Desde su estreno en la Berlinale 2014, la mexicana 'Güeros' acumula elogios y premios en numerosos festivales. El estupendo film del debutante Alonso Ruizpalacios volvió a recoger el aplauso del público en la segunda jornada del Festival de Cine de Autor de Barcelona, donde ayer disfrutamos de este brillante cóctel de crítica social, metalenguaje, ironía y nostalgia revolucionaria servido en un blanco y negro que convierte la apabullante Ciudad de Mexico en un fantasmagórico escenario por donde deambulan unos jóvenes personajes que llenan su vacío existencial a base de impulsos tan contradictorios como humanos. Una pequeña joya.
También vimos anoche la inclasificable 'Bird People', presente en la última sección oficial del Festival de Sevilla. La sorprendente propuesta del francés Pascale Ferran arranca con una excelente secuencia y tras una parsimoniosa presentación de personajes, alza el vuelo con un giro suicida hacia un peculiar lirismo existencial que le permite abordar un ejercicio de estilo narrativo tan aparentemente naïf sobre el papel, como rompedor en su plasmación en imágenes.
Cara y cruz
El festival proyectaba también anoche la imprescindible 'Under the Skin' de Jonathan Glazer, que lleva dos años girando por incontables festivales sin obtener distribución en las salas comerciales españolas. Presente en Sitges el pasado año, se trata de una perturbadora muestra de ciencia-ficción filosófica protagonizada por una inquietante Scarlett Johansson en la piel de una alienígena convertida en depredadora sexual. Una propuesta irregular pero indudablemente atmosférica y de una admirable audacia cinematográfica que la convierte en una experiencia audiovisual de lo más estimulante.
Pero no todo son alegrías en esta segunda jornada, que abríamos con la horrorosa 'La La La at Rock Bottom' de Nobuhiro Yamashita, astracanada japonesa entre la comedia musical, la intriga de memorias borradas y el melodrama romántico que no funciona a ninguno de esos niveles. Es un disparate estiradísimo, arrítmico, estéticamente feo y de un infantilismo alarmante. Hay innumerables series infantiles niponas con mayor profundidad que esta aburridísima inmundicia.