A la pregunta de a qué se dedican, los representantes se encuentran ahora con una réplica entusiasta a su respuesta: "Anda, como Paquita Salas". El personaje que los Javis (Calvo y Ambrossi) y Brays Efe crearon en un vídeo de Instagram se ha convertido, desde la ficción y con sus excesos, en el símbolo de una profesión: la representación de actores, un oficio que puede pasar desapercibido para el gran público pero que es indispensable para la supervivencia de los actores en la interpretación. ¿Cómo son las "verdaderas" Paquitas Salas? ¿Es la profesión tan difícil como le resulta a la dueña de PS Management?
Sometemos a juicio las conexiones de la serie con la realidad y hablamos con referentes del sector en el que el alter ego de Efe lleva siendo una maestra desde hace 20 años. Desde la agencia Mesala Films, nacida en 2001 y que cuenta en su cartera con la actriz Macarena García, una de las causantes de los males de Paquita, recuerdan que veían la primera temporada de la ficción todos juntos a la hora de comer. "Nos parece divertida y el personaje es adorable", comenta Natalia Lukic, una de las managers que conforman Mesala. "Todas las profesiones tienen su parte cómica y Paquita, aparte de reírte, sufre muchísimo. El representante es un poco así".
"Estás con tu actor quizás a veces en exceso y hay que intentar limitar. Es una relación muy afín y tenemos que estar muy conectados, pero hay que intentar medir un poco. Saber dónde están los límites. Paquita no lo sabe para nada", comenta Lukic sobre la unión que se da entre un intérprete y su representante. "Es una profesión difícil e inestable para ellos. Hoy estás aquí y mañana, allí. No es fácil más que nada por la inestabilidad y por la situación personal de cada actor, hay que saber llevar los parones de los actores", explica Jorge Núñez, director de comunicación de Mesala.
Deme Naranjo, representante en Tinglao Management, también apuesta por la cercanía como la clave del éxito. "Un representante tiene que ser el hermano, el hijo, el padre, la madre, el sobrino, el mejor amigo... Entre los dos se construye una carrera. Uno tiene el talento interpretativo y el otro tiene que tener las herramientas para poder hacer que eso se materialice en trabajo y salga adelante", argumenta. Se trata de hacer equipo sin convertirse en una familia disfuncional, como es el caso de Paquita Salas. "La base es estar ahí en todo lo que pueda necesitar el actor, intentando cubrirte porque la relación es tan estrecha, hay tanta empatía y te metes tanto en la piel del actor, que hay momentos en los que quizás nos pasamos", reflexiona Natalia Lukic.
Una cosa está clara: donde conectan la ficción y la realidad es en el ideal de crear una agencia con una cartera de actores un tanto limitada para poder trabajar con cada uno como se merece. "Menos es más. Hay que buscar un equilibrio y tener mucho sentido común a la hora de elegir un trabajo, colocarte en un lugar en el que pintes. Ella vende todo, lo que sea, y hay que tener un criterio. La línea tiene que ser la calidad", dice Lukic, a lo que añade su compañero de Mesala la importancia de saber decir que no.
El principal mérito de Paquita ha sido visibilizar a unos grandes desconocidos para el público. La caricatura de una profesión, como bien la define Núñez, da pie a hablar del rol del representante y a darles voz. "A la gente que se dedica a esto le hace gracia Paquita", dice Deme Naranjo. "Sí que puede ser un poco peculiar la imagen pública que se haga la sociedad de un representante. Tú piensas en la figura de un abogado y te imaginas a un señor de traje con corbata o con toga, ¿verdad? Después de 'Paquita Salas', tú piensas en la figura de un representante y ves a una señora bebiendo Larios o corriendo sin zapatos para llegar a unos premios...".
Una profesión vocacional como la del actor
"Hay momentos muy bonitos pero hay momentos muy, muy duros", sostiene Naranjo sobre lo que es ser un representante. Cómo sufre Paquita con Macarena García y Mariona Terés cuando se marchan de PS es el ejemplo de uno de los peores tragos que se pueden afrontar
en el oficio. "Hay veces que los actores son un tanto ingratos, y esa parte sí que es difícil y duele", opina Natalia Lukic. "Esto te tiene que gustar muchísimo. No es un trabajo para hacer dinero. Es un trabajo para crear, es muy creativo", sostiene. Contra el mito del representante que sólo cobra la comisión, Paquita refleja muy bien el "esfuerzo brutal" que requiere este trabajo. En constante movimiento por escuelas, salas off de teatro y muestras para encontrar intérpretes 360, como diría Paquita, perfilar la carrera de un actor requiere un período mínimo de un año, explica Deme Naranjo, para generar confianza y una relación que dure en el tiempo.
"Sí que es verdad que es poco gratificante nuestra profesión y estás en medio de unos y de otros", mantiene Jorge Núñez. "No hay nominaciones a los mejores representantes, ni premios... ni de directores de casting tampoco, que es una labor importantísima", bromea su compañera. "Si tú quieres tener una agencia en condiciones, con actores que curran, es una pasta y hay veces que se menosprecia. Nos tenemos que poner en nuestro lugar".
"Nosotros trabajamos en la sombra pero creo que tenemos que seguir así", apuestan desde Tinglao Management. "Al final, yo creo que un representante no necesita reconocimiento sino que su actor trabaje y se le reconozca. (...) El reconocimiento tiene que ser el trabajo del actor, que se hable de nuestro buen hacer".
Renovarse o morir
Paquita, a la que siempre conocimos como una representante "enfadada" con las nuevas tecnologías, exhibe en esta temporada un renovado esfuerzo por modernizarse. "Hay mucho más movimiento del que había cuando nosotros empezamos. Antes eran cuatro buenos representantes y alguna agencia. Hay más competencia entre nosotros, por eso es importantísimo tener tu propia identidad", explican desde Mesala Films. No obstante, se organizan para que prime una mayor ética en la profesión y no ver, por ejemplo, a actores que ya tienen representantes, escucharles cuando ya hayan "roto" la relación laboral con su anterior representante.
"Nos respetamos y ayudamos mucho", comenta Jorge Núñez. Al contrario de lo que pueda parecer en Paquita Salas, por su relación con Fernando Canelón (Secun de la Rosa) y otros miembros de la industria, hay hermanamiento. "Esto no es Telefónica y Vodafone. La norma es que nos llevemos bien. Lo de que somos lobos solitarios es un cliché", cuenta Naranjo. "Siempre hay que mantener unos mínimos y sobre todo el compañerismo. Existe la asociación ARAE, en la que estamos metidos bastantes representantes. Ser compañeros es algo fundamental, además de respetar el trabajo del otro".
La presencia en redes sociales, otro de los martirios de Paquita, ha supuesto uno de los retos recientes para los representantes y sus actores. "Con el tema de las redes, nosotros tuvimos que sentarnos y contarles a nuestros actores, sobre todo a los más puristas, que era para ellos como una marcianada, que esto estaba evolucionando así y que iba a ser una herramienta de trabajo para todo", comenta Núñez. Las redes, que ahora más que nunca tienen el poder de convertirse en una fuente de ruido, también se han convertido en un criterio seleccionador para fichar a los intérpretes: "Hay una actriz que hace una prueba para una película, una coproducción americana. Esto nos ha pasado. Nos enteramos después de que el director tiene dudas entre dos actrices: una de esta oficina [Mesala Films] y otra, de otra. Finalmente, se decide por la otra actriz y nos enteramos que la decisión fue porque la otra tenía más seguidores en Instagram que la nuestra", corrobora Natalia Lukic.
"Entiendo que si son productos muy específicos..., al final esto es un mercado libre. Entiendo que se pueda buscar a un actor que tenga X seguidores en redes si el proyecto va destinado a redes sociales, tiene toda la lógica del mundo", argumenta Deme Naranjo. "Pero al final un actor no tiene que estar pendiente de los seguidores que tiene en Instagram". Un caso reciente de denuncia en esta red social, por parte de actrices como Laia Manzanares o Anna Castillo, fue un anuncio que demandaba para una serie de televisión una actriz, de 17 a 22 años, con al menos 80.000 seguidores en Instagram. Al pie del anuncio, se especificaba lo siguiente: "Abstenerse actrices con representantes". "En ningún caso, la directora de casting pidió a un actor sin representante. Ese anuncio lo pone un representante que quería encontrar a esa actriz para presentársela a la directora de casting", aclara Deme Naranjo. "A un actor no se le puede contratar sin representante".
Aunque Paquita destile una profesionalidad amateur que dista mucho de los verdaderos representantes, sí que ha sabido transmitir la admiración mutua que surge en unas oficinas como la de PS Management. Una cuestión de amor y dedicación, de tripa, como dice Natalia Lukic: "Es muy bonito verles, cómo sienten todo lo que hacen y cómo te lo transmiten. Las ganas y el hambre que tienen de contar, de saber, de explorar, de explorarse". Las ganas de triunfar, que diría Paquita. Lo demás, al fin y al cabo, es secundario, ya que en todas las grandes familias siempre se cuela algo en la carpeta de SPAM.