'Australia' es principio, final y se puede situar en medio del mapa de 'No sé decir adiós'. El cortometraje dirigido por Lino Escalera, uno de los directores clave de esta temporada del cine español gracias a su opera prima protagonizada por Nathalie Poza, habla también de esa Carla que se tiene que enfrentar en la gran pantalla a la muerte de su padre, interpretado por Juan Diego.
A esa mujer, que lidia como puede con lo que le rodea, le viene a visitar a la oficina en este cortometraje Raúl (Ferran Vilajosana), su camello, hablándole de un viaje a 'Australia', de la necesidad de cambio y de volar, algo sobre lo que su director ve también, dado el escenario en el que se sitúan sus personajes, una metáfora de la crisis que arrasó nuestra economía a partir de 2011. Y el caso es que, llegado el 2015 y la imposibilidad de conseguir financiación para llevar a cabo la película, el personaje de Nathalie Poza perdió su 'arraigo' y sería 'Australia' la tierra indicada para presentarse ante los espectadores.
"Por mi lado, había una necesidad de contar ese personaje que ya llevaba dando patadas casi desde mi último cortometraje, 'Elena quiere'. Yo creo que es una prolongación de ese personaje", cuenta Lino Escalera al pensar en el concepto que desencadenó el guión de 'No sé decir adiós'. "Lo que más me interesaba de ella era esa habilidad para poder negar el dolor, la realidad. Una persona que es como un barco que rompe el hielo, que va por la vida casi con los ojos tapados tirando para adelante. Es una superviviente". Fue entonces cuando Pablo Remón, coguionista del largometraje, se sumó a la ecuación y, una vez estructurada de forma sólida la historia, se encerró a escribir el guión de la cinta.
Sin embargo, no fue hasta 2016, más de cinco años después de iniciarse el proyecto, cuando la película se activaría y conseguiría la ansiada financiación, que se había perseguido de todas las formas habidas y por haber. "Intentamos mil combinaciones posibles para intentar sacar adelante la historia, coproducir desde el País Vasco, Andalucía, Cataluña, Valencia... eso consumía mucho tiempo. Por aquel entonces estaba yo solo nada más en la producción, quien coordinaba todo esto era yo", explica Escalera contando, además, que lo hacía desde el 'exilio' ya que entre 2011 y 2012 residía fuera de España. "Ni pensar en hacer un corto porque igualmente es costoso, requiere tiempo y no es cualquier cosa".
Las intentonas fallidas fueron abriendo el camino hacia un cortometraje para rescatar la génesis del proyecto, el personaje de Carla, y que al menos a ella un sector del público llegase a verla en pantalla. "Ante el desamparo de haber convivido con esos personajes durante casi seis años y al final que ninguno de ellos llegara a tomar vida, decidimos, conjuntamente con un productor catalán, escribir un corto y al menos salvar a Carla, la protagonista de la historia", detalla el responsable de uno de los cortometrajes nominados al Goya en la categoría de ficción. "La podríamos haber colocado en cualquier situación pero justamente esa a mí me parecía interesante".
Lino Escalera habla de forma muy poética de esa trama paralela que se creó en 'Australia', de su contexto y del punto en el que los personajes se encuentran,"ese no espacio que parece la oficina, un limbo entre la vida y la muerte". Así es cómo se contraponen unos personajes "tan opuestos" pero, a la vez, muy perdidos. Llegan a complementarse logrando, por un momento, "compartir miradas e incluso hasta una sonrisa en la oscuridad de la noche y en el vacío de esas oficinas".
Al hilo de esos abismos en los que se sitúan, el director hace referencia también a una cierta metáfora de la crisis con respecto a ese espacio. "Esa oficina era como yo sentía que estaba el país en ese momento, sumido en una crisis. Un país arrasado con gente desamparada, herida, descolocada después de una situación que a muchos nos llevó ante un precipicio. Todos los asideros que teníamos se habían ido a la mierda, básicamente te encontrabas en una situación donde el futuro era muy incierto", cuenta.
Después de tanto, al frío que congeló 'No sé decir adiós' en 2015 y lo 'relegó' a un cortometraje, le sucedió por fin la financiación, aunque las dificultades presupuestarias seguirían siendo una tónica en el debut de Lino Escalera en la dirección de largometrajes. Empezaron a rodar paralelamente a la película 'Australia'. Puede resultar más común un cortometraje como la antesala que precede a un filme, algo que Wes Anderson sirvió de prólogo para 'Viaje a Darjeeling' con el corto 'Hotel Chevalier' y que Escalera menciona en la entrevista, aunque el atractivo por rodar paralelamente un cortometraje también picó a Pedro Almodóvar en mitad de 'Los abrazos rotos', cuando Carmen Machi y su talento propiciaron el corto 'La concejala antropófaga'.
El personaje estrella de la temporada
El cortometraje empezaba a disfrutar de su propio camino mientras 'No sé decir adiós', por fin, se materializaba. El pasado Festival de Málaga fue, para el creador del personaje femenino que más reconocimientos se está llevando este año, "un punto de inflexión": "Ganamos cinco premios y ahí realmente sí hubo un antes y un después para la película". La huida hacia adelante a marchas forzadas de Carla empezaba a calar.
Una película independiente, que a los críticos había gustado mucho, recibía una primera recompensa. Disputará en los Goya 2018 el premio en las categorías a Mejor dirección novel, Mejor actriz protagonista y Mejor actriz de reparto para Lola Dueñas. Y, si logra el éxito de nuevo Poza en esta ceremonia, 'No sé decir adiós' tiene la oportunidad de redimirse con el público, después de un paso más modesto por taquilla.
Mientras, aún a expensas de poder alzar el cabezón el próximo 3 de febrero, el hermano pequeño de 'No sé decir adiós' sigue formando parte de ese mundo del corto que aún no llega al gran público, como comparte Lino Escalera. "Siguen sin tener el mismo alcance que los largometrajes. Lleva siendo así muchos años y es una pena, pero es una cuestión de hacer programaciones, de intentar que el corto ocupe un lugar más preferente en la distribución", argumenta el cineasta que apuesta más por un bloque de cortometrajes que se exhiba en salas comerciales que por un cortometraje precediendo a una película. La lástima es dar con la horma de la cartelera y que los cines, en su mayoría, se nieguen, al poder resentirse el pase de una película.