Octava sesión continua en el Festival de Sitges y las neuronas de los acreditados empiezan a funcionar en piloto automático. Por ello se agradece que la programación incluya a estas alturas ciertos títulos de impacto inmediato por diferentes razones, como la secuela de 'Insidious' que veía ayer la luz en España en el ámbito del certamen catalán una semana antes de su estreno oficial, o la experimental 'Interior Leather Bar' en la que James Franco fantasea acerca de cómo podrían haber sido esos cuarenta minutos (nunca mostrados) que la censura le arrancó en su día a la película 'A la caza' ('Cruising'), aquel opresivo policiaco de William Friedkin que sumergía a Al Pacino en el ambiente gay neoyorquino tras las pistas de un crimen.
Comenzamos con lo más sencillo. 'Insidious Capítulo 2' gustará a los espectadores que disfrutaron con la primera parte, incluso a algunos que criticaron su psicodelia fantaterrorífica, pues este segundo capítulo es mucho más contenido en su diseño del inframundo en el que ahora vagan varios de los protagonistas. Tiene mucho de (lograda) fórmula esta secuela, que aporta más humor, más puntos de vista (aumenta la importancia de los mediums y los 'ghostbusters'), un intercambio de posiciones entre los protagonistas y sus espectrales enemigos y una planificación de las escenas terroríficas más clásica y quizá más cercana al otro film que James Wan ha estrenado este mismo año, 'Expediente Warren', que a la propia primera entrega. Pierde en efecto sorpresa, pero sigue siendo sumamente entretenida.
Otro film de mera evasión proyectado ayer es la desmadrada 'All cheerleaders die', comedia negra juvenil dirigida por Lucky McKee (conocido en Sitges desde la simpática 'May'). La película comienza como una jovial parodia en clave bruta de los típicos enredos de instituto estadounidense entre animadoras y miembros del equipo de fútbol americano. Todo hace indicar que la trama evolucionará hacia un teenslasher con distanciamiento irónico. Sin embargo, el film gira hacia el fantástico y eso le hace perder enteros, ya que pierde gracia a medida que se enreda en sus prescindibles trucos de brujería psicodélica.
Drama psicológico y cine experimental
Desembarcaba también en Sitges un nuevo producto de género de la factoría Filmax, de la mano de Julio Fernández. Se trata de la efectiva 'Retornados' dirigida por Manuel Carballo. Rodada en Canadá (país que coproduce el film) con actores norteamericanos y una potencia visual que nada tiene que envidiar a un producto 100% Hollywood. El director utiliza los zombies de su film como un mero macguffin para poner sobre la mesa un interesante drama psicológico que retrata los mecanismos sociales y emocionales que se despiertan en situaciones límite como la que muestra: el agotamiento de las existencias de una vacuna que mantiene con vida a personas que fueron infectadas por un peligroso virus que los convierte en zombies. Con pertinentes guiños a nuestra triste realidad actual, 'Retornados' peca quizá de cierta frialdad y su sobriedad hace anhelar algún 'efecto sorpresa', pero su apuesta por lo riguroso y su interesante desarrollo de personajes la convierten en un film recomendable.
Por último, la experimental 'Interior. Leather Bar' pone de manifiesto lo interesante de una personalidad tan imprevisible como James Franco, que saca adelante un alocado proyecto en el que recrea con explicitud escenas que hubiesen completado la película 'A la caza' de William Friedkin, a la que la censura recortó cuarenta minutos de metraje por su generoso contenido de sexo homosexual. El film de James Franco añade además un segmento documental en el que actores y personas involucradas en el rodaje dan su opinión sobre el proyecto y discuten sobre el mensaje a transmitir. Esta peculiar obra, quizá ni siquiera película como tal, ofrece una estimulante reflexión sobre los tabúes sociales, los prejuicios y el papel del arte para tratar de erradicarlos. Se agradece que estrellas del star-system se involucren para sacar adelante proyectos tan arriesgados como este.