La jornada del martes del Festival Internacional de Cine de Cartagena en su edición número 45 tuvo dos nombres propios: Bárbara Lennie y Héctor Medina, o lo que es lo mismo, 'María (y los demás)' y 'Viva'. Dos trabajos tan sencillos y humildes en apariencia como notablemente compactos a la hora de narrar sus historias correspondientes, con la inestimable ayuda de un magnífico dúo de interpretaciones protagonistas. Analizamos dos propuestas que continúan demostrando el perfecto estado de forma en el que se encuentra el FICC.
'María (y los demás)'
Un peluche. Un vaso medio vacío. Una rueda de prensa. Un monólogo. Y así, con estas cuatro piezas,'María (y los demás)', debut de la directora y guionista Nely Reguera, se desborda y traspasa por completo la pantalla. Es la emoción de una mujer a la que hemos ido conociendo poco a poco a lo largo de una película que lo único que le pide al espectador es que escuche a sus personajes. A cambio, ofrece un certero reflejo de esa búsqueda del equilibrio al que el ser humano se somete con especial intensidad siempre que alcanza uno de esos puntos de crisis existencial marcados en el calendario de los cumpleaños que terminan en "taitantos". Una propuesta que apuesta tanto por los diálogos como por los silencios y los pequeños detalles que siempre los acompañan, guiados todos ellos por una protagonista con el rostro, la presencia y el carisma de una de las mejores (¿la mejor?) actrices de su generación. Se llama Bárbara Lennie y se merece, con creces, un párrafo exclusivo.
Y es que Lennie, que ya había conquistado el FICC hace dos años con su espectacular trabajo en esa obra maestra llamada 'Magical Girl', volvía a aparecer en la gran pantalla del Nuevo Teatro Circo de Cartagena para entregar, al igual que en aquella ocasión, la mejor interpretación femenina que se ha visto en el cine español en 2016. Y es que ella es TODA la película, su motor, su corazón, su punto de equilibrio. Si ella no funcionaba, 'María (y los demás)' se caía por completo. Pero Reguera ha tenido la inmensa suerte de contar con una actriz inmensa que llena de vida, ternura y vulnerabilidad a una protagonista de la que es imposible no enamorarse, capaz de cargar con el peso de todo el conjunta con la naturalidad que tienen esos talentos privilegiados que hacen que lo más difícil parezca sumamente sencillo.
Incluso cuando la historia parece acercarse de manera peligrosa a una especie de colección de catastróficas desdichas, aparece un gesto, un detalle, una mirada de Lennie que vuelve a poner todo en el su debido lugar. El de la comedia y el drama. El del costumbrismo y la profundidad. El de la necesidad de encontrar constantemente una burbuja a la que mudarnos. El de encontrarnos a nosotros mismos en medio de la felicidad confundida con el caos. Y viceversa. 'María (y los demás)' mira directamente a los ojos de la complejidad que nos rodea, y que nosotros mismos creamos, y lo hace con frescura, humildad y acierto. Un debut más que prometedor.
Nota: 7'5
Lo mejor: la interpretación de una Bárbara Lennie más allá del elogio
Lo peor: algunos cabos sueltos que nunca llegan a cerrarse
'Viva'
Si en la jornada del lunes era 'Aquarius' la encargada de hacernos viajar hasta una cautivadora Brasil, el martes fue Paddy Breathnach, director irlandés, el que nos metió de lleno en una Cuba tan romántica como desgastada, tan humilde como excesiva, con 'Viva'. Hablamos de un notable trabajo que nos cuenta la historia de un joven que, al mismo tiempo que alcanza la mayoría de edad, protagoniza una búsqueda de identidad marcada por las pérdidas del pasado, las inspiraciones artísticas del presente y el misterio asfixiante del futuro. Y es que a veces no solamente se necesita tener claras las cosas sino apostar por la valentía y pedir piedad al destino, factor capaz de desequilibrar cualquier balanza.
Con estas ideas en la cabeza, y un acabado formal de primera categoría, Breathnach construye una historia en la que la pérdida de la inocencia va ligada a la belleza de una melodía y al dolor generado por un regreso que lo cambiará todo. Un conjunto de sensaciones, dudas, temores e ilusiones que se encuentran en el rostro de Héctor Medina, joven actor cuya imponente interpretación es uno de los puntos más altos de una película que, pese a pecar de ser algo previsible, mantiene la atención y el interés del espectador a lo largo de sus cien minutos, destacando especialmente un primer tramo en el que se lleva a cabo una brillante presentación de personajes.
Tras su inevitable giro narrativo, 'Viva' pierde algo de fuelle, dejándose caer con demasiada facilidad en los aspectos más lacrimógenos de la historia, pero no deja de ser un mal menor en una película que se mantiene firme, consecuente con sus golpes y decisiones narrativas. Un trabajo bien interpretado y mejor dirigido al que solamente se le puede acusar de cierta tendencia a visitar algunos de los lugares más tópicos del melodrama familiar. Probablemente se trate de una decisión plenamente voluntaria por parte de Breathnach y el guionista Mark O'Halloran, pero la Cuba que se nos muestra en 'Viva' no necesitaba de más luz que la de su protagonista.
Nota: 7
Lo mejor: Héctor Medina. Los números musicales.
Lo peor: cierta tendencia a la lágrima fácil en sus últimos compases.