Tras haber dirigido un par de cortometrajes e interpretado un pequeño papel en la película 'Whisky', Adrián Biniez no podía haber comenzado mejor su andadura como director de largometrajes. Su ópera prima, 'Gigante', obtuvo tres galardones en la pasada Berlinale, y hace unos pocos días se llevó el premio Horizontes Latinos en el Festival de San Sebastián.
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'Gigante' es un film minimalista en todos sus sentidos: sin apenas diálogos, con escasa acción, sin uso de recurso alguno, sin tensión... La película se limita a contemplar al que que contempla, ese enorme guardia de seguridad de un supermercado enamorado de una de las chicas de la limpieza. La ópera prima de Adrián Biniez oscila entre voyeurismo dentro del voyeurismo y una sana obsesión nacida del miedo al rechazo, retratando con bondadosa perspectiva las diversas evoluciones de ese estado de gracia que conocemos como enamoramiento.
Más allá de su historia de amor sin palabras, y casi sin quererlo, 'Gigante' retrata al msmo tiempo ycon un hiperrealismo abrumador la alienación de los seres humanos en las grandes ciudades, la soledad de tantas y tantas personas en mitad del bullicio de la sociedad actual. 'Gigante' es la radiografía costumbrista de una vida sin vida, de un hábito más próximo a la supervivencia que al disfrute de la vida, del trabajo a casa y de casa al trabajo, sin amigos, malversando el tiempo de ocio con la mirada perdida ante el televisor.
Hasta que llega el amor, por supuesto.
'Gigante' es también una película de falsas apariencias, un film donde nadie es lo que parece, donde un cuerpo amenazante oculta una ternura deseosa de ser liberada, y donde una frágil muchacha puede compartir con dicho ser muchas más cosas de las que a priori aparenta. Como si de una particular revisión suburbana de 'La bella y la bestia' se tratara, 'Gigante' pretende motivar al espectador a creer en uno mismo y en los que nos rodean, a raspar la carcasa externa del prójimo hasta lograr entrever su interior y, quién sabe, puede que sorprendernos gratamente por lo que veamos allí dentro.
Lo importante es atreverse a hacerlo.
