El día presagiaba lluvia, y así se hizo realidad. Con un cielo gris que invita a entrar en las salas de cine para resguardarse, arranca la tercera jornada del 52 Festival Internacional de Cine de Gijón, en el que es el día más largo al que nos hemos enfrentado de momento, debido a la cantidad de buen cine que se ha proyectado a lo largo del día.
La selección oficial ha arrancado con 'Xenia', co-producción griega que cuenta la historia de Dany y su hermano Odysseas, de 16 y 18 años respectivamente que tras la muerta de su madre, emprenden un vieja por Grecia en busca de su padre, el cual les abandonó cuando eran pequeños. Los protagonistas son albaneses por parte de madre, y sin derecho a suelo por parte de Grecia, son extranjeros en su propio país pese a nacer en él, y solo esperan que su padre los reconozca como hijos para obtener la nacionalidad griega. A ello se suma un concurso de canto popular que podría cambiar la vida de ambos, y que podría ser el comienzo de una nueva luz.
La cinta ofrece un punto de vista interesante, sobre todo al abrir varios puntos de atención que irán variando según avanza la historia, sumado también a unas interpretaciones muy acertadas (pese a ser actores amateurs, dejando sobre todo constancia en un protagonista del que desconozco si actúa o en realidad es así) y unas escenas oníricas que pueden recordar por momentos al cine de Michel Gondry. Si bien, según avanza el metraje vemos como la fórmula se va repitiendo, y una recta final que carece de gravedad debido al planteamiento poco realista de una de sus escenas claves, deja un sabor agridulce a una película colorida y valiente, más con la que está cayendo en Grecia.
Terry Gilliam también estuvo presente en una rueda de prensa tras recibir el Premio Honorífico por su carrera, y no dudó en demostrar su amor por nuestro país, declarando que "lo español no hace más que cambiar y me divierte. Es un pueblo con fuerza y con capacidad para creer en lo extraordinario. Yo anoche cenando en Gijón no vi una crisis, yo anoche vi vida en estado puro". Y hablando de España, no quedó otra que preguntar sobre su película maldita sobre Don Quijote, la cual ha vuelto a reanudarse, y en su proceso creativo el director ha afirmado que "Si tratas de adaptar El Quijote, tienes que convertirte en El Quijote", y con ello también acepto que está obsesionado con la cinta, que esperemos llegue a buen puerto de una vez por todas.
Otra de las cintas presentadas que entran en concurso es 'Pájaro blanco de la tormenta de nieve', que cuenta la historia de Kat Connor, una joven cuya vida va a cambia de forma repentina e inesperada cuando su madre, de repente, desaparezca sin dejar rastro. Aunque será complicado, Kat deberá intentar adecuarse a las nuevas circunstancias e intentar seguir adelante con su vida, aunque en su época universitaria volverá a rememorar los acontecimientos que precedieron al abandono de su madre, para quizás así, encontrar respuesta sobre su paradero.
Con una valiente y atrevida Shailene Woodley y la siempre imponente Eva Green, el largometraje pone de manifiesto la sexualidad en la época adolescente de su protagonista, las envidias que ello crea con su propia madre, y todo ello bajo el ala de una por momentos poética manera de narrarlo, que si bien no es nada nuevo, sí que logra cierta agilidad y apego hacia la historia. Woodley es el verdadero descubrimiento de la cinta, gracias a un arriesgado papel para lo que nos tiene acostumbrados la joven actriz, y demuestra que tiene más que ofrecer que sus últimos papeles como heroína de saga adolescente. Si bien, la cinta aún siendo interesante, peca de evidente en su tramo final, y es su conclusión, algo precipitada y previsible, un borrón para una película que sin querer tampoco innovar en su manera de contar la historia, sí que logra que nos interese las desventuras de su protagonista.
El plato fuerte de la jornada, en mi opinión, ha sido 'Hombres, mujeres y niños', la última película de Jason Reitman, director de 'Juno' y 'Up in the air', que cuenta lo que causa el efecto de internet en una serie de estudiantes de secundaria, y sus respectivos padres, y la manera en la que este invento ha cambiado su forma de relacionarse. Pornografía, blogs y redes sociales serán motivo de escape y de conflicto entre estas familias. Tocando temas como la cultura del videojuego, la anorexia, la infidelidad, la obsesión por la fama o la proliferación de material ilícito en la Red.
Una película que considero hasta necesaria en estos tiempos que corren para explicar desde todos los puntos de vista, el cómo internet no ha cambiado irremediablemente en nuestras relaciones sociales, y el gran atractivo del filme es darnos múltiples puntos de vista, que justifican los actos de sus protagonistas aunque choquen completamente unos con otros. Con una cuidada estética, recursos visuales realmente útiles para adentrarnos en la historia, y una gran variedad de situaciones tan veraces como cercanas y graciosas, hacen de la última cinta de Reitman toda una delicia que además ayuda a comprender un poco mejor hacia donde vamos en esta era de información, y muchas ocasiones, sobre-información.
Un frío que no molesta
Fuera de concurso he podido asistir a la proyección de 'Frío en julio', protagonizada por un versátil Michael C. Hall, y que cuenta como Richard Dane asesina sin querer a un ladrón que intentaba robar en su casa, convirtiéndose en un héroe local. Pero pronto se ve envuelto en una tensión constante, cuando el exconvicto padre del ladrón aparezca buscando venganza, poniendo en peligro su seguridad y la de su familia. Todas las acciones tienen sus consecuencias y tras matar al intruso, la vida de Richard comienza a desmoronarse en un oscuro submundo de corrupción y violencia, en la que nada es lo que parece.
La cinta resulta correcta y entretenida, sin grandes ambiciones, pero con un trío protagonista que conecta bien en pantalla y ofrece diferentes enfoques a una misma situación. Se ve también favorecida por sus puntos cómicos entre tanta tensión, que ayudan a que el viaje que propone el filme sea más liviano, incluso cuando su historia deja flecos sueltos en su camino que es difícil obviar. Pese a ello, es un entretenimiento correcto, del que igual esperaba más, pero que no deja un mal sabor de boca. Así termina la tercera jornada del Festival, bajo una lluvia que no llega a calar del todo pero no cesa, y que posiblemente añada en la próxima cita más ganas de refugiarse en el cine a descubrir lo mucho que tiene que ofrecer la programación de esta fiesta cinematográfica.