Hoy se escuchaba castellano por la Croisette. Era Pablo Larraín, que traía el recuerdo de Pablo Neruda al festival francés. No solamente hay grandes sorpresas en la oficial, también en las paralelas: un lugar para encontrar joyas y sorpresas cinematográficas. Hoy ha tocado pasarse por allí. En la oficial ha sido el día del jolgorio, dado lo que han traído un francés y una alemana.
'Neruda'
"Puedo escribir los versos más tristes esta noche..." y nosotros seguir escribiendo de la película de Pablo Larraín. El chileno hace un ficticio biopic a su tocayo y compatriota Neruda. No busca dar datos, sino sensaciones: en la cinta se recrean cómo fueron sus días en clandestinidad antes de exiliarse. Sin tapujos, como marca el estilo Larraín, se enseña una figura simulada del poeta, pero basada en el hombre, el escritor, el mito, el político, el esposo, el mujeriego... Mediante imágenes envueltas en un halo de evocación y delicadeza, Larraín es capaz de narrar lo más desgarrador. Ya quedan grabadas esos fotogramas azules abrumadores de 'El Club', ahora toca ver esas luces cálidas que envuelven a Gael García Bernal y a Luis Gnecco, el rastreador y el fugitivo, el sumiso y el rebelde, la represión frente a la cultura, el ying y el yang de un mismo momento. Una vez más, Larraín se ha llevado el bravo.
Nota: 8
Lo peor: Defrauda a quien busca un biopic al uso
Lo mejor: La transmutación del mito en película
'Ma Loute'
El punto histriónico lo ponía Bruno Dumont y su Ma loute. El realizador galo ha conseguido que el Grand Théâtre Lumière se riese a carcajadas. La trama se sitúa a principios del siglo pasado, donde se investigan las desapariciones por la costa. Una familia adinerada llega a su casa en la zona para pasar las vacaciones, que chocan con los autóctonos. Eso sí, cada estrato social tiene costumbres bien estrafalarias. La risa ha sido gracias a gags bestias y sin filtro, todo para hablarnos de la lucha de clases y hacer crítica social. De eso no hay duda. Pero encima de todo eso se excede en sobreponer demasiadas capas: sketches que parecen de dibujos animados, canibalismo, y personajes histriónicos como el que da forma Fabrice Luchini o el de una Juliette Binoche elevada al cubo.
Nota: 5
Lo peor: La excentricidad, que arrasa con todo lo demás
Lo mejor: Su surrealismo sin tapujos
'Fai bei sogni'
Ya se sabe que en la cultura italiana la figura de la "mamma" es inalterable. En eso se centra 'Fai bei sogni', la película con la que Marco Bellocchio inauguraba la Quincena de Realizadores. La historia se basa en la obra autobiográfica de Massimo Gramellini, en la que habla de su vida, marcada por la pérdida de su madre a los nueve años. Bellocchio muestra unos felices años sesenta donde madre e hijo comparten momentos únicos, hasta esa trágica pérdida. Al pequeño no le explican demasiado del suceso. A partir de ahí, un adulto Massimo vive el día a día en los noventa en desánimo constante siempre con el poso de semejante huella. Por ello la narrativa salta entre las dos décadas, rememorando ciertos pasajes ante un escenario de lo más recargado (he ahí el peso de las tradiciones impuestas), que de mayor tanta carga acaban pasando factura, y el protagonista (Valerio Mastrandea) será socorrido por una doctora interpretada por Bérénice Bejo. Los lazos familiares son algo que ha tocado en su filmografía el italiano, y ésta tiene un aura especial que atrapa enseguida al espectador. Es lo que tienen las pérdidas de un ser querido. La fotografía forja una estampa solemne, y eso, acompañado de swings, programas de antaño y Rafaella Carra, componen esta ensoñación conmovedora en su final.
Nota: 7
Lo peor: Un pequeño corte de metraje hubiera aligerado tanta carga
Lo mejor: La forma embriagadora de retratar la ausencia
'Toni Erdmann'
Hasta tres ovaciones se ha llevado la apuesta de Maren Ade, Toni Erdmann, la última película del día presentada a competición. Otra que se pasa con las desmesura, empezando con el metraje. El argumento habla de Inés, una joven que trabaja en una multinacional alemana en Rumanía, a la que su particular padre le hace una visita e intenta hacer que la recta vida de su hija torne a ser un poco más divertida. Los momentos hilarantes de karaoke, bromas con pelucas o disfraces desproporcionados hacen de esta película una comedia de lo más peculiar, pero que se dilata debido a las 2 horas y 42 minutos de duración. Eso sí: simpática y única en su especie.
Nota: 6
Lo peor: Su duración
Lo mejor: El puñetazo en la mesa del cine germano en el festival