[¡ATENCIÓN! Al ser un biopic, este artículo contiene obviamente SPOILERS de 'El Fundador']
¿Qué asocias a la palabra McDonald's? Ahora, en pleno siglo XXI, probablemente comida rápida o "basura", pero sobre todo hamburguesas, patatas y bebida. Y, si nos vamos al plano general, le asociamos franquicia y gran modelo de negocio. Pero en los principios de la empresa las cosas no eran así exactamente, ni siquiera su "fundador", Ray Kroc, quien fuera la cara y el alma de McDonald's durante casi 30 años.
Esto es lo que nos cuenta la película 'El fundador', que estrena Diamond Films el 10 de marzo en nuestro país. Un biopic de la mano de John Lee Hancock ('Al encuentro de Mr Banks') con guión de Robert D. Siegel ('The Fighter') sobre el ambicioso (y algo desalmado) empleado que afranquició, pasando por encima de quien hiciera falta para conseguir éxito y reconocimiento, la cadena de comida rápida que crearon dos hermanos. Aquí la historia real detrás de la ficción.
Los hermanos Dick y Mac McDonald (interpretados en el film por Nick Offerman y John Carroll Lynch) fundaron un restaurante en 1940 al Sur de California llamado Bar-BQ McDonald, que contaba con numerosos platos y bastante éxito. Pero no contentos con eso, en el año 48 decidieron mejorar el modelo quedándose sólo con lo que funcionaba (las hamburguesas, patatas y batidos), mudándose a San Bernardino, cocinando todo en un momento gracias a un efectivo sistema llamado Speede, creado por ellos (reformando la cocina y enseñando al personal cómo hacerlo), y haciendo que el negocio fuera de ambiente familiar y autoservicio.
Los McDonald afranquiciaron su restaurante en varios locales, pero no les funcionó tan bien como el que ellos manejaban, al no ser capaces de controlar a los encargados para que cumplieran con las normas de calidad que ellos querían.
Y aquí entra en la historia Ray Kroc (un Michael Keaton impulsivo y algo vulgar en la película), hombre ambicioso de mediana edad que invertía su dinero y el de su entonces mujer en toda clase de inventos en los que él confiaba (pero que nadie quería comprar) con el fin de dar el pelotazo. En el 1954, siendo el único comercial de una empresa de batidoras modernas, Kroc iba de restaurante en restaurante con la esperanza de que alguien quisiera hacerse con una. Cuando se enteró de que desde un establecimiento le pedían 8, no se lo pensó dos veces y se fue a conocer en persona a los hermanos y su éxito, alejados del desastre hostelero que el entonces vendedor de batidoras venía observando en el sector.
Kroc quedó maravillado por el sistema en que se cocinaba la comida (a lo cadena de montaje) y el éxito entre la gente que iba a consumir al local. Era algo nuevo, alejado del desfasado modelo en el que las camareras te llevaban la comida al coche (a veces mal y tarde). Era un negocio que permitía el consumo familiar y rápido, la buena vida (acabada la II Guerra Mundial los americanos entendieron que tras haber vuelto de la batalla ahora les tocaba vivir una vida tranquila).
El film nos muestra cómo los hermanos le enseñaron a Kroc cómo funcionaba el local y, cómo tras la enérgica insistencia de él de ponerlo en marcha en otros lugares (aun contra viento y marea), le permitieron probar en un local con un diseño "futurista", el de los famosos arcos dorados que todos conocemos. Yéndole bien como encargado del establecimiento, decidió que era hora de crear más, y al año siguiente consiguió fundar uno nuevo en su estado natal, Illinois (también con la estructura de los famosos arcos).
Problemas en el paraíso
Pero pronto Kroc se encontró con varios obstáculos: sus inversores dueños de las franquicias eran ricos sin escrúpulos, y cada local vendía y atendía como quería (el problema de la homogeneización que indicaban los hermanos); además los McDonald, muy conservadores, le imponían trabas para todo y el porcentaje de beneficio para Kroc era muy pequeño.
Kroc decidió contratar a hombres que le parecieran moralmente respetables y cuyas esposas les apoyaran (eran lo que significaba para él "McDonald's": la familia), para que pudieran llevar los locales afranquiciados de manera ortodoxa, y así, poco a poco, adoctrinó y buscó gente responsable (esto daría lugar a la "Universidad de la Hamburguesa", actualmente en Chicago). Así, en los siguientes 5 años, Kroc consiguió abrir otros 200 locales de la franquicia no sólo en Estados Unidos, sino en territorio internacional.
El problema final se originó ante las crecientes diferencias de los McDonald y Kroc. Así, este último compró el terreno donde estaba el restaurante de los hermanos más todos los de la franquicia, lo que le permitiría poder total y grandes beneficios. Finalmente la enemistad fue enorme, pues los hermanos reprochaban a Kroc que siendo sólo un empleado les había robado su modelo, y él a ellos que le vendieran el negocio por una cifra tan alta (más de dos millones y medio de dólares). Kroc más tarde infringió el porcentaje de ganancias que había convenido en darle a los hermanos, y que hoy en día se traduciría en cifras millonarias. Además, puso un McDonald's delante del local de los hermanos (que en el trato tuvieron que cambiar el nombre de su restaurante), haciéndoles quebrar y cerrar.