En el momento en el que la década de los noventa hizo acto de presencia, Francis Ford Coppola ya podía sentirse con todo el derecho uno de los más grandes cineastas de la historia del séptimo arte. Y es que, a esas alturas, el director estadounidense ya había dejado un buen puñado de clásicos inoxidables que siguen siendo, a día de hoy, una fuente de referencia para público, crítica, industria y compañeros y compañeras de oficio.
¿Antes de estas cuatro estupendas propuestas? 'El Padrino', 'El Padrino: Parte II', 'Apocalypse Now', 'La conversación', 'Rebeldes', 'La ley de la calle' o 'Corazonada'. ¿Después? Ahí cuesta bastante más encontrar buenas noticias en una carrera que, por desgracia, nunca volvió a dejarnos una película por encima de lo correcto.
Queda entonces esta década de los noventa como la última en la que tuvimos la oportunidad de disfrutar de un Francis Ford Coppola realmente inspirado y con momentos de auténtica grandeza marca de la casa. Solamente por eso, esta etapa de su trayectoria ya merece nuestro respeto, admiración y profunda gratitud.
El cine de Coppola en los 90, de peor a mejor
'Legítima defensa'
'Legítima defensa' es exactamente el tipo de película que estáis pensando. Un drama judicial con toques de intriga, poca, y de discurso sobre la moral y la ética, mucho, que funciona bien dentro de su género, pero que, más allá de ese terreno, no entrega nada especialmente memorable. Una adaptación cinematográfica bastante fiel a la novela original del célebre John Grisham que, apoyada en un estupendo reparto, constituye otro trabajo de nivel medio dentro de la trayectoria profesional de Francis Ford Coppola. Correcta. Y ya.
'Jack'
Denostada por aquellos que no conciben un universo en el que Francis Ford Coppola pueda dirigir una película para toda la familia, 'Jack' sigue siendo una más que correcta propuesta escondida en medio de la indiferencia y el desprecio general. Y lo que queda.
Ni siquiera la extraordinaria interpretación de un Robin Williams capaz de transmitir altísimas dosis de ternura consiguió acaparar la merecida atención para una cinta que se disfruta siempre con una sonrisa en el rostro. Entrañable, divertida y encantadora en su intrascendencia, 'Jack' sigue esperando una reivindicación que, con toda probabilidad, nunca llegará.
'Drácula de Bram Stoker'
Pese a su título, está claro que esta 'Drácula de Bram Stoker' podría y debería llamarse 'Drácula de Francis Ford Coppola'. Y no se trata exclusivamente de la fidelidad demostrada o no al clásico literario, sino a la arrolladora visión personal que propone el cineasta en este auténtico festín visual, maratón de excesos, grandilocuencia y romanticismo desatado.
Con un Gary Oldman al frente que se lo pasa pipa en todas y cada una de sus escenas, sin excepción, la película se entrega de manera rotunda y apasionada al vértigo más abrumador, a la explosión dramática más abrasadora, a la ausencia total de límites. Teniendo en cuenta lo que vino después de ella, 'Drácula de Bram Stoker' es la última película en la que se nota realmente una implicación y energía especial por parte de Coppola.
'El Padrino: Parte III'
Denostada por gran parte de la crítica y el público, el cierre de la magistral saga firmada por Francis Ford Coppola se vio claramente perjudicado por el inevitable ejercicio de la comparación. Y claro, si te enfrentas a dos monumentos de la talla de 'El Padrino' y 'El Padrino: Parte II', dos de las obras maestras más incontestables y fascinantes de la historia del cine, lo más lógico es que pierdas.
Sin embargo, 'El Padrino: Parte III' no es, ni muchísimo menos, una mala película, todo lo contrario, se trata de una propuesta muy compacta, elegante en su narración clásica y cargada de momentos sobresalientes, con mención especial para un tramo final de auténtico infarto. Por supuesto que no está a la altura de sus predecesoras, pero es que hablamos de una misión prácticamente imposible.