Sigue lloviendo en Sitges, pero lo peor de todo es un viento de mil de monios que se lleva todo lo que encuentra a su paso. Así y todo, en eCartelera seguimos al pie del cañón, y comenzamos el martes con 'Black death', película protagonizada por Sean Bean y dirigida por Christopher Smith, a quien muchos recordarán por 'Desmembrados'. Con un ritmo sosegado y una buena fotografía de tonalidades frías, la película nos introduce en la edad media asolada por la peste negra. Lo cierto es que 'Black death' no encandila del todo, pero tampoco decepciona, en un producto que se queda a medio camino, como tantos otros títulos en los que llevamos de festival, si bien su concepción conradiana de viaje a las tinieblas la hace bastante atractiva.
Tras ello le toca el turno a otro de los más esperados de la presente edición de Sitges, Takeshi Kitano, quien retoma la temática yakuza con 'Outrage', película que decepcionó a gran parte del público por su falta de punch. El film de Kitano nos recuerda a todas luces a una 'Election' desangelada, una permutación de traiciones y muertes cuya mayor virtud recaería en la extrapolación de su historia a la del propio cineasta.
Tras ello sufrimos el nuevo trabajo de Brian Yuzna, director que todavía vive del éxito de 'Re-Animator', y que nos ofrece un infumable filme en 3D del que no merece la pena ni hablar.
Acto seguido le tocó el turno al cuarto trabajo de Christian Molina, 'I Want to Be a Soldier (De mayor quiero ser soldado)', demagógico film con no pocas influencias a 'American History X' -salvando las distancias, por supuesto- y que pretende advertirnos de la dañina influencia de la televisión en los niños. Un ejercicio casi dogmático que, si fuera taxativamente cierto, convertiría a todos los aficionados al cine presentes en la proyecciíon en dementes psicópatas.
Y por último disfrutamos de 'Super', divertida aproximación al superhéroe sin poderes, al estilo de 'Kick-Ass', pero con un aire mucho más gamberro e indie. Con una Ellen Page espectacular y un Rainn Wilson en su salsa acompañado de nombres como los de Liv Tyler o Kevin Bacon, el heredero del espíritu Troma James Gunn desató las risas y los aplausos del personal con la que, por ahora, es una de las mejores películas vistas en la presente edición del festival, si no la mejor.
Hoy miércoles ha dejado de llover, aunque el viento permanece indeleble. Jornada tranquila, la calma antes de la tempestad (mañana un servidor tiene siete películas seguidas en su agenda) que se inicia con 'Kosmos', co-producción entre Turquia y Bulgaria que nos sumerge en una compleja y renqueante parábola sobre el ser humano de nuestros días; un film plagado de metáforas, la mayoría de ellas vinculadas con el Islam, cosa que ha propiciado que buena parte del público perdiera la pista a la película de Reha Erdem.
La jornada del miércoles se ha completado con 'La posesión de Emma Evans', producción nacional dirigida por Manuel Carballo y de la que ya os hablamos en su día, si bien por aquel tiempo todavía tenía el título de 'Exorcismus'. El director de la inefable 'El último justo nos trae un nuevo refrito, esta vez de 'El exorcista', con twist incluido: olvidables actores, mala dirección y peor guión son las principales credenciales de un film que ha terminado por desatar las risas entre el personal.
Mañana comienza la recta final de esta 43ª edición del Festival de Sitges, con algunos platos fuertes que, esperemos, remonten el vuelo de un Sitges 2010 por el momento para olvidar.