Cuatro años después del estreno en Cannes de la miniserie 'El pequeño Quinquin', producida por la cadena francesa ARTE, Bruno Dumont regresa al norte de Francia, a aquel pueblo costero en el que sucedieron una serie de extraños crímenes, con una segunda temporada titulada 'CoinCoin et les Z'inhumains' que redobla su apuesta. Se mantiene el formato, cuatro episodios de 50 minutos de duración, continúan la gran mayoría de personajes, aunque Quinquin ha pegado el estirón y ahora se haga llamar CoinCoin, pero la comedia disparatada, su preocupación por abordar las incertidumbres del presente y el desconcierto general se multiplican de forma exponencial.
En 'El pequeño Quinquin' el humor visual surgía como resorte a las convenciones del género y al absurdo de la investigación policial, por medio de la que Dumont arrojaba una oscura mirada a la existencia en una población rural francesa, en la línea de sus primeros largometrajes. En la propuesta había una clara invitación al disparate, pero también un cierto equilibrio entre todos sus componentes, crítica social y lectura política incluida. En cambio, y probablemente como consecuencia de haber dirigido las todavía más esperpénticas 'La alta sociedad' y 'Jeannette', el slapstick se apodera deliberadamente de la serie desde el primer minuto. Algo sin duda a celebrar.
En lugar de vacas locas y crueles asesinatos sin explicación, en esta ocasión la amenaza para el Comandante Van der Weyden y el Sargento Carpentier (como ver a Hernández y Fernández a bordo de uno de los autos locos) resulta completamente incomprensible. Casi tanto como sus cabriolas al volante. Yo aún diría más, inconcebible, inhumana. Un líquido negro y viscoso llegado del espacio comienza a caer por la zona y a generar réplicas idénticas de los habitantes, que le sirven a Dumont para divertirse con escenas repletas de trucajes técnicos que remiten al humor más primigenio. Si gustan de la comedia desagradable están de enhorabuena, en lugar de surgir de vainas como en 'La invasión de los ladrones cuerpos' (Don Siegel, 1956), advertimos que salen aparatosa y delirantemente del ano.
El componente de serie B cobra paulatinamente presencia a lo largo de los cuatro episodios, aunque Bruno Dumont toma distancia de las claves del fantástico, de las que se nutre principalmente en su discurso con el fin de hablar sobre el miedo al diferente, al otro, reflejado en la presencia de inmigrantes vagando por las carreteras y de un campo de refugiados al que se culpa de todos los problemas, así como en la amenaza de la uniformidad que traen consigo las políticas conservadoras y la endogamia. No sorprende por tanto que la serie concluya con un estrambótico e iluminador mensaje a favor de la diversidad entre extranjeros, alienígenas, zombis y lo que haga falta antes de que el Apocalipsis amenace con llegar.
De Stan Laurel al Comandante Van der Weyden
El estreno en Locarno de 'CoinCoin et les Z'inhumains', que también se verá en la sección Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián, ha coincidido felizmente con la retrospectiva que el festival ha dedicado a Leo McCarey, porque no son pocas las conexiones que mantiene Bruno Dumont con el director de 'Sopa de ganso', clones incluidos. Sirva un ejemplo. Además de todos sus largometrajes, también se están proyectando aquellos cortos mudos que McCarey dirigió o de los que fue supervisor, para mayor gloria de Charley Chase, Max Davidson y los inconfundibles Laurel & Hardy, más conocidos como El Gordo y el Flaco. Precisamente, en 'El huésped de honor' (1929) hay un momento en el que Stan Laurel se detiene asombrado ante una estatua que tiene el culo del revés. Una y otra vez mira a la estatua y devuelve de forma cómplice la mirada al público, sin dejar por ello de gesticular y sorprenderse con lo que está viendo.
La secuencia se alarga más de lo habitual, un recurso que Dumont despliega insistentemente para estirar las situaciones de forma exagerada, apropiándose así de la herencia del slapstick y del sentido del humor basado en la reacción, impidiendo al espectador que la narración fluya, atrapado en un gag continuo. Un gesto radical que lastra el desarrollo de los personajes y debilita la lógica del argumento, algo a lo que en su acumulación e insistente uso de efectos sonoros solo se habían acercado los hermanos Farrelly con su magistral e incomprendida revisión de 'Los tres chiflados' y que la serie explota con el personaje del Comandante Van der Weyden. Al igual que la mayoría del reparto, vecinos de la zona seleccionados por su particular apariencia física, el Comandante Van der Weyden es interpretado por un actor no profesional, Bernard Pruvost, que es tartamudo y sufre múltiples tics. Una onomatopeya andante que encarna la ceguera de la justicia, al que por el bien de la comedia haría falta clonar una o cien veces, que se convierte en la auténtica estrella de esta ópera bufa cuyas carcajadas no dejan de subrayar una mirada trágica a nuestra sociedad
15 comedias televisivas que no has visto y deberías
'Don't Trust the B---- in Apartment 23'
Antes de convertirse en Jessica Jones y poco después de ser la novia de Jesse Pinkman en 'Breaking Bad', Krysten Ritter fue la z---a del Apartamento 23, una de las protagonistas de esta serie de ABC, sobre una chica de pueblo que se muda a la gran ciudad y se va a vivir con una excéntrica y salvaje compañera de piso, Chloe, bala perdida y mejor amiga del mismísimo James Van Der Beek (que se interpreta a sí mismo en la serie, en un caso brillante de autoparodia). Alocada, surrealista y deliciosamente divertida, 'Apartamento 23' no logró conquistar a la audiencia a pesar de la descacharrante interpretación de Ritter, y fue cancelada en su segunda temporada. Pero gracias a Netflix (y al impulso de 'Jessica Jones'), está viviendo una segunda vida en España. Animaos a descubrirla vosotros también, y hagamos posible su regreso. Cosas más raras se han visto.
'Baskets'
Creada y protagonizada por Zach Galifianakis y producida por el prolífico Louis C.K., 'Baskets' es una de las mejores comedias de los últimos años de la que nadie está hablando. La serie cuenta la historia de un hombre empeñado en su sueño de ser payaso profesional, a pesar de que la vida le sigue dando indicios de que quizá no sea el mejor camino a seguir. Una serie que fusiona comedia absurda y drama dando como resultado un producto a ratos esperpéntico, a ratos conmovedor y sublime. El humorista Louie Anderson se llevó un Emmy por interpretar a la madre del protagonista, Christine Baskets. Merece la pena ver la serie aunque solo sea por conocer a este maravilloso personaje.
'Bob's Burgers'
Es simplemente un delito que 'Bob's Burgers' permanezca estancada en España. Fox emitió una cuantas temporadas en nuestro país, pero dejó las siguientes en la nevera, a la espera no sabemos de qué. Una pena, porque esta comedia animada es una auténtica joya. Frecuentemente comparada con 'Padre de familia', 'Bob's Burgers' tiene mucho más que ver con 'Los Simpson', concretamente con su época dorada. Aunque no huye del humor escatológico y a veces políticamente incorrecto, 'Bob's Burgers' está a años luz de la mala leche de la serie de Seth MacFarlane. Su humor es bobo pero inteligente, sus personajes se apoyan incondicionalmente, mostrando un ejemplo de familia siempre unida a pesar de las dificultades, y hay un gran corazón bombeando siempre sus historias. Pensándolo bien, que tarden tanto en emitirla en castellano puede ser una oportunidad para animarse a descubrirla en versión original, ya que las voces en inglés son la monda.
'Community'
Es una de las series de culto más importantes de los últimos años, pero aun así permanece oculta para muchos espectadores. 'Community' trata sobre un dispar grupo de estudiantes adultos de una escuela universitaria, y es la respuesta irreverente a 'The Big Bang Theory', una comedia inteligente que emplea el humor "geek" y las referencias pop de manera ingeniosa e intrincada. La serie, originalmente de NBC, estuvo a punto de ser cancelada en numerosas ocasiones, pero el apoyo de su fandom logró que sobreviviese para cumplir la primera mitad de la profecía #sixseasonsandamovie. La parte de las seis temporadas la llevaron a cabo milagrosamente, ahora hay que seguir haciendo ruido para que consigamos la película. Con la serie en Amazon Prime Video en nuestro país, ya podéis uniros a la resistencia, no os arrepentiréis.
'BrainDead'
Los creadores de 'The Good Wife', Robert y Michelle King, demostraron que se les daba muy bien la comedia en la serie protagonizada por Julianna Margulies. Por eso no nos extrañó verlos dar el salto completo a este género con 'BrainDead', original sátira política de ciencia ficción que narra una invasión extraterrestre en la que unos parásitos se instalan en el cerebro de los humanos y les hacen actuar de forma extraña. Esta premisa sirvió a los King para realizar una divertidísima crítica al sistema político actual, en la que no dejaban títere con cabeza (literalmente). Sin embargo, la audiencia no comulgó con la propuesta y CBS canceló la serie tras una sola temporada. No pasa nada, la historia queda más o menos cerrada y funciona muy bien como miniserie. No os la perdáis, aunque solo sea por sus geniales "previously on" musicales.
'Galavant'
Otro caso de serie injustamente cancelada antes de tiempo. 'Galavant' era demasiado buena para este mundo. Esta comedia musical de ABC seguía las andanzas de un héroe medieval y nos trasladaba a un mundo de espada y brujería en el que las canciones y el humor desmontaban los clichés de los cuentos de hadas. Su reparto era excepcional, su metahumor muy inspirado, y los temas musicales estaban compuestos nada más y nada menos que por Alan Menken ('La bella y la bestia', 'Aladdin'). Aunque nos dejase a medias con un cliffhanger y nos privase del "Vivieron felices y comieron perdices", 'Galavant' debe ser reivindicada y redescubierta. Imprescindible para los fans de Disney.
'Colgados en Filadelfia'
¿Qué serie puede presumir de llevar 12 temporadas en antena y seguir en la cima creativa y comercialmente? 'Colgados en Filadelfia' no es muy conocida en España, pero en Estados Unidos funciona muy bien desde la cadena FXX, donde es una de sus series más vistas. Salvaje, políticamente incorrecta, y muy ácida, 'Colgados en Filadelfia' se supera año tras año con ambiciosos episodios en los que vemos a la desastrosa pandilla del Paddy's Club protagonizando las aventuras más disparatadas. Sí, tiene ya un largo recorrido a sus espaldas, pero nunca es tarde para apuntarse a la locura.
'Chewing Gum'
Esta comedia británica es una de las gemas ocultas de Netflix. Creada y protagonizada por la divertidísima Michaela Coel, 'Chewing Gum' se suma a la corriente de series que exploran desde la comedia la generación millennial. Pero en este caso, el humor de Coel es mucho más pasado de rosca y caricaturesco que el de sus contemporáneas, Lena Dunham o Phoebe Waller-Bridge. Todas ellas tienen en común que practican el humor autocrítico y se ponen a sí mismas en situaciones extremas y embarazosas, pero la protagonista de 'Chewing Gum', Tracey, se lleva la palma. Nunca fue tan gracioso ver cómo el mundo se derrumba alrededor de una persona.
'Search Party'
Otra serie que entra en el cajón de las comedias millennial. 'Search Party' también nos habla de la juventud actual (y en concreto de los hipsters) con mucha bilis y autocrítica, pero además añade un componente de misterio que la acerca a otra serie de culto, 'Bored to Death'. En 'Search Party', una veinteañera (Alia Shawkat) emprende una investigación para averiguar qué le ha pasado a una compañera del instituto que ha desaparecido en misteriosas circunstancias, lo que le lleva a embarcarse en un peligroso viaje en el que acabará buscándose a sí misma. Humor sofisticado, crítica social y existencialismo millennial. Imprescindible.
'The Real O'Neals'
La cadena ABC es conocida por sus comedias familiares. Su buque insignia es 'Modern Family', pero hay otras series del mismo corte que merecen tanto la pena, incluso más, ahora que está de capa caída. 'Recién llegados', 'The Middle', 'Black-ish'. Todas ellas tienen algo valioso que aportar, pero la que más necesita que le echen un capote es 'The Real O'Neals', una de las más recientes incorporaciones a la parrilla de la cadena. La serie gira en torno a un adolescente gay que sale del armario para su familia católica. Haciendo gala de un chispeante sentido del humor, 'The Real O'Neals' visibiliza la comunidad LGBT en la televisión al situar a un adolescente gay en el centro de la serie. Desde 'Will y Grace' no ha habido prácticamente ninguna serie que haga esto. Por eso, 'The Real O'Neals' no es solo hilarante, sino también necesaria.
'Mom'
A simple vista parece una sitcom familiar al uso, y hasta cierto punto lo es. Pero a pesar de sus risas enlatadas y su factura de telecomedia de los 90 (propia de las series de CBS), 'Mom' está muy por encima de las demás series de su cadena. Su mayor virtud reside en un excelente grupo de personajes femeninos encabezados por dos actrices en estado de gracia, Anna Faris y Allison Janney. Ambas llevan las riendas de una serie que lo mismo te hace escupir la bebida de la risa que te provoca el llanto desconsolado. Pocas comedias saben manejar el drama y la tragedia con el tacto y la valentía de 'Mom', una serie que aborda el tema de la adicción de frente, sin tapujos y con una sensibilidad que ya quisieran otras. En Estados Unidos tiene buena audiencia, en España deberíamos hablar más de ella.
'Catastrophe'
Creada por Sharon Horgan y Rob Delaney, la británica 'Catastrophe' se presenta como una comedia romántica sobre las luces y las sombras de la vida en pareja. La serie comienza con un rollo de una noche que acaba desembocando en embarazo y matrimonio. Horgan y Delaney dan vida con una química desbordante a la pareja protagonista, siempre en conflicto con el mundo, el trabajo y consigo mismos. Una de las comedias más inteligentes y con mejores diálogos de la actualidad, réplica cuarentañera y madura a las series millennial sobre veinteañeros en la gran ciudad. Además, es un soplo de aire fresco que una serie nos hable de las dificultades de un matrimonio sin caer en el tópico de las relaciones tóxicas.
'Los Goldberg'
'Los Goldberg' no tiene la fama de 'Modern Family', especialmente en España, pero se la merece sin duda. Ambientada en los 80, esta telecomedia de ABC nos cuenta las andanzas de una familia estadounidense de clase media en una década en la que todo se vivía de otra manera gracias entre otras cosas a la ausencia de Internet y las nuevas tecnologías. Cada capítulo es como un pequeño viaje de regresión para el espectador, en el que se nos recuerda una costumbre, un juguete, un hito cultural o una moda propia de los 80 para reflexionar sobre lo diferente que era todo entonces. Imprescindible para aquellos que vivieron su infancia en esta década o los que siguen atrapados en la nostalgia, tan presente estos días.
'Fleabag'
Volvemos al Reino Unido para recomendar la que es simplemente una de las comedias televisivas más audaces y brillantes de los últimos años, 'Fleabag'. La humorista Phoebe Waller-Bridge, a la que veremos como la primera androide femenina protagonista de 'Star Wars' en el spin-off sobre Han Solo, escribe esta serie a partir de su exitoso monólogo teatral del mismo nombre. 'Fleabag' es hilarante y Waller-Bridge está descomunal. La mayor particularidad de la serie es que su protagonista rompe la cuarta pared constantemente, haciendo partícipe al espectador de sus vivencias. Así la acompañamos mientras atraviesa las situaciones más incómodas relacionadas con el sexo, la familia y el trabajo. Una mirada divertida y sin censura a la juventud actual que te puede hacer soltar una carcajada e inmediatamente te da el golpe en el estómago más seco que te puedas imaginar.
'Parks and Recreation'
Es un delito que 'Parks and Recreation' permanezca inédita en España, en especial ahora que uno de sus protagonistas, Chris Pratt, es una de las mayores estrellas de cine del mundo. Siguiendo el estilo del falso documental de 'The Office', 'Parks and Rec' se estrenaba en 2009 y durante siete temporadas se afianzaba como una de las comedias más queridas en Estados Unidos, a pesar de no ser nunca un gran éxito en los índices de audiencia. La clave de su popularidad era un grupo de personajes muy definidos y una protagonista, Leslie Knope (Amy Poehler), que simbolizaba los mejores valores (tesón, feminismo, trabajo duro, compañerismo, tolerancia). Leslie fue un gran modelo a seguir durante siete temporadas y la serie un chute de optimismo que no nos vendría nada mal hoy en día.