Hugh Jackman interrumpe su espectáculo para ayudar en una pedida de mano

Antes de que Stephen Sommers desapareciera del mapa hollywoodiense tras 'G.I. Joe', dirigió un puñado de notables aventuras cinematográficas entre las que se encuentra esta 'Van Helsing'. Ligeramente infravalorada en su momento, este notable entretenimiento palomitero sirvió para que Hugh Jackman dejara claro que su talento podía ir mucho más allá de Lobezno, entregándose por completo y aportando su indiscutible presencia al personaje. La taquilla no respondió de la forma esperada, pero 'Van Helsing' sigue funcionando a la perfección si se quiere pasar un rato alejado del bostezo y en compañía de un estupendo actor.

'Eddie el Águila', biopic sobre Michael Edwards, el saltador de esquí más sorprendente y famoso de la historia británica, es una de esas sorpresas que terminan ganándote el corazón a base de simpatía, encanto, sencillez y buenas intenciones.

Dirigida con mucha astucia por Dexter Fletcher, la cinta encuentra su virtud más destacada en la química de su pareja protagonista formada por un sorprendente Taron Egerton y un maravilloso Hugh Jackman, capaces de cargar con el peso total de la historia sobre sus espaldas con suma facilidad. Ellos son el motor que hace que 'Eddie el Águila' termine llegando al mejor de los puertos posibles, ese en el que las películas pequeñas terminan haciéndose grandes. Muy recomendable.

Denis Villeneuve ya había conseguido colar su anterior trabajo, 'Incendies', en la Liga de Grandes Thrillers de los últimos años, pero, por si había alguna duda o alguien no se había enterado, lo recalcó con 'Prisioneros', una película que nace de las entrañas y vuelve allí una vez devorada. Ritmo intenso, factura impecable, trama disfrazada de laberinto perturbador y un reparto sobresaliente en el que Hugh Jackman entregaba una de esas interpretaciones destinadas a permanecer en la memoria colectiva. Rabia, desolación, furia, locura y emoción. Un trabajo excelso.

No todo iban a ser thrillers y dramones en la etapa británica de Woody Allen (en pie), también hay hueco para la comedia de enredos con su pequeña pizca de misterio. 'Scoop', uno de esos trabajos del genio neoyorquino tratados de manera injusta y perezosa por una crítica empeñada en comparar cada una de sus obras contemporáneas con sus grandes clásicos, estaba protagonizada por una deslumbrante Scarlett Johansson en el papel de una estudiante de periodismo que, acompañada por un mago torpe y encantador interpretado por el propio Allen, intentará descifrar quien es realmente el famoso 'asesino del tarot'.

Todo funciona a la perfección en una comedia amable que encuentra en la juguetona interpretación de un sorprendente Hugh Jackman una de sus mejores armas. Y es que, lejos de empequeñecerse ante el reto, el actor australiano se adapta a la perfección al ritmo, tono y estilo de la marca Allen. La mejor de las noticias.

Tras resucitar a Batman y antes de que su cine se convirtiera en algo similar a un gigante vestido de fotogramas, Christopher Nolan se acercó a la magia convirtiendo un truco de magia en 130 minutos de cine en estado puro. Un espléndido entretenimiento que, pese a su desorbitada duración, no dejaba de ser una montaña rusa de giros de guión en el que sus dos protagonistas, fantásticos Hugh Jackman y Christian Bale, representaban la rivalidad siempre presente entre dos genios, la inevitable ambición por ser el más grande, la inexcusable cita con la inmortalidad artística. Una batalla de la que el actor australiano salió reforzado en taquilla, consiguiendo además el beneplácito de una crítica que se rindió ante su talento interpretativo.

A 'La fuente de la vida' se le pueden echar muchas, muchísimas, cosas en cara, pero una de ellas no es el compromiso de su protagonista, un Hugh Jackman que se deja el alma en este salto de fe creativa liderado por el siempre imprevisible y polémico Darren Aronofsky. Una historia de amor y pérdida que termina convertida en compleja reflexión sobre el tiempo como metáfora vital y la aceptación del dolor como necesidad para disfrutar de los últimos segundos de felicidad en la que el actor pone toda la carne en el asador, lanzándose al vacío e interpretando con el corazón en un puño. Por eso, y aunque en alguna ocasión roce el exceso más de lo deseado, Jackman merece el aplauso.

Pocos, por no decir nadie, podían adivinar el tremendo éxito comercial en el que terminó convertida 'El Gran Showman', biopic musical y (muy) edulcorado sobre Phineas Taylor Barnum, fundador del 'Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus', conocido como el mayor espectáculo en la tierra. Sin embargo, el efecto boca a oreja volvió a demostrar que es infalible cuando activa realmente su maquinaria, convirtiéndola en una de las películas más taquilleras del pasado año. Un fenómeno del que tuvo tanta parte de culpa tanto la interpretación protagonista de Hugh Jackman, puro carisma, como una banda sonora repleta de pop épico y contagioso. Fórmula perfecta.

Tocaba despedirse. Hugh Jackman confirmó que no volvería a interpretar a Lobezno y esa sensación de compromiso y esfuerzo final por parte del actor se desprende en cada una de las escenas de la extraordinaria 'Logan'. Es un Jackman al cien por cien, plenamente consciente de la solemnidad que conlleva protagonizar una historia con este potencial dramático, agradecido a un personaje que le ha dado todo y entregando una interpretación maravillosa, repleta de detalles y recursos de primer nivel. Él es el corazón de 'Logan', pero también su herida y su lágrima, su épica y su desolación, su soledad y su (inesperada) ternura. Hasta la fecha, la interpretación y el personaje de su vida.

La adaptación cinematográfica de 'Los miserables', uno de los musicales más importantes de la historia de Broadway, basado a su vez en una de las novelas más importantes de la historia de la literatura, lo tenía todo, absolutamente todo, para ser perfecta. Por supuesto, no lo fue. Pero, maldita sea, sigue siendo imposible no emocionarse con canciones tan inmensas, personajes tan conmovedores e instantes de épica tan brutales.

El director Tom Hooper no pudo, o mejor dicho, no supo controlar un monstruo de estas dimensiones, pero el reparto terminó elevando a sobresaliente una función que ya partía con el notable bajo el brazo gracias a la imponente música de Claude-Michel Schönberg, una de las cimas indiscutibles dentro del género. De acuerdo, Broadway y los primeros planos nunca se han llevado bien, pero uno tiene que perdonar (casi) todo con monumentos de la talla de 'I dreamed a drem', 'One day more' o 'Do You Hear the People Sing?' e interpretaciones tan entregadas e inolvidables como la de Hugh Jackman. Uno de los trabajos más memorables del actor, con bastante diferencia del resto.