Después de su presentación a concurso en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián, 'Saura(s)' se estrena en cines el viernes 3 de noviembre. Allí pudimos conversar con sus principales artífices, el realizador Félix Viscarret y su protagonista, un Carlos Saura del que sorprende su renuncia a la nostalgia, pero que a lo largo de este documental, que rememora su vida partiendo de una aproximación cuanto menos original, se enfrentará a las entrevistas más exigentes posibles: las de sus propios hijos.
'Saura(s)' forma parte del proyecto Cineastas Contados, en el que jóvenes directores aspiran a retratar a figuras históricas del cine español. Es la segunda película del proyecto que ve la luz tras 'Basilio Martín Patino. La décima carta', dirigido por Virgina García del Pino. ¿Pero qué le interesaba a Félix Viscarret de Carlos Saura? ¿Qué podía contarnos del director de 'La caza' que no supiéramos?
"Para hacerlo diferente quise hacer un retrato del genio, pero no solo visto a través de su obra, sino visto a través de su familia, en conversaciones con sus siete hijos. Cuando supe que además de cuarenta películas, Carlos Saura tenía siete hijos, quería conocer más a la persona, que fuera a través de sus hijos cómo conociéramos algo más íntimo del maestro", nos explicó su director.
Además del punto de vista familiar, la particularidad de la propuesta reside en estar rodada en un plató que remite a la puesta en escena de sus musicales, repleta de proyecciones y elementos que integran distintas imágenes dentro del escenario, un homenaje del que Carlos Saura estuvo encantado de participar: "Cuando entré al plató me sorprendió mucho porque era uno de los sitios donde yo estaba trabajando siempre. Me encontré muy confortable, pero yo nunca me había puesto delante de mis decorados, viendo lo que estaba pasando. Esa sensación para mí es nueva y en mi próxima película la quiero utilizar, me pareció fascinante".
El director, otro hijo más
Uno tras otro, todos los hijos de Saura proceden a conversar con su padre y a descubrirnos algo de su relación que no sabíamos o que permanecía oculto. Pero a sus siete hijos se le suma un inesperado octavo pasajero, el propio Viscarret. El documental por tanto acaba convertido no solo en una serie de entrevistas de Saura con sus hijos, sino en algo más, en la relación que se generó durante el rodaje entre ambos, algo que Viscarret nos reconoció cambió todos sus planes.
"Con su humor y su forma de dirigirse a mí continuamente, cada vez iba incluyéndome más en la película. Cada vez era más difícil editar eso. ¿Qué nos pasó? Me di cuenta que ese conflicto entre Saura y yo, esa lucha por hacer esta película, se convirtió en parte de la película. No era nuestro plan inicial pero no salió mal, la película creció en humanidad, creció en frescura".
Acerca de la reticencia inicial de Saura al abordar su pasado, la difícil relación que tuvieron durante el rodaje y la cercanía que acabaron gestando, entre bromas Saura nos confesó sobre Viscarret que "lo considero una parte de mi familia, no sé si el padre, el hijo o el espíritu santo, pero es verdad".
