El gran actor Alan Rickman nos dejaba ayer, después de una batalla con el cáncer y una larga lista de papeles para el recuerdo. Y aunque inolvidables son sus intervenciones en 'Sentido y sensibilidad' o 'Love Actually', lo que sin duda disparó su popularidad entre los más jóvenes fue la meticulosa encarnación del Severus Snape de la saga 'Harry Potter.'
Los que ya se despidieron del personaje, lo hacen ahora del intérprete. Como escenario para esa despedida, los fans acérrimos del mago han elegido -no podía ser de otra manera- uno de los lugares más icónicos de la trama: el ficticio andén 9 y 3/4 en la estación de King's Cross de Londres, ha comenzado a llenarse de flores y fotos en homenaje al profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. La mismísima J.K. Rowling, autora de los libros, ha reconocido públicamente sentirse "devastada".
Here was King's Cross Platform 9 3/4 a few minutes ago. So much love for our Snape. ?? pic.twitter.com/Xzp3oTOfnD
? J Fernandez (@imjfernandez) January 14, 2016
"El andén 9 y 3/4 hace unos minutos. Mucho amor para nuestro Snape."
Whilst I was at King's Cross, I thought it would be fitting to visit Platform 9 and 3/4. A tribute to #AlanRickman pic.twitter.com/8W7TnOofo9
? Claire (@helloimclaire) January 14, 2016
"Mientras estaba en King's Cross, pensé que estaría bien visitar el andén 9 y 3/4. Un homenaje a #AlanRickman"
También desde el parque temático de la Universal en Orlando, se ha homenajeado a Rickman colocando una solitario Lilium en la puerta de la Clase de Pociones del complejo.
El andén 9 y ¾
Si querías estudiar para convertirte en un gran mago, tenías que pasar por el trance de averiguar que entre el andén 9 y el andén 10 de la estación de King's Cross de Londres, hacía su parada el Expreso de Hogwarts, un tren de color rojo imposible de ver para los muggles. Hace ya unos años que desde la estación de tren de la capital británica se promovió la instalación de un cartel indicativo y un carrito que atravesaba el muro, congregando a una legión de fans.
Por problemas de seguridad se trasladó a otro punto de la estación: se colocó un nuevo cartel, se le añadieron maletas y media jaula al carro, abrió una gran tienda de souvenirs que inauguró Warwick Davis (Profesor Flitwick en las películas) justo al lado y la anécdota, el rincón de los fans, se convirtió, como suele pasar, en un hervidero de turistas. Menos magia, más comodidad. Seguro que ahora sí que tendrá un poquito de la que dejó Alan Rickman a su paso por la adaptación al cine de los siete libros más famosos de la historia reciente de la literatura inglesa.