Si pensábamos que tras el fatídico desenlace de la sexta temporada de 'The Walking Dead' íbamos a librarnos durante unos meses de los zombies acechando, estábamos muy equivocados. Este lunes se estrena en el canal AMC España la segunda temporada de 'Fear The Walking Dead', una vuelta que ha generado menos expectativas que la serie general pero que aun así tiene un gran público respaldándola.
La primera temporada de la serie nos introducía a nuevos personajes a la misma vez que nos presentaban una realidad que nunca habíamos visto en la historia de Rick y los suyos: la vida antes de este apocalipsis zombie. Muchas personas, entre las que me incluyo, veían esta realidad hueca. ¿Qué podía tener de interesante ver el comienzo de todo? Ya nos habíamos acostumbrado a ver a nuestros personajes favoritos en situaciones extremas, luchando por su vida a cada paso que daban y enfrentándose a peligros mucho más amenazantes que los caminantes.
La temporada inicial de 'Fear The Walking Dead' tuvo una muy buena audiencia que repercutió directamente en la renovación de una segunda temporada, que se estrena el lunes 11 de abril por la noche en España. El primer capítulo retoma la historia donde se quedó, al menos de manera parcial: la operación militar Colbalt está destruyendo Los Ángeles y la casa de Strand que se había convertido en un pequeño santuario improvisado ya no es un lugar seguro. Nada en la Tierra es seguro. El final de la primera temporada acababa con la cámara perdiéndose en la inmensidad del mar, como reflejando la calma antes de la tormenta, aventurándonos el porvenir, el lugar elegido donde los supervivientes tendrán que seguir con sus vidas.
El peligro del mar
Abigail es el barco de este hombre misterioso, cuyo altruismo está en el punto de mira tanto de los personajes como del espectador. ¿Quién presta tanta ayuda sin esperar nada a cambio? Pero este nuevo escenario, aunque de cierta manera es atractivo, comienza a dar pequeñas pistas del rumbo que va a tomar la serie. Los zombies dejan de ser el mayor peligro para la humanidad, ya no son ellos quienes pueden acabar con la sociedad. Son las personas las que se convierten en los monstruos que todos tememos convertirnos algún día.
En un espacio tan reducido cuesta mucho que los personajes no acaben teniendo roces entre ellos, movidos por la destrucción y el trauma que han estado viviendo durante unas frenéticas semanas. Travis (Cliff Curtis) sigue atormentado por haber matado a su ex mujer, acentuando todavía más su culpa cuando su hijo lo acusa de ser un asesino. Madison (Kim Dickens) ya no puede ejercer con la misma naturalidad del rol de madre que cree que necesitan sus hijos. La familia Salazar debe superar el luto y Nick (Frank Dillane) su adicción a la fuerza.
La serie se mantiene en la línea de ser una serie de personajes, de conversación, ajena a la acción que nos tiene acostumbrados la serie original basada en los cómics de Robert Kirkman. Pero también nos muestra la pérdida paulatina de humanidad, de cómo estos personajes son incapaces de desechar el egoísmo y ofrecer una mano salvadora a otros en situaciones peores. Ya no hay lugar para la duda, para la clemencia, todo eso reflejado en una escena tan poderosa como real, ya que es tal y como está ocurriendo cada día en nuestras costas. Una pérdida de humanidad que 'The Walking Dead' ha sabido utilizar en cada uno de sus episodios y que estas familias disfuncionales deben saber aplicarlo para su supervivencia.
Una serie sin rumbo conocido
Los productores de la serie aseguraron que, a pesar de que esta serie fuese una precuela, en ningún momento tenían previsto dar solución a la gran pregunta que todos los fans nos hacemos: el origen del contagio. Una serie que no explora, o al menos no tiene intención, el gran enigma y el mayor reclamo de la serie es un spin-off fallido, innecesario cuando tienen una serie exitosa explorando tramas y relaciones entre villanos mucho más interesantes que las que nos presenta 'Fear The Walking Dead'.
Aun así, saben jugar con la expectación del espectador de manera magistral, demostrando que los zombies también pueden aparecer en alta mar sin necesidad de que estos hayan llegado ahí persiguiéndolos. Por lo que el primer episodio de esta segunda temporada nos deja con la expectativa de saber quiénes están detrás de unas amenazas que se sienten muchísimo más reales que el terror que han dejado atrás en la costa. Y es que en tierra todo el mundo puede llegar a esconderse, pasar desapercibidos. Y todo apunta que durante 14 episodios más veremos cómo estos personajes lamentarán haber levado el ancla.