Tercera jornada del Festival Internacional de Cine de Cartagena y cita con dos películas destinadas a marcar de manera clave el rumbo del FICC 45. Sin medias tintas, con las ideas muy claras y con una demostración de valentía en toda regla, 'I, Olga Hepnarová' y 'La mano invisible' silenciaron por completo el Nuevo Teatro Circo de la ciudad a base de crudeza y explosiones internas y externas. Las analizamos:
'I, Olga Hepnarová'
La jornada del miércoles comenzó en forma de puñetazo en blanco y negro justo en el centro del estómago gracias a 'I, Olga Hepnarová', película checa que nos cuenta la historia real de una joven que en 1973, y con 22 años de edad, estrelló un camión contra un grupo de personas inocentes en la ciudad de Praga. Una desoladora historia, de las que provocan un potente nudo en la garganta y una mirada perdida frente a la incomprensión que deja el eco de la brutalidad, narrada con pulso firme por los directores Petr Kazda y Tomás Weinreb, quienes apuestan por la sobriedad y la crudeza en la puesta en escena, consiguiendo evitar cualquier tentación servida en bandeja de plata por el morbo y el sensacionalismo.
Con una interpretación protagonista de primerísimo nivel de la mano de Michalina Olszanska, cuya mirada se clava en los ojos del espectador para no abandonarlos a lo largo de todo el relato, 'I, Olga Hepnarová' muestra toda la complejidad de una mente enferma de tristeza y rabia, que planea su acto suicida como un grito ante la sociedad, una llamada que tiene más de advertencia que de auxilio y ante la que los cineastas no se muestran cómplices ni acusadores, centrados exclusivamente en mantener una línea narrativa concreta, expositiva y concisa sobre los terribles hechos que se van sucediendo.
Se trata, en definitiva, de una película que va mostrando poco a poco las causas y consecuencias que llevaron a su protagonista a realizar un acto de violencia extrema, dibujando un retrato de soledad, tristeza y desgracia que, lejos de caer en el subrayado emocional, se mantiene firme ante la frialdad que siempre se esconde entre los pequeños espacios que separan el terror de la furia. Cine que traspasa la gran pantalla y termina colándose entre los huesos, que desafía y requiere de una atención y un equilibrio como espectador imprescindible para no terminar tocado y hundido. Un trabajo tan exigente como logrado.
Nota: 8
Lo mejor: la escalofriante interpretación de Michalina Olszanska y la escena de la masacre.
Lo peor: algunos excesos de violencia que no terminan de aportar demasiado a la historia.
'La mano invisible'
La elección del director David Macián de adaptar 'La mano invisible', novela de Isaac Rosa, es toda una declaración de intenciones. Primero, porque se aleja por completo del camino sencillo, tratándose de una historia que, a nivel visual, ya plantea una serie de desafíos que el cineasta cartagenero ha sabido sortear con ingenio y efectividad. Segundo, porque su trama de marcado acento social podría haber caído con demasiada facilidad en el terreno del subrayado y la demagogia, situación que Macián, en compañía del guionista Daniel Cortázar, también consigue esquivar. Y es que este cuento envenenado sobre la precariedad laboral en donde Gran Hermano y 'Dogville' se funden en un gélido abrazo consigue transmitir su desolador mensaje sin forzar al espectador a pensar de determinada forma, sin empujarle a marcar una filosofía a fuego, en definitiva, sin obligar a tomar un camino u otro.
Macián plantea este tablero de juego en el que varios profesionales de distintos sectores desarrollan su labor frente a un público que los observa atentamente como una oportunidad de diseccionar un momento y un lugar que nos rodea y asfixia. Con un talento especial a la hora de presentar y desarrollar a sus personajes, interpretados de manera más que convincente por un reparto que no baja del notable, el director maneja los tiempo de la historia con los recursos mínimos, demostrando un equilibrio ejemplar para disponer todos los elementos con mimo y cuidado. En sus diálogos uno puede ir encontrando las claves de toda una trama en la que importa mucho más lo que se intuye que lo que se ve, pesando mucho más las decisiones que se toman entre silencios y mentiras que los pensamientos que de verdad rodean a la frustración.
Un edificio cinematográfico que asienta sus pilares en los rostros cansados, inocentes, solitarios de unos trabajadores que nunca terminan de entender las razones que les han llevado a formar parte de un juego tan absurdo como trágico. Y así, 'La mano invisible' no juega con las expectativas del espectador, no hace trampas, no provoca por provocar, solamente clava en el suelo de la incomprensión un espejo en el que observarnos a nosotros mismos como incomprensible sociedad. Un debut distinto y atrevido que augura pasos firmes en el futuro.
Nota: 7
Lo mejor: la valentía demostrada por Macián y su estupendo conjunto de interpretaciones.
Lo peor: cierta reiteración en algunas de sus escenas.