Durante seis temporadas de 'Sexo en Nueva York' seguimos las aventuras y desventuras de Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda. Los personajes ficticios vivieron amores, desamores, se enfrentaron a retos profesionales y a crisis personales y todo eso aparecía reflejado en la serie, como una muestra de lo que le pasaba a otras muchas treinteañeras del mundo.
Pero seis años dan para mucho y la creación de la propia serie dio también para muchas historias. Entre tanto cupcake, ropa y vidas personales se juntaron un buen puñado de curiosidades, de esas que hacen las delicias de los fans. Muchas de ellas es posible que ya las conozcas, pero incluso hoy en día se van desvelan otras nuevas.
Hace 17 años que se estrenó y seguimos hablando de 'Sexo en Nueva York' y preguntando si habrá reunión de las actrices o si habrá una tercera película -Sarah Jessica Parker deja la puerta abierta. Mientras esperamos su regreso hemos recuperado diez de esas curiosidades que nos encantan, porque nos permiten volver atrás en el tiempo y compartir el rato con nuestras neoyorkinas favoritas además de descubrir más qué pasaba tras de las cámaras y todo lo que no se veía.
Curiosidades de 'Sexo en Nueva York'
¿Dónde ha acabado la ropa?
La serie fue un icono de la moda. Hasta entonces ninguna producción televisiva se había volcado tantísimo en el tema de vestuario, ni había hecho mundialmente famosas a determinadas marcas como los zapatos Manolo Blahnik. Patricia Field fue la primera gran estilista reconocida por el gran público por su versatilidad a la hora de crear looks para las protagonistas de 'Sexo en Nueva York'. Por la serie pasaron miles y miles de prendas de ropa y algunas permanecen juntas a día de hoy. Numerosas marcas cedían vestidos, zapatos o bolsos -que aparecieran era un revulsivo para las ventas- y algunas piezas se devolvían, pero eran las menos. La mayor parte del armario de Carrie Bradshaw lo tiene Sarah Jessica Parker, como ella misma ha reconocido en más de una ocasión.
La falda de tul más rentable
Existen numerosos estilismos de Carrie que permanecen en la memoria de todos los seguidores de 'Sexo en Nueva York', pero no cabe duda que uno de los más icónicos es la falda de tul con que aparece en la cabecera de la serie. Lejos de los modelos de alta costura que se puso Sarah Jessica Parker capítulo tras capítulo es recordada por un tutú que se compró en un bazar y que apenas costó cinco dólares. Fue, probablemente, la mejor inversión hecha por el departamento de vestuario. Ni siquiera estaba pensado que se usara para la cabecera, pero gustó tanto que se ha convertido en una seña de identidad. También fomentó el gusto por estas prendas.
Vestido único y pintado a mano
Y de un estilismo repetido hasta la saciedad por millones y millones de chicas en todo el mundo a uno único. Una escena emblemática de 'Sexo en Nueva York' es cuando Carrie acude a una cita con Mr. Big en el restaurante del lago de Central Park y ambos acaban en el agua. El vestido elegido para la ocasión es una pieza de alta costura del que no había dos copias, es literalmente único, así que no había posibilidad de que la actriz se lo cambiara si alguna toma salía mal. Tuvo un pequeño accidente y tuvo que ser vacunada contra el tétanos durante la grabación. Había un reemplazo que el equipo de estilistas preparó: un vestido muy parecido al original pero que en realidad estaba pintado a mano. No hubo que usarlo, porque no hubo que repetir la toma de la caída al agua.
Basada en hechos reales
Todos los seguidores de 'Sexo en Nueva York' saben que está basada en un libro de Candace Bushnell, aunque sería más ajustado decir que HBO cogió la idea original de una columnista que habla sobre relaciones y a partir de ahí desarrolló sus propias historias. Eso sí, de novedosas tienen poco: todas ellas están basadas en cosas que les pasaron al equipo de guionistas o a conocidos de ellos. Se dedicaron durante seis temporadas a recopilar situaciones que luego trasladaban a la televisión con alguna que otra modificación. Y sí, la historia del post-it ocurrió en la vida real. Han dicho que a una amiga de una guionista la dejaron a través de una de esas notas amarillas.
Carrie no tenía que acabar con Mr. Big
Los guionistas son los responsables de que Carrie acabara con Mr. Big, porque de hecho esa no era la idea que tenía su creador, Darren Star. Ha asegurado que hubo un momento que tuvo que dejar libertad creativa y ceder ante la writer's room, "pero creo que la serie traicionó su ideal principal: las mujeres no necesitan del matrimonio para encontrar la felicidad".
El embarazo que acortó una temporada
Lo que sí parece que tenían claro los guionistas es que Carrie no iba a ser mamá, así que cuando Sarah Jessica Parker anunció que estaba embarazada de su primer hijo pocas salidas les quedaron. En vestuario tuvieron que decantarse por estilismos más holgados con los que no se le notara la barriga y la tercera temporada se redujo a ocho episodios, porque más adelante era imposible de disimular. Cynthia Nixon también se quedó embarazada mientras grababan la serie, pero en su caso lo que hicieron fue convertir a Miranda en mamá.
Sarah Jessica Parker no quería ser Carrie
Sarah Jessica Parker le debe muchísimo a Carrie Bradshaw. Si no hubiera aceptado la oferta de HBO no tendría la carrera que tiene ni seguramente sería el icono de moda y empresaria de éxito que es. Y todo eso estuvo a punto de no pasar. Sarah Jessica rechazó el papel y a pesar de tener un contrato blindado con la cadena les ofreció toda clase de posibilidades para no hacerlo. No quería hacer una serie de televisión, que la ataba más que una película. Finalmente aceptó porque su marido, Matthew Broderick la convenció, con la condición de no aparecer desnuda ni rodar escenas de sexo. Y es la única de las cuatro actrices protagonistas a la que no hemos visto sin ropa ni retozando en la cama.
Kim Cattrall y Sarah Jessica Parker se llevaban mal
En los últimos años se ha hablado de rencillas y celos entre las protagonistas de 'Sexo en Nueva York', apuntando a que ese era el motivo por el que se hacían o no las películas. Kim Cattrall está siempre en el punto de mira, a veces por pedir una equiparación salarial a Sarah Jessica Parker. Lo cierto es que la mala sangre viene de hace tiempo, incluso de antes de que empezara la serie. Las dos actrices no tenían una buena relación y Kim Cattrall rechazó, hasta en dos ocasiones, dar vida a Samantha Jones precisamente por esa enemistad. El novio de Darren Star la convenció, por suerte para nosotros, porque nadie se imaginaría a Sam encarnada por otra persona.
Muchos premios, ninguno para Kristin Davis
'Sexo en Nueva York' no sólo gozo del favor de sus seguidores, sino también de los críticos. La serie acumuló numerosas nominaciones mientras se mantuvo en antena. Recibió 50 nominaciones a los Emmy, aunque sólo ganó siete y también tiene reconocimientos del Sindicato de Actores y los Globos de Oro. De las cuatro actrices protagonistas la única que no obtuvo ningún premio por su trabajo fue Kristin Davis.
El mediático piso de 10 millones de dólares
Todo lo que aparecía en 'Sexo en Nueva York' era vanagloriado por los millones de fans de la serie. Tanto es así que existe una ruta turística por los emplazamientos más conocidos de la serie. Es habitual encontrarse a seguidores comiendo cupcakes en Magnolia y haciéndose fotos en las escaleras del 64 Perry Street, la fachada en que se localizaba el apartamento de Carrie -que en realidad ubicaban en el ficticio 275 East 73rd Street. Tal es así que los vecinos del barrio han protestado por la presencia de fans. El piso se vendió en 2012 por casi 10 millones de dólares.