No se llega a ser Oprah Winfrey por ciencia infusa. La empresaria, actriz, presentadora y muchas cosas más lleva décadas haciendo méritos para ser una de las mujeres más poderosas de la industria de Hollywood. Ya era hora de que la Asociación de la Prensa Extranjera en Hollywood le diera el homenaje que merece. Y ella lo aprovechó. Vaya si lo aprovechó.
Su discurso se convirtió en el momento más aplaudido y comentado de la gala número 75 de los Globos de Oro. Y no es para menos. En menos de diez minutos se convirtió en la candidata soñada a la presidencia de Estados Unidos (y del mundo si se pudiera) de prácticamente todos los espectadores de la ceremonia. Con un alegato a un mañana mejor, a la igualdad, al fin de los abusos de poder, se llevó a todos sus compañeros de profesión en el bolsillo.
"Un nuevo día se ve en el horizonte"
Su monólogo fue fuerte, directo y emotivo. No se olvidó de las mujeres anónimas que han dicho "yo también", de las niñas que buscan modelos a seguir en un Hollywood al que todavía le cuesta mostrar diversidad, del ataque a la prensa de gente tan influyente como el actual presidente de Estados Unidos, de Recy Taylor y Rosa Parks. Oprah Winfrey no pudo representar mejor el tiempo de cambio en el que vivimos, pero lo hizo dando fuerza y coraje para acompañar ese movimiento a ese mañana mejor. Como para decirle que no.