Un año más, la Gala del Met nos ha dejado las imágenes de una alfombra roja para el recuerdo. Cuando creíamos que no íbamos a superar a Rihanna ataviada de papisa o a Katy Perry vistiendo las alas de un auténtico ángel en 2018, el Museo Metropolitano de Nueva York decidió apostar por la mamarrachez más absoluta y sugerir el camp como temática de la noche.
El camp: la palabra más escuchada, leída y tuiteada de la noche. Pero, ¿qué es exactamente? Poniéndonos académicos, se trata de un concepto basado en 'Notes on Camp', el ensayo escrito por Susan Sontag en 1964 y que define un estilo no solo en el vestir sino como modo de vida: "La esencia de lo camp es su amor por lo antinatural: el artificio y la exageración", fueron las palabras de la autora.
Partiendo de esta definición, no es de extrañar que ayer presenciáramos los atuendos más excéntricos nunca vistos sobre una alfombra roja. El exceso, la exageración y la extravagancia tiñeron una gala que una vez más contó con las caras más conocidas del mundo del cine, la música, la moda y, en resumen, la farándula estadounidense.
La performance de Lady Gaga y otros momentazos
Si hay una persona que puede representar el estilo camp es Lady Gaga, una de las anfitrionas de la noche. Ayer abandonó el estilo más discreto al que nos ha acostumbrado tras 'Ha nacido una estrella' y pudimos volver a ver a la Lady Gaga de las grandes ocasiones, la que una vez nos sorprendió vestida de monja practicando sado en 'Alejandro' o con su estética provocadora y futurista de 'Bad Romance'. A su llegada, la artista cambió cuatro veces su estilo en cuestión de minutos. Como si de una muñeca rusa se tratase, fue quitándose capas hasta acabar en ropa interior sobre las escaleras del Met, dejándonos a todos con toda la 'poker face'.
No fue el único momentazo de la noche, más allá de los looks, habría que abrir un capítulo aparte para Jared Leto. Por extraño que parezca, su túnica escarlata llena de pedrería no es lo más llamativo de su look: el actor se presentó con una réplica de su cabeza en la mano, como si de un bolso se tratara. Ezra Miller quiso hacerle la competencia en cuanto sordidez se refiere y apareció con siete ojos maquillados sobre su piel y una máscara que se ponía cuando quería parecer una persona normal (spoiler: no lo consiguió). Menos mal que estaba por ahí Zendaya vestida como una auténtica Cenicienta para alejarnos de lo creepy de estos dos...
