No sin polémica y acompañada de una original campaña promocional junto al humorista David Broncano (que ha participado en el doblaje y a quien se debe la ocurrencia del título en castellano), este viernes 22 de agosto se estrena en cines de todo el mundo '¿Quién está matando a los moñecos?', lo que hace de esta la ocasión ideal para recordar otras películas protagonizadas por moñecos que se nos fueron de las manos.
Hablamos de una vuelta de tuerca a las películas de marionetas que viene firmada por el mismísimo Brian Henson, hijo de Jim Henson, creador de Los Teleñecos, más conocidos en todo el mundo como The Muppets. Pero lejos del tono familiar y el contenido pedagógico al que nos tienen acostumbrados sus creaciones, el trailer de '¿Quién está matando a los moñecos?' promete sexo, violencia y lenguaje obsceno no apto para los más pequeños.
Según afirma su creador, que con la película ha evitado cualquier referencia explícita a The Muppets y Barrio Sésamo, no aparece ningún personaje conocido por el gran público, lo que además de problemas legales podría causar más de un trauma al espectador; pero pese a todo no deja de haber de fondo una idea de parodiar y subvertir el universo de The Muppets. O los Miskreants en esta ocasión. Aunque no es precisamente el primero al que se le ocurrió esta idea, desde Nueva Zelanda Peter Jackson ya hizo lo propio con su segundo largometraje, 'El delirante mundo de los Feebles', en el que se adentraba en la trastienda de un exitoso grupo de marionetas con el que trazar una sórdida fábula sobre la fama.
Más de un moñeco diábolico
Hablando de moñecos, no podían faltar los ventrílocuos y sus inseparables "dummies", que tantas pesadillas han debido causar. Ya en un episodio de 'En los límites de la realidad' se nos presentaba a uno capaz de tomar el control sobre su amo, que acababa convertido en moñeco, y James Wan nos recordó el miedo que nos pueden llegar a hacer pasar con 'Silencio desde el mal', aunque nada comparado con un posible biopic de José Luis Moreno. Títeres, barbies, juguetes que cobran vida, marionetas e incluso cacahuetes, a continuación seleccionamos una serie de películas de moñecos que se han rebelado contra sus dueños y lo que se espera de ellos. Comedias adultas y películas de terror sangrientas que nos impiden volver a mirar con los mismos ojos a estos seres aparentemente inanimados e inofensivos.
Los Feebles y otras veces que los moñecos se nos fueron de las manos
'El delirante mundo de los Feebles' (Peter Jackson, 1989)
Quién te ha visto y quién te ve, Peter Jackson. Antes de que el éxito de 'El señor de los anillos' le convirtiera en un cineasta épico y grandilocuente, el joven Peter Jackson dio rienda suelta a su creatividad y cinefillia más gamberra con tres largometrajes próximos al gore que le convirtieron en un autor de culto del que por desgracia poco rastro queda en su cine actual.
Después de 'Bad Taste', aquella marcianada en la que un grupo de aliens se alimentaban de carne humana, continuó con el derroche de celofan y el gore para crear a los Feebles, la respuesta sangrienta y políticamente incorrecta a los Muppets. Combinando los disfraces con las marionetas, sin miedo alguno a la cutrez, su objetivo era crear los muñecos más horribles, sórdidos y degenerados posibles. Ya no solo es que el sexo, la violencia y las drogas estén presentes en todos los diálogos y secuencias, sino el ambiente malsano que transmite esta película que funciona por su mezcla de géneros, del musical al cine negro e incluso el cine bélico, lo que hacían de Peter Jackson un director diferente y de esta película una rareza que sigue soportando el paso del tiempo por su inteligente crítica sobre el mundo del espectáculo y la fama en la que, pese a todo, hay lugar para la bondad.
'Superstar: The Karen Carpenter Story' (Todd Haynes, 1989)
Censurada por la familia de Karen Carpenter, dado que se realizó sin su permiso y hablaba abiertamente de su enfermedad, una anorexia nerviosa cuyo tratamiento acabó fatídica y prematuramente con su vida, la ópera prima de Todd Haynes es algo insólito, un biopic de la cantante norteamericana hecho con juguetes similares a las Barbies y Ken.
La difusión comercial de la película está prohibida pero puede encontrarse por internet y sorprende porque ya anticipa rasgos del cineasta en el que Haynes se acabaría convirtiendo. Su brillante uso de la música y reformulación de la cultura pop le sirven para realizar un melodrama sobre la clase media norteamericana, apuntando temas en los que ahondaría en su filmografía posterior. El simple hecho de utilizar las muñecas habituales en la infancia para contar la historia de un juguete roto es genial, pero donde entra el componente más bizarro es en su cruda forma de mostrar y denunciar la anorexia que sufría Karen Carpenter, arrebatando partes del cuerpo a su muñeca.
'El amo de las marionetas' (David Schmoeller, 1989)
Aunque esté olvidada en el cementerio de las películas de terror que proliferaron en los ochenta, 'El amo de las marionetas' dio lugar a una decena de secuelas que muy pocos han visto y que resultan difíciles de explicar sino fuera por la insana atracción y rechazo que los títeres generan en el espectador.
Como su título indica, la cosa va de marionetas asesinas, pero la película no es tan loca como promete, los protagonistas son unos aburridos parapsicólogos de mediana edad que Irán cayendo uno tras otro de forma previsible, aunque al menos David Schmoeller se regodea cruelmente en una escena de sexo y toma una decisión de puesta en escena muy potente, que es situar la cámara a ras de suelo, la altura de los ojos de las marionetas. Un punto de vista más terrorífico que esta olvidable película.
'Pequeños guerreros' (Joe Dante, 1998)
El cine de Joe Dante es mucho más que su apariencia, detrás de la nostalgia y de su componente fantástico para todos los públicos hay una visión muy ácida de la sociedad norteamericana, kilos de cinefilia y una posición ética comprometida que demuestra con 'Pequeños guerreros', otro ejemplo de su buen hacer y de su capacidad para convertir un producto familiar en una crítica contra el sistema.
Bajo su disfraz de película de ciencia ficción, hablamos de un alegato contra la intolerancia, el militarismo y el capitalismo más extremo representado en una nueva colección de muñecos creados con chips del ejército que les dotan de personalidad. La batalla entre los Gorgonitas (que representan a los inmigrantes y exiliados, lejos de su planeta) y el Comando Élite (militares descerebrados, machistas e inhumanos que harán todo lo posible para matar a los Gorgonitas por considerarlos diferentes) habla por sí sola. Pero además de su trasfondo, Joe Dante da vida a los muñecos de forma cálida y artesanal, aunque en ocasiones recurra a la animación digital, dejando la sensación de ver a un auténtico titiritero de enorme sabiduría y corazón.
'La semilla de Chucky' (Don Mancini, 2004)
Chucky no podía faltar en esta lista, 'El muñeco diabólico' traumatizó la infancia de toda una generación e hizo de su protagonista un icono del cine de terror que dio para infinidad de secuelas. Pero si hubiera que elegir una, por desmadrada, brillante y original, esa es 'La semilla de Chucky', una comedia de terror que podrá decepcionar a los fans y amantes del género, pero que ofrecía una relectura necesaria del personaje.
Planteada como un punto metacinematográfica (la trama transcurre en Hollywood durante el rodaje de una película inspirada en los personajes), el engranaje cómico-sangriento funciona gracias a una desdoblada y descontrolada Jennifer Tilly, que se interpreta a sí misma y al muñeco al que da voz, a la magnífica autoparodia a la que la propia Tilly y Chucky se someten (disfrutar de su presencia en esta ocasión es una auténtica alegría) y a las curiosas relaciones paterno filiales del hijo de ambos, marcadas por la genial referencia a 'Glen or Glenda' de Ed Wood.
'Team America' (Trey Parker, Matt Stone, 2004)
Los creadores de 'South Park' habían demostrado no tenerle respeto a nada ni a nadie, salvo a la inteligencia y el sentido del humor del espectador, si es que no fueran lo mismo. En esta ocasión llevaron las transgresión a otro nivel, no solo ridiculizando al líder norcoreano Kim Jong-Il y al ejército norteamericano con una sátira geopolítica más aguda de lo que su humor escatológico podría invitar a pensar, sino al rodar la película con las cuerdas de los títeres, despreciando las convenciones de la animación stop-motion y cualquier realismo posible en sus movimientos.
El resultado es divertidísimo por el talento de Trey Parker y Matt Stone para el humor soez, el musical, la parodia de la actualidad (de la que ni siquiera el Hollywood más liberal ni Matt Damon se libran) y la crítica más ácida. Una película a la que volver para comprobar cómo era el mundo a comienzos de siglo y en la que los moñecos campan a sus anchas orgullosos de su estupidez, algo en lo que no se diferencian tanto de nosotros.
'Gritos en el pasillo' (Juanjo Ramírez, 2007)
Cuando ya pensábamos que lo habíamos visto todo, el joven realizador español Juanjo Ramírez sorprendió con un proyecto inusual en el cine patrio y probablemente también la historia del cine, una película íntegramente protagonizada por cacahuetes pintados a mano. ¿A quién se le podría haber ocurrido eso? El concepto tan artesanal, el corazón de la idea y las imaginativas soluciones expresivas para dar forma a esta historia de terror no fueron suficientes como para lograr que la película, ya bastante olvidada, estuviera a la altura del fenómeno que se generó a su alrededor.
'Pánico en la granja' (Stéphane Aubier, Vincent Patar, 2009)
Realizada con la técnica de stop-motion, Stéphane Aubier y Vincent Patar se dieron a conocer con una serie de televisión belga que llevaron a la gran pantalla en 2009. El logro es que lo que estaba planteado para durar apenas cinco minutos, pequeños sketchs autoconclusivos, tenga la suficiente consistencia y fluidez como para resistir en su salto al largometraje.
Y 'Pánico en la granja' lo consigue de sobra. Lejos de otras películas de animación, no pretende ser realista y carece de primeros planos que doten de expresividad y humanismo a los personajes, de los que se recalca su condición de muñecos constantemente, lo que otorga una gran libertad. Las aventuras de un vaquero y un indio que viven con un caballo que habla es algo así como juntar todos los juguetes que podría tener un niño guardados en una caja de zapatos e invitar a un adulto a jugar con ellos de forma gamberra y disparatada.
'Jackboots on Whitehall' (Edward McHenry, Rory McHenry, 2010)
La Segunda Guerra Mundial realizada exclusivamente con muñecos, esta fue la idea con la que los hermanos Edward y Rory McHenry convencieron a productores de todo el mundo para rodar 'Jackboots on Whitehall'. El resultado fue un fracaso de taquilla en el Reino Unido como pocos se recuerdan, que acabó con la carrera de sus jóvenes directores. ¿Pero tan mala es?
Es cierto que la película carece de ritmo, cohesión narrativa y sobre todo sentido del humor, falla en lo más importante, pero el esfuerzo por reconstruir la época y situar una invasión imaginaria del ejército nazi en Londres tiene su mérito. Además, cuenta con voces de actores de la talla de Ewan McGregor, Rosamund Pike y Timothy Spall, que da vida a un Winston Churchill al que se caricaturiza con mucho acierto. No se puede decir lo mismo del resto del guion, bastante poco inspirado, pero destrucción, sangre y un clímax final delirante no faltan en esta curiosa acronía bélica que mereció mejor suerte.
'Don't Hug Me I'm Scared' (Joseph Pelling, Becky Sloan, 2011)
No terminamos con una película, sino con una serie de vídeos en Youtube que han llevado a otro nivel la idea de distorsionar el contenido infantil. Cuando uno empieza a ver 'Don't Hug Me I'm Scared' parece que consiste en enseñar creatividad a los más pequeños con una pegadiza canción y cuidado diseño artístico, pero poco a poco las cosas van saliendo mal de forma siniestra y sangrienta, creando una atmósfera terrorífica más cercana al cine de David Lynch.
La serie consta únicamente de 6 episodios realizados a lo largo de cinco años en los que sus creadores juegan a deformar ideas como el tiempo, el amor o la alimentación saludable, acabando con un episodio final sobre los sueños que pone fin de forma circular a esta pesadilla condenada a empezar una y otra vez.