Hoy llega a nuestras carteleras 'Guardianes del día' ('Dnevdoi dozor'), secuela de la película 'Guardianes de la noche' ('Nochnoy dozor'), dirigida en 2004 por Timur Bekmambetov, que vuelve a ponerse tras las cámaras de esta segunda entrega basada en las exitosas novelas de Sergei Lukyanenko y Vladimir Vasiliev.
Protagonizada nuevamente por Konstantin Khabensky, Mariya Poroshina, Vladimir Menshov, Galina Tyunina y Valeriy Zolothukin, la historia de 'Guardianes del día' vuelve a girar en torno al conflicto y al equilibrio que vienen manteniendo las fuerzas de la luz y la oscuridad desde la tregua pactada en la Edad Media. Pero las fuerzas de la oscuridad tratarán de romper dicha tregua implicando a Anton (Konstantin Khabensky) en un homicidio de uno de sus miembros, por lo que el guardián de la noche deberá emprender la búsqueda, junto a Svetlana (Mariya Poroshina), de la mítica Tiza del Destino, perdida hace siglos, y que tiene el poder de reescribir el pasado.
Líder indiscutible de taquilla en su país natal, Los guardianes de la noche logró plantar cara el pasado 2004 a títulos hollywoodienses como 'El señor de los anillos: el retorno del rey' o 'Spider-man 2', recaudando más de 16 millones de dólares, y 'Guardianes del día' sigue el mismo camino, con más de 30 millones desde su estreno en Rusia en enero de 2006.
Pero, en fin, también hizo 'Torrente' algo similar aquí.
El fiasco del CGI ruso
Yendo a la crítica en sí, lo cierto es que para un servidor 'Guardianes del día' resulta tan tediosa como su predecesora, limitándose a saturar todavía más de efectos especiales de Photoshop la película, tratando de darle un ritmo endiablado que no logra sino hastiar al espectador. Y es que Guardianes del día dura la friolera de 140 minutos, metraje por desgracia habitual para las películas de acción y efectos especiales de los últimos años.
En un intento de enfatizar sus supuestos puntos fuertes y que, en teoría, marcaban la diferencia con respecto a los productos típicamente hollywoodienses, 'Guardianes del día' retoma la ancestral pugna entre las fuerzas del bien y del mal aderezándola con personajes pintorescos (o, mejor dicho, de vestuario pintoresco) y secuencias de acción en su mayor parte totalmente prescindibles. Aparte de eso, la trama de la película se enreda en sí misma hasta la saciedad haciendo casi imposible su entendimiento para aquéllos que no hayan visto su primera entrega, con unos diálogos forzadamente surrealistas a la par que irreales.
En cuanto a la calidad de las interpretaciones, totalmente supeditada a los consabidos efectos especiales, Konstantin Khabensky sigue poniendo ese inexpresivo rostro suyo de eterno resacoso, Mariya Poroshina continúa resultando carente de carisma, y tan sólo cabría destacar, siendo benévolos, a Viktor Verzhbitsky en el rol de Zabulon, el único actor cuyo surrealismo no se antoja escandalosamente forzado. Pero, en fin, hablamos de una película en la que los personajes se ponen unas gafas de sol para entrar en la penumbra.
En definitiva, 'Guardianes del día' exasperará al espectador con su inverosimilitud, su falta de lógica y ritmo, y con una saturación de efectos especiales con estética de videoclip en su mayoría completamente innecesarios.