Tras una buena racha donde el plano nivel de este Festival de Málaga hacía presagiar que no habría películas realmente destacables, pese a sus buenas excepciones, la jornada del séptimo día da un golpe de la mesa con dos películas que probablemente estarán muy presentes en el palmarés de esta edición: la desgarradora 'Techo y comida' y la humanísima 'A cambio de nada'.
Sección Oficial: Techo y comida
'Techo y comida' es una de las experiencias más emocionales que he pasado en un cine. Aún ahora cuando escribo estas líneas, se me erizan los pelos pensando en sus momentos cumbre. Es cine denuncia, hasta el extremo de que la película, sin entrar en detalles, comienza sus créditos finales con un cartel que explica la situación de España en el año en que se circunscribe la ficción. Pero ese carácter reivindicativo está narrado desde la localidad de lo concreto: la historia de Rocío, una madre soltera sin trabajo que tiene el deber de cuidar de su hijo y de sí misma.
Por momentos, parece a punto de pisar el desagradable camino del morbo pero Juan Miguel del Castillo equilibra las desgracias que le suceden a Rocío con momentos de humanidad y amor con su hijo. Este es el verdadero arco que crea las emociones de la película. Al tiempo, sus ambiguos personajes y los matices que inundan cada relación y situación desagradable evitan el maniqueísmo y apuntan más al sistema que a las personas. Es un cuento oscuro sobre personas que deben aprender a dejar de culparse las unas a las otras para apuntar hacia el lugar adecuado.
"Es una película del pueblo y para el pueblo", explicaba Juan Miguel en la rueda de prensa. "Mi intención era, más que nada, hacer reaccionar al pueblo y darle voz a las personas que peor lo están pasando. Andalucía es una tierra que está muy castigada, aquí las cosas nunca han ido bien. Tengo gente muy cercana que lo están pasando mal. Desde que era joven quería contar esto".
Si de algo no cabe duda respecto a su repercusión, es que veremos a Natalia de Molina ganar la Biznaga a Mejor actriz por su papel como Rocío. Su actuación, más allá de que adapta su acento granadino a un creíble jerezano, es estremecedor e increíble. Una madre grandiosamente orgullosa, pese a todo, y dispuesta a cualquier cosa por su hijo y por poder continuar junto a él.
Sección Oficial: A cambio de nada
El debut en la dirección de Daniel Guzmán, otro de los actores que se estrenan como director en este Festival junto a Zoe Berriatúa y Leticia Dolera, ha terminado de rematar una estupenda jornada de cine. Uno de los mejores calificativos que se podría usar con 'A cambio de nada', además de tremendamente humana como se la ha calificado con bastante asiduidad estos días, es sincera. Guzmán se ha creído todo lo que ha contado y ha conseguido que nosotros también.
Y en parte, obviamente, es por el carácter autobiográfico que en algunos términos tiene para Guzmán. No basta con eso, porque un buen director y guionista debe saber plasmarlo en la pantalla: pero Guzmán no solo pone su enorme grano de arena en este sentido, sino que ha conseguido reunir a un grandioso reparto que acaba de darle la vida que 'A cambio de nada' rezuma en cada escena. Llama la atención que Miguel Herrán, el joven protagonista y que ha conseguido colarse entre los favoritos para ganar la Biznaga, sea un actor sin experiencia. De hecho, Guzmán lo encontró a la salida de un teatro y lo reclutó para su película.
No es un guion perfecto: algunas tramas quedan descolgadas y la estructura se llega a descompensar en algunos momentos. Afortunadamente, el tono de diversión y experimentación favorece este tipo de estructura y por mucho que tampoco le haga un favor, no hace un daño mortal a la película. 'A cambio de nada' tiene mucho amor, por las historias en general y por la que Guzmán desea contar en particular.