La familia. Sí tras ver The Fast and the Furious (A todo gas), aquel arranque con olor a gasolina, protagonistas sin ley, y una dinámica entre gato y ratón que acababa convirtiéndose en un síndrome de Estocolmo de caballo, os esperabais una saga cargada de adrenalina a más no poder, cuyo fundamento no es otro que "la familia", os doy el título de videntes ya mismo. A principios de los 2000 ni siquiera Vin Diesel, el motor de la saga, sabía que la base de esta potentísima franquicia iba a ser... El amor. Adiós muy buenas. Amor rodeado de explosiones, torpedos, cochazos, más explosiones, más cochazos... Parece una combinación imposible pero ahí la tienes, recaudando una cosa loca con su séptima entrega y apostándolo todo en una octava que... ¿Es imposible que sea más grande que la anterior? ¿No va a funcionar igual de bien sin Paul Walker? ¿Tiene a un Toretto que da la espalda a su familia y eso no va a gustar nada a los fans?
Da igual que nos hayamos plantado en 'Fast & Furious 8' tras siete entregas que han convertido a la saga en lo que es: una de las más rentables y queridas de la historia del cine, las dudas van a seguir ahí. Pero en este caso no solo son injustificadas sino que se olvidan completamente en la primera secuencia... La primera. No vamos a dar demasiados detalles porque la gracia es disfrutarlo en la gran pantalla y entre amigos pero... No puede empezar mejor. Dos detallitos solo. Reggaeton en los créditos de apertura y mención a Brian y a la familia en la primera escena, los mejores síntomas de que Diesel lo ha vuelto a hacer, ha vuelto a dejar claro que si bien puede que haga estos films para que los ejecutivos de Universal se paseen por ahí con los ojos convertidos en el símbolo del dólar durante un mes, lo hace mostrando un cariño innegable hacia los fans.
La dedicación que Diesel y compañía lucen pensando siempre en los seguidores de la saga, se siente en cada esquina de una cinta de 2h 16 min cuyo pecado es quizá alargar demasiado alguna de esas secuencias trepidantes que tanto luchan por seguir subiendo el listón. Digo "pecado" en singular, porque se me hace difícil sacarle más fallos. Y es que mientras la mayoría de la crítica y adeptos se meten con cada entrega, acostumbrados a que sancionar sin más a este tipo de cintas es lo "socialmente aceptable", a mi me pasa todo lo contrario. Al considerar cada entrega teniendo en cuenta lo que estoy viendo, el género y lo que busca, me cuesta decir que es "mala", porque nada más lejos. También diré que la mayoría de las incongruencias o escenas imposibles las meto en el saco del "Toretto puede hacer lo que quiera", pero porque como blockbuster de entretenimiento funciona, al menos esta última propuesta.
Mientras la séptima no acababa de ser redonda, a pesar de aquellas escenas de despedida lacrimógenas a más no poder, inspiradas por ese perfecto cierre al paso de Walker por la saga, 'Fast 8' se luce gracias a que apoya toda su espectacularidad en un par de giros dramáticos que no pueden funcionar mejor. Así tenemos una cinta mucho más compacta que no se compone simplemente de un conjunto de escenas explosivas pero más bien inconexas, sino que plantea un argumento firme y emocionante muy en la línea de esa espina dorsal de la saga: la familia. ¿Qué 'Fast & Furious' no tiene alma? No solo tiene, sino que duda menos acerca de su corazón de lo que lo hacen tantas otras propuestas y eso es lo que garantiza que no pierda fuerza mientras ve los años pasar.
En 'Fast 8' además, se siente una novedad que no percibíamos desde... ¿La quinta entrega? La estructura cambia con el paso al lado oscuro de un Toretto atrapado que genera una tensión imposible a lo largo de toda la cinta. "Sí pisas el cuello a un tigre, tienes que saber que no puedes levantar el pie", le dice Dom a Cypher en una frase que resume a la perfección lo que siente el espectador: una emoción contenida que sabe estallará cuando se escape ese tigre en ebullición en un desenlace pirotécnico que ¿satisface? No sabéis cuanto. Por su parte Cypher (Charlize Theron) es una de las villanas más convincentes de la saga gracias a que la correa con la que tiene amarrado al tigre no puede ser más sólida. Si no hubiesen dado con un giro dramático tan potente la cosa se habría desmoronado como un castillo de naipes, pero Theron lo tiene fácil porque de guion está bien planteado.
En cuanto al resto de las nuevas incorporaciones, Helen Mirren está maravillosa en su breve papel, que ojalá no sea más que un cebo para lo que veremos en próximas entregas, porque su dinámica con el personaje de Jason Statham es tan genial que te quedas con muchísimas ganas de más. Nada parecido sucede con Scott Eastwood, un actor que pone de manifiesto en cada secuencia que eso de las dotes interpretativas no se hereda, mientras se parte de la risa visiblemente ante un Tyrese Gibson con el que intenta formar dueto cómico. Al final resulta gracioso verles pero porque Eastwood se convierte en una hilarante manera de romper la cuarta pared, algo que sucede en numerosas ocasiones en esta cinta plagada de guiños a si misma, que en ciertos momentos habla directamente al espectador.
Ojo, todo este entusiasmo que se me escapa no tiene nada que ver con lo plausible o no que es la película. Esta saga dejó de preocuparse por las leyes de la física en... ¿Su primera entrega? Además, ¿por que querría estar yo pensando que en una escena espectacular u otra tal personaje se tendría que haber matado y tal otro tendría que tener poderes para que la cosa fuese más "creíble"? No me dan ganas. Realmente no me dan porque estoy pasándomelo en grande con la última ocurrencia imposible del guionista de la gran mayoría de las cintas de la franquicia, Chris Morgan, un cineasta que siempre está dispuesto a sacrificar la lógica para apostar por la escena pirotécnica de turno. Y ole por él. Esa actitud es la que hace que lo pases francamente bien con 'Fast 8'. Un ritmo trepidante, un Dwayne Johnson que se sale nivel abrazar torpedos, un montón de sorpresas y momentos cómicos, escenas de acción imposible, guiños a otras entregas... De verdad, no se puede pedir más.
Nota: 8
Lo mejor: El ritmo, el giro que fundamenta la traición de Toretto y cierta escena cómica protagonizada por Statham.
Lo peor: Scott Eastwood y que alguna escena de acción quizá se pase de vueltas.