¿Se puede caer todo un castillo si falla una sola pieza? Dependerá, evidentemente, de la importancia de la misma. Volvamos al cine. ¿Se puede caer toda una película si falla una sola pieza? De nuevo, la evidencia, si de lo que hablamos es del final, la respuesta es rotunda: Sí. Con mayúsculas. Son innumerables las ocasiones en las que la sensación a la hora de abandonar la sala se convertía, de manera inesperada, en agridulce debido a un giro inesperado, un retoque innecesario, un riesgo asumido que no terminaba de salir bien. No se trata solamente de finalizar un equilibrio narrativo previo con talento, sino no tirar todo por la borda. Tampoco pidamos la perfección, seamos realistas.
Otra pregunta, rozando el rizo sin miedo, ¿se puede caer toda una película si falla su última frase? Rotundamente no. Pero, ¿puede elevar su nivel? Por supuesto. Quizás, no tanto en lo artístico como en su capacidad para establecerse en la memoria de un espectador que, ahora sí, se queda con una sonrisa de oreja a oreja en la butaca. Un último golpe de guión, una última referencia, un último giro de ingenio, unas palabras que lo cambien todo. Hay que ser genial para conseguir que una simple frase termina formando parte de los elementos mejor valorados, y mejor recordados, del conjunto, pero existen casos que demuestran que es más que posible.
Aquí tenemos diez frases finales que consiguieron ser la guinda perfecta para pasteles que, seamos sinceros, ya era complicado a esas alturas que no se convirtieran en nuestros favoritos. Películas que van del sobresaliente a la matrícula de honor por funcionar a toda máquina en todos sus aspectos, formales y de fondo, y que, además, se permitieron el lujo de entrar en la historia acompañadas por sus últimas palabras. Unas piezas que, cuando fallan, pueden generar un tímido dolor pero que cuando aciertan son auténtico oro.
10 frases finales de películas memorables
'El planeta de los simios'
"¡Yo os maldigo a todos, maldigo las guerras, os maldigo!"
Si conseguiste sobrevivir al enorme e incomprensible spoiler que era su cartel, el final de 'El planeta de los simios' tuvo que dejarte con la cabeza del revés. Un desenlace perfecto que, con la potentísima imagen de una estatua de la libertad enterrada en la arena, ya tenía un poder absoluto sobre el espectador pero que, acompañado por los gritos desesperados de Charlton Heston, se elevaba a la categoría de clásico. Tim Burton intentó en su remake ofrecer un giro similar pero, lo que consiguió, estuvo más cerca de la carcajada involuntaria. Sí, también podemos maldecirle a él.
'El show de Truman'
"Por si no nos vemos luego, buenos días, buenas tardes y buenas noches"
Ok, si nos ponemos quisquillosos tenemos que admitir que las últimas palabras que escuchamos en esa obra maestra llamada 'El show de Truman' son: "¿Dónde está la guía de TV?", una frase perfecta para redondear lo que, a esas alturas, ya era un clásico contemporáneo. Pero, el momento que precede a ese instante, en el que un excelente Jim Carrey pronuncia su clásico saludo a modo de despedida definitiva, tiene un poder de emoción deslumbrante, poniendo el nudo en la garganta con suma facilidad y definiendo a la perfección a un personaje inolvidable. Una absoluta maravilla.
'Con faldas y a lo loco'
"Nadie es perfecto"
La frase final perfecta, el clásico de los clásicos, el gag definitivo que cerraba con letras de oro una de las comedias más redondas de todos los tiempos. Puro cine en tres palabras al que solamente se le puede poner un pero: SÍ hay alguien perfecto. Y se llama Billy Wilder.
'El Caballero Oscuro'
"Es un guardián silencioso, un protector vigilante, un caballero oscuro"
Pelos de punta. Y ganas de volver a verla automáticamente. Así terminamos millones de espectadores el primer visionado de 'El Caballero Oscuro', la mejor película de superhéroes de la historia del cine y una de las cimas indiscutibles del género blockbuster. Christopher Nolan elevaba hasta el infinito el sobresaliente nivel de 'Batman Begins' con una secuela que, de principio a fin, parecía destinada a convertirse en clásico contemporáneo. Y vaya si lo consiguió.
'E.T., el extraterrestre'
"Estaré aquí mismo"
Y todos a llorar. Si es que no llevábamos más de media hora haciéndolo. 'E.T., el extraterrestre', la obra cumbre de Steven Spielberg, finalizaba con tres palabras que encogían el corazón y que, acompañadas por la inolvidable banda sonora de John Williams, resonaban con una fuerza apabullante en ese nudo en la garganta que nos acompañaba a lo largo de un tramo final absolutamente perfecto. Una despedida maravillosa que marcaba para siempre una de las amistades más hermosas que ha ofrecido la historia del cine. Imposible dejar de emocionarse con ella, pase el tiempo que pase.
'Casablanca'
"Louie, presiento que éste es el comienzo de una hermosa amistad"
Por si no hubiera sido suficiente la emblemática despedida entre Humphrey Bogart e Ingrid Bergman en un maravilloso blanco y negro, 'Casablanca' se guardaba un as en la manga de los que te dejan con la sonrisa tonta todo el día. Es la soledad de un tipo duro, el último guiño de un personaje inolvidable que desaparecía en medio de la niebla para aparecer en el privilegiado reino de los iconos cinematográficos. Un clásico absoluto.
'Regreso al futuro'
"¿Carreteras? En el lugar al que vamos no necesitamos carreteras"
Tras casi dos horas previas de puro placer cinematográfica, 'Regreso al futuro', primer capítulo de una trilogía estupenda en cada una de sus entregas, finalizaba con un guiño a una secuela que, en ese momento, no se tenía la más mínima certeza de si se llegaría a realizar. Pero, afortunadamente, el público se rindió ante este espectáculo palomitero de primer nivel repleto de virtudes y la convirtió en clásico de la década de los ochenta. Frases tan emblemáticas como la que ponía punto y final eran, sencillamente, un complemento más para una película nacida para triunfar.
'Psicosis'
"Y dirán... "Vaya, pero si es incapaz de hacerle daño a una mosca"
A esas altura de metraje, 'Psicosis' ya es más que una obra maestra, es uno de esos clásicos imbatibles que sabes a la perfección porque están en la historia del séptimo arte. En plena competencia con 'El sexto sentido' por sentarse en el trono del Mejor Giro Final Jamás Visto, la historia protagonizada por Norman Bates, uno de esos personajes inolvidables que siguen poniéndonos la piel de gallina como el primer día, el Maestro Alfred Hitchcock todavía tenía pensada una escena final sencillamente perfecta. Ese último plano, esa voz interior, esa sonrisa, esa mirada. Cine en estado puro.
'El club de la lucha'
"Me has conocido en un momento extraño de mi vida"
Edward Norton, en esos años en los que parecía (¿o era?) el mejor actor del mundo, respondía de esta manera al gesto de terror y extrañeza de una Helena Bonham Carter que, junto a un excelso Brad Pitt, nos habían acompañado a lo largo de 140 minutos de cine valiente, explosivo, arriesgado y magistral.
David Fincher confirmaba su estatus de director esencial con 'El club de la lucha', hipnótico viaje al fondo de una mente enferma que encuentra su paralelismo perfecto con la sociedad que le rodea. Todo era imprevisible, delirante y brutal en esta obra maestra que no ha perdido ni un ápice de su poder. No falla, suenan esas últimas palabras y el 'Where is my mind?' de Pixies y caemos rendidos.
'Lost in Translation'
"Tengo que irme, pero no voy a dejar que eso se interponga entre nosotros, ¿vale? Vale"
Porque, a veces, una frase apenas imperceptible puede emocionar más que cualquier declaración de amor gritada a los cuatro vientos. 'Lost in Translation' cerraba con la delicadeza y maestría cinematográfica uno de los romances más hermosos de la pasada década, un canto a la libertad en medio del caos, al valor profundo de encontrarse en medio del desierto, a la belleza de los silencios y los gestos furtivos.
Tras varios años después de su estreno, y pasando por varios análisis de audio, se consiguió desvelar que le decía un impecable Bill Murray al oído a una maravillosa Scarlett Johansson. Se perdió algo de magia, pero todos volvimos a ese último abrazo conmovidos como el primer día.