HBO aterriza en España con la serie del año: 'The Night Of'

Por fin HBO ha abierto sus puertas virtuales en España. En esta era dorada de la televisión, la cadena de pago estadounidense se ha desmarcado como el hogar de la mejor ficción original. Lo cual significa que aquellos títulos que la compañía se había reservado para estrenar en exclusiva en su servicio de streaming ya están disponibles para el disfrute de nuestros sentidos. Este tono furibundo se debe a que algunas de las mejores comedias y dramas del año ya han asaltado el territorio español. Probablemente la luz más atractiva a primera vista sea la propagada por títulos más vistosos, como 'Westworld' y 'Juego de Tronos', o la de los grandes clásicos, como 'Los Soprano', 'Treme' o 'The Wire', pero también hay que prestar atención a producciones tan arriesgadas como aquellas y de calidad similar o incluso superior. En el apartado de comedia podríamos destacar 'High Maintenance', una de las panorámicas más originales que se han ofrecido de Nueva York, pero hoy vamos a hablar del apartado dramático. En concreto, del drama del año: 'The Night Of'.

La plataforma española de HBO desembarcó en nuestro país con los pilotos de dos series que han tenido recorridos dispares a lo largo del año. El de 'Vinyl' contaba con la dirección de Martin Scorsese y un equipo creativo abrumador, factores positivos que no la han salvado de la cancelación. Por el otro lado, 'The Night Of' tenía a sus espaldas la cruz de ser la miniserie con la que el legendario James Gandolfini regresaría a la televisión. Promesa que se vio frustrada con su trágico fallecimiento en 2013. Robert De Niro se puso sus zapatos para mantener el proyecto vivo, pero sembró de nuevo la incertidumbre al abandonarlo. Afortunadamente, la constancia de los creadores de esta ficción, Steven Zaillian y Richard Price, tuvo su recompensa. Y ha sido el público el principal beneficiado de ese esfuerzo. La razón de estas entusiastas palabras reside en buena parte en el mismo piloto de la serie. Uno de los mejores capítulos de la historia de la televisión. Una perfecta lección de intriga, de manejar los tiempos y de dosificar la información hasta el riesgo de infarto. Ochenta minutos que vuelan ante nuestros ojos, al mismo tiempo que los penetran sin que podamos impedirlo.

Desvelar algo de ese capítulo sería prácticamente cometer un delito, ya que quien vaya sin conocer absolutamente nada de su contenido saldrá mucho más estremecido e inquieto. Por lo tanto, vamos a trazar la fina línea de los spoilers antes de lo habitual, con la sinopsis. Los más sensibles deberían abrir en la pestaña de al lado el portal de HBO y regresar aquí dentro de un rato.

[A PARTIR DE AQUÍ... RIESGO DE SPOILERS]

Naz es un estudiante de origen pakistaní que se dirige a una fiesta en Manhattan. Ha tomado prestado el taxi de su padre; y sus planes de fiesta se ven alterados cuando una enigmática pasajera se sube al vehículo, cambiando para siempre la vida de su ingenuo conductor. Tras una travesía por la Gran Manzana, con paso por la playa incluido, ambos terminan en la casa de ella, encendidos por el efecto del alcohol y las drogas. La mañana siguiente no es tan agradable con el desorientado estudiante. Tras despertarse en la casa de su desconocida amante, sin recuerdo alguno de las pasadas horas, se verá sumergido en una convulsa espiral de dubitativa culpabilidad.

De presa a león

En el transcurso de ese magistral despegue de la serie conocemos también a John Stone, el abogado que se encargará más adelante del caso. Este papel, que era el confeccionado para Gandolfini, es interpretado con gran habilidad por John Turturro. Aunque siempre quede la sombra de lo que pudo ser, Turturro hace suyo el maniático personaje que vaga por las comisarías en busca de clientes. Stone y Naz son los dos grandes pilares de la serie. Ambos en sus paralelos ambientes y con muy diferentes tareas. Los otros personajes a tener en cuenta son los padres del presunto criminal (Poorna Jagannathan y Peyman Moaadi), el policía (a punto de retirarse) que más centrado está en el proceso (Bill Camp), la fiscal (Jeannie Berlin), el protector del acusado en la cárcel (Michael Kenneth Williams) y la joven abogada de aspecto más pulcro que compartirá la defensa de Naz con Stone (Amara Karan). La mayoría carga con sus dramas personales, promoviendo que 'The Night Of' no sea un tándem de dos personajes memorables, sino que es conducido por la fuerza dramática de unos individuos encontrados por un evento que cuestionará sus convicciones. Por un brutal misterio que envuelve a una persona aparentemente ejemplar, pero de la que se nos va dando muestra de una salvaje rabia interna que nos lleva a no posicionarnos de manera irrevocable por el bando de la inocencia o de la culpabilidad.

Una duda que prevalece durante los ocho episodios. La incertidumbre alimentada, como si de una bestia hambrienta se tratara, por Zaillian y Price, tiene siempre como base los acontecimientos de ese primer capítulo. Sucesos analizados hasta la saciedad por los investigadores, pero llega un momento en el que el caso se convierte en lo de menos. Lo realmente trascendente es el cambio de actitud de Naz dentro de la cárcel. Aquí entra en juego el enorme actor que es Riz Ahmed, que se mofó de los estereotipos asociados a los musulmanes con 'Four Lions' y fue la segunda pata del cuestionable negocio montado por Jake Gyllenhaal en 'Nightcrawler'. Ahmed encarna a Naz, un papel en el que ha pasado años sumergido. Fue uno de los primeros en embarcarse cuando la aventura se vio frustrada por la muerte de Gandolfini, con un piloto ya grabado en 2013. En su segunda oportunidad refleja los dos extremos de este complejo personaje, consiguiendo en todo momento un interés incontrolable por parte del público. La inocente mirada de Naz va cobrando amargura y odio a medida que avanzan los episodios, y se convierte en una víctima más de un sistema carcelario que, lejos de cumplir con su objetivo, expide más delincuentes de los que atrapa entre sus destructivas telarañas.

Alma de Bukowski

Ese personaje de grandes claroscuros es el que sufre el verdadero drama, mientras le rodea un hedor a inocencia que nunca se despeja. En cuanto a John Stone, se trata de un abogado de glamour nulo y con una reputación de lo menos esperanzadora. Es el indicativo perfecto de cómo es la propia serie. Sin excesos ni deseos deslumbrar. Stone es el principal protagonista de la otra cara de la moneda, la de la preparación para el juicio y la consecuente defensa del acusado. Un juicio nada lujoso, con la fiscal en zapatillas y el abogado de la defensa con pies plastificados a causa de sus eccemas. Característica física que remata a un repulsivo y entrañable personaje con aires al alter ego de Charles Bukowski, Henry Chinaski, víctima de un despiadado acné que marcó su actitud, más retraída y solitaria. Alguien feo, pero atractivo cuando se observa lo suficiente. Turturro es en buena parte el responsable de hacer que todo avance, es el verdadero motor del caso. Es el principal encargado de ir ordenando el puzzle, con un proceso muy bien planteado, que rechaza atar los cabos de forma descarada.

La compacta y bruñida historia que se desarrolla durante estos ocho episodios ha sido plasmada por Steven Zaillian ('La red social', 'La lista de Schindler'), que se ha puesto tras las cámaras en siete de los capítulos. Mientras que el oscarizado James Marsh ('Man on Wire', 'La teoría del todo') se encargó de dirigir el único que quedó libre, manteniendo el inmersivo ambiente esculpido por Zaillian, atento a cada detalle y metáfora aplicable. Toda una prueba de fuego para el afamado guionista, que ha dado sobresalientes muestras de su autoría como realizador de esta miniserie. Tanto él como Price se han inspirado en la miniserie británica 'Criminal Justice' para dar forma a Naz y Stone, y todo el tenso drama que les rodea. Los dos guionistas hacen plenamente suya la historia, y exploran el racismo, los prejuicios, las corrupciones y las inercias de un sistema en el que la justicia es relativa.

'The Night Of' no es un simple procedimental, ya que huye de las soluciones milagrosas, que son menos creíbles que los medicamentos chinos a los que recurre Stone. Además, su piloto debe ser enmarcado en el museo de la memoria, al elevar la serie en su mismo inicio, con un impecable estilo cinematográfico, al Olimpo de HBO. Uno de los lugares más prestigiosos en el mundo de la ficción audiovisual, donde Naz y su abogado defensor ya se han reservado un trono forjado en madura intriga y vitales reflexiones.