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LLAVES. CARTERA. MÓVIL

Helena Bonham Carter es el teléfono de Sam Neill en este turbio corto rodado en la cuarentena

Sam Neill continúa con su serie de cortos rodados en el confinamiento, compartiendo esta vez protagonismo con Helena Bonham Carter, que hace de su smartphone.

Por Jesús Agudo Más 25 de Mayo 2020 | 14:11
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Muchas celebrities se han visto arrastradas esta cuarentena al fenómeno TikTok y sus retos virales y coreografías. Pero Sam Neill no necesita ningún challenge para hacerse viral esta pandemia. Solo ha hecho falta un par de móviles y a Helena Bonham Carter para traernos un corto de lo más raro y divertido: 'Das Fone Hell'.

Colgado en Twitter, este video de un par de minutos está protagonizado por el actor de 'Parque Jurásico' como él mismo y por Helena Bonham Carter como su smartphone. El teléfono está muy enfadado porque él ha salido de casa diez minutos para hacer una compra esencial (vino)... ¡y se ha olvidado del teléfono en casa! ¡¿Pero cómo se atreve?! Dolida, le pide a su dueño explicaciones. Él se justicia diciendo que el último teléfono que tuvo era un Nokia: "Me encantaba ese teléfono. La carga duraba una semana, lo podías poner en el bolsillo del pantalón y no quedaba mal". No lo estás arreglando, Sam.

Helena Bonham Carter

Su teléfono le responde que podría haber pasado de todo en los diez minutos que estuvo sin él: "las Kardashian podrían haber tenido otro bebé. Ariana Grande podría haber sacado single. ¡Trump podría haber bombardeado Beijing!". Sin duda, como describe el propio Sam Neill, es "un vistazo descorazonadoramente sincero a la vida moderna que te golpea hasta lo más profundo".

La serie de cortos de Sam Neill

Sam Neill está de lo más activo esta cuarentena. 'Das Fone Hell' es solo uno de los cortos que ha presentado estas últimas semanas. En otro de los cortos, 'Das Bad', comparte protagonismo con Hugo Weaving. Como en el caso del corto con Helena Bonham Carter, Sam Neill y Hugo Weaving grabaron en sus casas, y la magia del montaje (poco sutil, todo hay que decirlo) les hace compartir bañera.