICIÓN FAMILIAR

Familia, cine y amor: Cómo los 'Oscar con papá y mamá' son mi verdadera carrera de premios

La historia detrás de la iniciativa 'Oscar con papá y mamá', una tradición familiar que empezó de casualidad comentando por WhatsApp la gala de los premios de la Academia.

Por Alberto Frutos Díaz Más 11 de Marzo 2023 | 10:00
Redactor especializado en cine y música. Ver, leer, escuchar y escribir.

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Familia, cine y amor: Cómo los 'Oscar con papá y mamá' son mi verdadera carrera de premios

Como casi siempre ocurre con las cosas realmente importantes, todo empezó de la manera más inesperada posible. Andaba la Academia repartiendo sus primeras estatuillas a la estupenda 'La forma del agua' cuando, en mitad de la madrugada, recibí un mensaje de mi madre a través de WhatsApp: "¿Lo estás viendo? Yo pensaba que ganaría todo 'Tres anuncios en las afueras'". En ese momento, además de ubicar una sonrisa de medidas incalculables en mi rostro, empecé a hablar con ella de inmediato sobre la gala y, claro, la manera en la que se estaban repartiendo los Oscar de aquel ya lejano marzo de 2018. Su favorita, compartida con mi padre, era 'Los archivos del Pentágono', pero ambos intuían que no había demasiada opción para que la magnífica cinta dirigida por Steven Spielberg se hiciera con el triunfo. Sin embargo, y aunque fue ella la única en mantenerse despierta hasta el último segundo de la ceremonia, ambos vivieron aquella carrera de premios con las mismas dosis de interés que de emoción. Conviene señalar que, hasta ese momento, solíamos ir juntos a ver la ganadora de cada año días después de su victoria, pero todo cambió tras ese intercambio de mensajes en mitad de la noche. Ahí, cuando la cafeína se echaba en falta y era mejor no mirar el reloj, nació el 'Oscar con papá y mamá'. Ahí, justo ahí, empezó una tradición que se ha convertido en algo enormemente especial.

 'Los Fabelman'

Partiendo de la base de que es imposible que veamos la gala los tres, los párpados de mi padre no aceptan un reto de este nivel de exigencia, la (maravillosa) opción que quedaba era, una vez se conocieran las nominadas, ir al cine a disfrutar (o sufrir) con cada una de ellas para, posteriormente, que tanto él como ella las ordenaran como si de una papeleta para votar en la Academia se tratara. Ah, si alguien tiene dudas, por supuesto que me interesa más la ganadora del 'Oscar con papá y mamá' que la que finalmente se lleva el premio de Mejor película a casa.

Así, una vez asentadas las reglas de un juego que no deja de ser ni más ni muchísimo menos que una excusa para disfrutar de más tiempo junto a ellos, he observado a lo largo de los últimos años la manera en la que han coincidido en su devoción hacia películas como 'El vicio del poder', 'Nomadland', 'El poder del perro', 'El irlandés' o, sobre todo, una 'Parásitos' que les hizo vibrar en el cine como hacía años que no ocurría. Todavía recuerdo al detalle la manera en la que mi madre y yo celebramos aquel Oscar a Mejor película como si fuéramos familiares del mismísimo Bong Joon-ho. En el otro lado de la balanza, el de las decepciones, obras como 'Drive my car', 'Bohemian Rhapsody', 'Black Panther' o 'Historia de un matrimonio', no calaron de ninguna manera en sus corazones. Respecto a la parte más divertida, la de las sorpresas, ha habido de todo. Desde el flechazo absoluto de mi madre con propuestas que, a priori, se situaban a años luz de sus gustos, o a los que yo creía que eran sus gustos, como 'Dune' o 'Joker', casi nada, hasta el desapego total de mi padre con hipotéticas favoritas (suyas) como 'Roma' o '1917' junto a su enamoramiento, tan imprevisto como absoluto, con 'La favorita', 'Mank' o 'El callejón de las almas perdidas'. Quinielas saltando por los aires, otra marca de la casa 'Oscar con papá y mamá'.

Los Oscar con papá y mamá 2023

Os propongo un juego. Antes de que os comente las grandes triunfadoras y derrotadas de esta edición, pensad en cuales creéis que son las favoritas de mi padre y mi madre. Y no se trata tanto de que los conozcáis o no, sino de lo que uno, tirando de tópicos y lugares comunes, podría intuir de los gustos cinematográficos de dos personas que pasan los sesenta años. ¿Ya? ¿Ahora? Bien, vamos allá. Cuando quedan pocos días para que se lleve a cabo la 95 ceremonia de los Oscar, la clasificación final de mi madre está encabezada por 'Avatar: El sentido del agua'. Ya os dije que es una tradición repleta de sorpresas. Sus razones, eso sí, son incontestables: nunca había visto una película en 3D ni había sentido una inmersión tan grande frente a la pantalla, así que valora con especial fuerza esa ilusión de haber experimentado algo nuevo en una sala cuando ya casi no lo esperaba. El resto de su lista camina por derroteros más 'previsibles' con 'Ellas hablan', 'Almas en pena de Inisherin', 'Sin novedad en el frente' y 'Tár' completando su quinteto principal. En lo que respecta al lado más bajo de la tabla, ahí encontramos a un 'Elvis' que no ha entusiasmado ni un poco, como demuestra su penúltimo lugar en la lista de mi padre, el cual tiene como ganadora indiscutible a 'Sin novedad en el frente', acompañada por 'Ellas hablan' en el segundo puesto, 'Los Fabelman' en el tercero y 'Almas en pena de Inisherin' y 'Todo a la vez en todas partes' en el cuarto y quinto. En definitiva, pasión compartida hacia Sarah Polley, Cate Blanchett, Martin McDonagh y la cinta antibélica de Netflix.

En cualquier caso, todo esto no dejan de ser resultados provocados por las emociones que han despertado en ambos la experiencia de sumergirse cada semana en una historia completamente distinta. Durante estos meses, han viajado por el multiverso, se han bañado en los mares de Pandora, han bebido unas pintas en silencio en mitad de un precioso pueblo irlandés, se han sentido intimidados por la mirada de una prestigiosa directora de orquesta, han temblado en mitad del sinsentido de la guerra, han sentido nauseas en un yate de lujo, han tarareado las canciones del rey del rock, han reflexionado bajo la tímida luz de un granero, han latido al compás del carisma de Tom Cruise y, claro, han sonreído cómplices al observar a esos Fabelman que llevan por primera vez a su hijo a una sala de cine. En esos compases iniciales de la última joya de Spielberg reside gran parte de la esencia del 'Oscar con papá y mamá'. En observar a cada butaca que tienes al lado y encontrar sus miradas fijas en la pantalla. En charlar durante horas sobre lo que ha despertado cada película. En volver a casa entre risas, discusiones y recuerdos que, recién adquiridos, ya se intuyen eternos. En celebrar el cine y el amor. En aprovechar cada segundo junto a él y ella. En compartir esa pasión y sentir que, pase lo que pase, estarán siempre ahí para escuchar, conversar y acompañar. Tres butacas, una pantalla y casi cincuenta películas vistas, comentadas y ordenadas. Empezó como un juego, pero es profundamente emocionante comprobar la forma en la que, en las redes sociales o en encuentros con amistades y conocidos, me encuentro año tras año con gente que disfruta con el 'Oscar con papá y mamá' o, todavía mejor, han empezado esta misma tradición en su familia. Mientras tanto, mi padre y mi madre se ríen incrédulos cuando descubren que hay alguien interesado/a en su opinión sobre películas más allá de su apasionado (y un poco pesado) hijo. La humildad de los gigantes, ya sabéis. Por último, hace poco me pedían por Twitter que nunca dejara de hacer el 'Oscar con papá y mamá'.

Sonreí y noté al mismo tiempo como un pequeño nudo se me formaba en la garganta. Y llegué a la conclusión de que, pase lo que pase, sí, siempre jugaré al 'Oscar con papá y mamá'. Tres butacas. Una pantalla. Toda una vida.